Todo parece indicar que el tema de la movilidad en la zona metropolitana de Querétaro se está saliendo de control y amenaza con generar una crisis peor a la que ya vivimos.
Un par de percances viales sucedidos en los últimos días de septiembre y la saturación de vehículos particulares circulando por cuanta vía terrestre hay en la ciudad generaron horas de angustia, desesperación, pérdida de tiempo, molestia y hasta amenazas político-electorales de ciudadanos.
La esperanza que muchos tenían de que la obra de Paseo 5 de Febrero, una vez terminada, pudiera resolver el impresionante tráfico vehicular en la ciudad se esfuma en la medida que pasan los días.
La gente está enojada y con hartazgo; la obra referida no acaba de terminarse. Se abren nuevos frentes en las acciones públicas en la ciudad y pareciera ser que el transporte no resuelve su encrucijada.
Ciudad de los autos
La percepción, hasta el momento, es que no existe una visión de movilidad sustentable y de corte metropolitano que se enfoque en resolver eso, la movilidad ciudadana, considerando en primer lugar a los peatones, a los ciclistas y a la gente que usa transporte público.
La remodelación de la 5 de Febrero y la construcción del estacionamiento en el mercado de La Cruz son obras que priorizan lo que debería estar en un plano secundario: el uso del automóvil particular.
El caos tiene una gran responsabilidad sentada en las instancias de gobierno.
Son obras que alientan el uso del automóvil particular en lugar de fomentar alternativas de movilidad, como el uso de la bicicleta, el caminar o el transporte público.
Cito un dato duro que nos refiere la dimensión de esta problemática. La Asociación Mexicana de Distribuidores de Automóviles (AMDA) informó que, en el periodo enero-agosto de 2023, el estado de Querétaro registró la venta de 19 mil 917 vehículos nuevos, cifra que representa un incremento de 21.9 por ciento con relación al mismo periodo de 2022.
Esta cantidad se traduce en la circulación, cada 24 horas, de 83 automóviles nuevos más por las calles de Querétaro. Si agregamos la cantidad de automóviles de familias que llegan a vivir a la entidad, agregamos 25 vehículos más cada día; esto hace un total de al menos 100 vehículos más diariamente.
Consecuencias
El resultado obvio de la caótica situación que vive la ciudad es, en primer lugar, el incremento de los tiempos de traslado, provocando que el salir con anticipación se haya convertido en una recomendación que ya no ayuda.
La semana antepasada, el Boulevard Bernardo Quintana, el Paseo 5 de Febrero y hasta la arteria vial Felipe Ángeles (que es una alternativa para circular de norte a sur de la ciudad) fueron vialidades que quedaron colapsadas. Nadie podía moverse, todos “estacionados” y, por supuesto, la crisis de ansiedad, el enojo, el fastidio y hasta el rencor contra el gobierno no se hicieron esperar.
La paciencia ciudadana se está acabando. No sabemos si aguante los tres o cuatro meses que necesita el gobierno del estado para reducir la presión vial.
Más allá de esta condición coyuntural, es necesario replantearse el plan de movilidad para la zona metropolitana; no es posible que siga incrementándose el número de autos circulando sin que nada se haga para reducir esta tendencia.
Son necesarias políticas públicas que reduzcan su uso y fomenten y protejan a los peatones. Es increíble que hasta el momento no se hayan realizado acciones en el Centro Histórico que amplíen los espacios para los viandantes y los reduzcan para los automovilistas.
La segunda acción es la construcción de una gran red de transporte público eficiente, rápido, seguro y económico, y que movilice a la ciudadanía a cualquier punto de la urbe.
Si tan sólo estas dos políticas se concretaran, entonces se pueden aplicar medidas más firmes para reducir el uso constante del auto particular.
Y entonces sí, podríamos pensar en que Querétaro avanza al siguiente nivel.