ENTREVISTA: JOSÉ ANTONIO GURREA C./LALUPA.MX
FOTOS: RICARDO ARELLANO/LALUPA.MX
“De gusto, de gusto, si me dijeran escoge tu camino en la vida, hubiera escogido ser el gran director de una sinfónica”, expresa enfático Enrique Burgos García, de padre organista y abuelo pianista, quien dice, sin lamentarse, que al final la vida lo colocó en otros caminos. En la segunda parte de este “Confesionario” con lalupa.mx, subraya su admiración por Morelos, por ser “contundente” en su rompimiento con España, a diferencia de Hidalgo, y porque a pesar de ser cura, “resultó un militar de excepción”.
Gobernador queretano entre 1991 y 1997, deplora que “pese a la lucha que ha librado el pueblo mexicano, las desigualdades no se han logrado abatir”. Está convencido de que la felicidad completa no existe. Dice que su principal rasgo de carácter es escuchar a la gente. Y externa su sufrimiento por irle a las Chivas, equipo “al que han vapuleado fuerte”.
Platíquenos, don Enrique, ¿cuáles son sus películas y sus series favoritas?
Primeramente, las series históricas. Hubo una serie que patrocinó el Seguro Social en la época del licenciado (Luis) Echeverría. Es sobre Benito Juárez y se llama El carruaje. Posteriormente salió El vuelo del águila, también excelente. Y de películas me gustan las clásicas de la 20th Century Fox, de corte histórico o bíblico como Los diez mandamientos y Ben-Hur. Por supuesto, algunas más que dejaron huella como Casablanca. Recuerdo también , aunque no me tocó, aquella transmisión de radio que causó mucho espanto, cuando Orson Welles empezó a hablar en la radio y a simular una invasión de marcianos: La guerra de los mundos. Fascinante por la reacción que provocó.
De las series actuales me gusta JFK, John F. Kennedy, pues deja entrever todo lo que ocurría en Estados Unidos con los intereses que estaba tocando John F. Kennedy y su hermano Robert como procurador y el final que tienen los dos (fueron asesinados). En realidad, esa es la hipótesis de la serie, el mundo del hampa estaba en confrontación con ellos. Y, por supuesto la película de El irlandés, sobre Jimmy Hoffa, el líder sindical. El poder sindical contra el poder político y cómo se desencadena todo al final de cuentas.
¿Cuáles son sus libros de cabecera?
Hay uno que me parece bastante descriptivo. Son cinco tomos se llama La historia de la humanidad, de Jean Duché. Pero si se quiere uno introducir a la historia nacional, tenemos a don Daniel Cosío Villegas, con su Historia mínima de México o su serie sobre el sistema político mexicano. Me parece que es un historiador meticuloso, descriptivo y muy contundente. O si quiere ver la revolución, a lo mejor Mariano Azuela con Los de abajo, su obra central.
¿Practica algún deporte?
Caminar y por la televisión sigo el futbol.
¿Cuál es su equipo de fut?
Híjole, al Guadalajara, lo han vapuleado fuerte.
¿Por qué a las Chivas?
Un poco por mi familia. A mis abuelos les gustaban las Chivas, a mi mamá le gustaban las Chivas y a mí me gustan las Chivas. Creo que es por tradición familiar, y porque además son puros jugadores mexicanos.
¿Qué prefiere, tequila o vino?
El vino tinto, una copita o dos. No soy de mucha escala.
¿Cuál es su platillo favorito?
Mi mamá preparaba uno que se llamaba carne en frío. Molía carne de res y de cerdo, pero molida diez veces hasta que quedaba una pasta, no quedaba molidita sino una pasta de carne, y luego la metía en unos costales de tela que hacia expresamente. Luego, la comprimía y la cocía, estaba unas horas cocida, abría el costal y quedaba como si fuera un filete. Luego la rebanaba, la ponía en un plato con rebanadas de jitomate, con rebanadas de aguacate, un poco de aceite y era un auténtico manjar.
¿Secreto de familia?
Sí. Mis hermanas o mi esposa de vez en cuando la hacen. No es frecuente porque es latoso, pero se sigue teniendo como un platillo familiar.
¿Qué música le gusta escuchar?
Me gusta la música clásica. El más majestuoso: Beethoven, sin duda, es el creador de música por excelencia, el que profundiza el alma de la música. Algunos toman como referencia la quinta (sinfonía), para mí gusto es la novena (sinfonía). Me gusta Brahms, me gusta Verdi, es una música digamos más accesible, y me gusta mucho Tchaikovsky, música rusa, música para la abundancia de un músico inspirado, de un músico altamente sensible a la realidad. Era la época que oscila entre los zares, entre el control político, y la música era una vertiente de expresión, de manifestación. Era una música de escape, pero un buen escape.
Música mexicana en el ámbito clásico, me gusta Ponce, me gusta Revueltas. Anteayer escuché a Moncayo, el Huapango, un clásico muy intenso. La versión de Alondra de la Parra dirigiendo L’Orchestre de Paris es fenomenal. Hablando de directores me gusta un venezolano, Gustavo Dudamel, muy vigente y con mucho éxito en Europa. Por supuesto, Eduardo Mata, quien murió en un accidente aéreo en plena madurez creativa. Y Herbert von Karajan, otro director fallecido, aunque más recientemente. Para algunos el mejor austriaco, y quien dirigió la sinfónica de Berlín durante décadas.
¿Cuál es su personaje histórico favorito?
(José Ma.) Morelos. En la etapa en que México se asoma a la Independencia, tuvo en sus inicios dos figuras: (Miguel) Hidalgo y Morelos. El mérito de Hidalgo fue comenzar, pero en mi opinión con una expresión relativa, el Grito de Dolores era: “muera el mal gobierno, viva la América mexicana, viva la virgen de Guadalupe y viva Fernando VII”, lo que implicaba que la expresión libertaria de Hidalgo era sólo con el gobierno virreinal, no con España. Morelos no, Morelos fue contundente: “Rompamos de ahora y para siempre la dependencia y la cadena con España”, así lo dicen los Sentimientos de la nación. El concepto de Morelos es radical, mucho mas contundente que el de Hidalgo, esto no significa que lo de Hidalgo no haya servido, tuvo un mérito arrancar pero Morelos lo vio a profundidad. Si le damos una leída a los Sentimientos de la nación vemos que fueron el preámbulo de la primera Constitución, la de 1812 de Apatzingán.
Morelos siendo un cura, resultó un militar de excepción. Al final, la disparidad de fuerzas provocó que finalmente cayera en Ecatepec, que lo capturaran y que fuera fusilado previo a la Navidad de 1815. Pero con Morelos se agota un lapso que yo creo que resurge con (Agustín de) Iturbide, que vuelve a mover las cosas junto con (Vicente) Guerrero, con más profundidad.
Usando un poco la imaginación, si se topara con Morelos, ¿qué le gustaría decirle?
Que murió antes de tiempo, que lo que escribió y dictó en Apatzingán no se cumplió, que dejó muchas cosas encaminadas, pero lamentablemente también muchos pendientes. Y, cierto, su obra no se concluyó, pero reconozcamos que dejó la base conceptual.
¿Algún personaje de ficción que le atraiga?
Dicen que en la ficción uno encuentra lo que uno quisiera ser, lo que no puede ser, pero de los personajes de la ficción de los jóvenes, ninguno me satisface porque me parecen irreales.
¿Qué es lo que más le entristece en la vida?
Pese a la lucha que ha librado el pueblo mexicano, las desigualdades siguen siendo un factor que en México no hemos logrado abatir, y que otros pueblos sí han atemperado. Cierto, nunca va a acabar la distancia entre clases, existe en Estados Unidos, existe en Francia, en Italia, pero ahí está atemperada. Ahí todos tienen acceso a lo fundamental, al agua, alimentación, educación, salud. Aquí sigue habiendo espacios en donde no hay acceso a nada. Esa sigue siendo la gran deuda.
¿Cuál es su ideal de felicidad?
La felicidad completa no existe, pero hay márgenes de felicidad. La felicidad uno la encuentra en su entorno de vida. Hay felicidad en la familia, en el trabajo, en lo que haces, te sientes feliz con quien convives. Son los entornos de felicidad y es cuando dices: “sí, me va bien, soy feliz porque aquí está mi familia, está mi trabajo”, pero te asomas a la vuelta y verás que la felicidad no es completa. En la misma familia sucede. “No, es que mi primo la pasa mal, yo la paso bien, pero él no, él tiene problemas”, o “estamos muy bien pero mi hermano está batallando con su salud”. Entonces la felicidad plena no hay, no se da.
¿Cuál es el principal rasgo de su carácter?
Me gusta escuchar a la gente, no quiere decir que coincida en todo, pero sí me gusta escuchar. Cuando era gobernador me decían: “¿Cómo le haces para aguantarte ahí para estar oyendo gente?” Pues es que la gente lo primero que quiere es ser oída. “Quiero que me escuches” es el primer paso. Si viene una gente de fuera, que trae un problema de propiedad, lo primero que quiere es que lo oigas y lo atiendas. Es el clásico derecho de audiencia. El derecho de audiencia en esencia es “óyeme”, audiencia es “escúchame”, y es un derecho humano: audiencia, derecho de ser escuchado y la obligación que tienes de oírme. Así que escucha a tu pueblo y a tus colaboradores. Tú ya dirás si sí o si no, pero primero óyelos.
¿Qué es lo que más detesta de los hábitos propios
A veces soy un poco apresurado. “Rápido porque ya tengo esto, ya tengo lo otro”, o lo contrario, que dejé una cosa inconclusa: “Oiga, se encuentra esta gente que viene desde no sé dónde”, “permítame un momentito y ahorita regreso con ustedes”, pero se alargó la otra reunión, y mandé a otra persona: “Dígale que me disculpe, que ya no pude regresar”, y fue real, no pude regresar. A veces así pasa, pero hay que procurar que no ocurra.
¿Y de los hábitos ajenos?
El desaseo y la impuntualidad, porque yo procuro ser puntual. No se vale ser impuntual porque muestra que no hay seriedad. Habla desde temprano y di que no vas a poder y ya.
¿Qué don le gustaría poseer?
Ser director de una gran sinfónica. Eso me hubiera encantado. Si alguien me dijera: “¿Qué te hubiera gustado ser en la vida: abogado, juez, gobernador?” No, de gusto, de gusto, si me dijeran escoge tu camino en la vida, hubiera escogido ser un gran director de una sinfónica.
¿Alguna vez estudió instrumentos, música?
Si, alguna vez estudié música, muy preliminar. Mi papá conocía el órgano, mi abuelo conocía el piano, yo vivía con ellos, me gustaba. Pero la vida me colocó en otros caminos, pero la música me sigue gustando.
¿Cómo le gustaría morir?
En paz. Quien sabe donde le toque a uno: en el sanatorio, en su cama, en la carretera, quien sabe, pero amando. Como decía el poeta: “nada me debes, nada te debo, estamos en paz” Así me gustaría, donde me toque, pero en paz.
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