Pueden ver luz ultravioleta, luz polarizada; en lugar de un par de ojos tienen cientos o miles. Y sí, los insectos ven lo que para nosotros está oculto.
Es el final del verano, estás en una pradera y acaba de llover. Ahora imagina que estás volando. El campo está lleno de flores, miles de colores llenan tus ojos. La luz del sol septembrino ilumina árnicas que brillan como si de Laurelin mismo se tratara (bien podría ser un viaje a la Tierra Media). Las dalias resplandecen y el color morado de las salvias sobresale del manto verde del pasto. Ahora imagina más colores. El centro de la flor refleja un color que nunca habías visto, más intenso que el violeta, los pétalos de las árnicas ahora tienen rayos brillantes y las salvias brillan intensamente. Parece que cada grano de polen fuera un diamante que refleja colores más allá del violeta. Quizá como lo imaginaste es como ven los insectos.
Para la mayoría de los animales, la visión a color es fundamental para su supervivencia. Aunque seas un pequeño insecto en busca de una flor llena de polen, o un gorila intentando determinar cuál es la manzana más jugosa, te apoyas en los colores para obtener esa información. Además, la visión es muy importante para detectar el peligro; si no me crees, no hace falta más que buscar imágenes de las vistosas y venenosas ranas punta de flecha para comprender que sus intensos colores indican peligro.
La capacidad de ver el ultravioleta
Tanto los humanos como los insectos vemos gracias a un grupo de células especializadas de la retina, los fotorreceptores, que no son iguales en todos los animales. Por ejemplo, los seres humanos tenemos una visión tricromática, esto quiere decir que tenemos tres tipos de fotorreceptores y cada uno es sensible a una longitud de onda diferente de color; dicho de manera más simple, vemos tres colores que luego combinamos para formar todos los demás. Casi todos los insectos también tienen tres tipos de fotorreceptores, pero uno de ellos es muy diferente a los nuestros, pues es capaz de detectar el ultravioleta.
Dicha capacidad hace que los insectos perciban colores invisibles a nuestros ojos. Las plantas lo saben y brillan en ultravioleta. Especialmente las flores, que se llenan de diferentes tonalidades para llamar la atención de las abejas, las avispas y las moscas, así estas se alimentan de su néctar y polinizan a otras. Quizás te preguntes, ¿cómo es que los humanos tenemos una idea de los colores que visualizan los insectos? Sencillo, con la tecnología actual podemos crear cámaras que son capaces de detectar los colores con esas longitudes de onda.
Dotados para ver la luz polarizada
Sin embargo, ver en ultravioleta no es el único superpoder de los insectos, también son capaces de ver la luz polarizada. Pero, ¿y esto para qué? La realidad es que ver luz polarizada es muy útil porque permite a una abeja encontrar su hogar. Esto sucede porque la luz del sol nos llega en todas direcciones, no obstante, al pasar por la atmósfera las gotas de agua que hay ahí captan la luz sólo en algunas direcciones, esto crea bandas de luz en el cielo que insectos como las abejas usan para orientarse y buscar su colmena cuando van cargadas de polen.
Muchos “ojos” para formar una imagen
Además de la forma de percibir el mundo, los ojos de los insectos difieren en cómo fueron moldeados por la naturaleza, es decir, su estructura. Cada uno de sus “ojos” tiene múltiples unidades (como ojos más pequeños) llamados “omatidios”, los cuales contienen una lente que enfoca la luz, al igual que fotorreceptores que la detectan.
Es fácil pensar que cada uno de los pequeños ojos de los insectos crea una imagen y por ende los insectos ven una imagen repetida cientos de veces, como cuando vemos por un caleidoscopio. En realidad, lo que los insectos ven es mucho más parecido a lo que nosotros vemos, pese a que nuestros ojos se ven muy diferentes a los de un insecto.
Cuando la luz pasa por el iris de nuestros ojos, es enfocada por el cristalino y finalmente llega a la retina. Allí unas células llamadas conos y bastones detectan un punto de luz y la unión de todos estos puntos genera una imagen. Para que quede más claro, imaginemos que la luz captada por cada célula es un pixel de una fotografía y al juntar muchos pixeles creamos una fotografía nítida y con buena resolución. Pues sucede exactamente lo mismo con los insectos, cada uno de los omatidios genera pixeles de la imagen que sus cerebros procesan.
Imaginar la visión de los insectos es fascinante, pero es asombroso saber que son capaces de ver luz más allá de nuestra comprensión y que ese pequeño ojo compuesto de otros pequeñísimos es capaz de lograrlo. Además, estoy seguro que la próxima vez que veas una abeja te maravillará pensar en la hermosa vista que tiene de un campo de flores. Y ese mundo velado a nuestros ojos ya no estará velado en tu imaginación.
Con información de:
- Visión de insecto (animación): www.entomologyanimated.com/insect-vision
- Visión de color en los insectos, entendimiento desde Drosophila (en inglés): www.pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32020291
Daniel Tapia Merino, Manuel Alejandro Zúniga García y María Fernanda Revueltas Guillén son estudiantes de la maestría en ciencias (neurobiología) del Instituto de Neurobiología de la Universidad Nacional Autónoma de México, Campus Juriquilla
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