Autoría de 4:06 pm #Opinión, Niels Rosas Valdez - Procesos del Poder

Otro episodio de esperanza – Niels Rosas Valdez

Inició una nueva edición de la Conferencia de las Partes (COP, por sus siglas en inglés). Se trata de la vigésima octava cumbre organizada por las Naciones Unidas en la que los Estados-miembro de esta organización intergubernamental, y muchos invitados del sector privado, sobre todo, se reúnen para dialogar en torno a los esfuerzos internacionales que se destinan para controlar y mitigar el cambio climático. ¿Qué tan eficientes han sido estas iniciativas?

No es secreto que el cambio climático es una de las dos amenazas existenciales reconocidas por la comunidad internacional –siendo la otra la proliferación de armas nucleares–, y como tal es motivo de elevada preocupación para gobiernos y organizaciones alrededor del mundo. La degradación en el medio ambiente es cada vez más notoria, provocando severos problemas para diversos países y sociedades en el orbe.

Es por ello que, desde hace décadas, en la agenda internacional se ha incluido un espacio amplio para el diálogo y cooperación de Estados en torno al estudio y mitigación del cambio climático. Ha sido un buen primer paso que los países unan esfuerzos para atender uno de los problemas más preocupantes y severos que enfrenta la humanidad. Pero, a pesar de ello, los resultados no han sido los esperados. Lejos de cambiar el panorama, el medio ambiente se ha degradado gravemente en los últimos años.

No debemos olvidar que de las COP han surgido iniciativas interesantes, a las que se han suscrito los países para colaborar en la mitigación del cambio climático. Un ejemplo de ello es el Acuerdo de París, un tratado vinculante que compromete a los gobiernos del mundo a aminorar su emisión de gases de efecto invernadero con el objetivo de reducir la temperatura global a niveles preindustriales. Suena muy bien en este escenario caótico y riesgoso en el que vivimos, pero los esfuerzos que deben depositarse por parte de los Estados son en cierta medida titánicos por varias razones, y no necesariamente acompañados con intenciones reales de cooperar para un bien mundial.

Pero, si la amenaza es real y ya experimentada por todo el globo, ¿por qué no encontramos acciones contundentes para reducir los actos que alimentan el cambio climático? En muchos casos hemos escuchado planes de una reducción elevada y gradual de las emisiones de carbono por parte de los países para 2030, es decir, en siete años. Varios gobiernos han implementado políticas más estrictas para conseguir esa meta, e incluso las han acompañado con promoción en el uso de energías limpias y renovables en empresas y en el transporte público y privado, con autobuses impulsados por combustibles amigables con el ambiente y vehículos eléctricos.

Sin embargo, el uso de las energías limpias y renovables no es tan redituable todavía como sí lo es el comercio de hidrocarburos, y por mucho. Grandes empresas petroleras destinan millones de dólares en grupos de presión para contrarrestar las propuestas de legisladores para transitar a energías verdes. Son tan poderosas estas empresas que han doblegado políticos y gobiernos enteros, interfiriendo a tal grado de romper con responsabilidades internacionales.

De la misma manera, si muchos países pretenden reducir significativamente sus emisiones de carbono para 2030, es lógico que buscarán exprimir hasta la última gota de utilidades de sus ventas de hidrocarburos. Recordemos que, si bien hay muchas expresiones de cooperación internacional, en el globo sigue dominando la competencia en múltiples cuestiones, como en recursos naturales y las utilidades que deja el comercio.

Precisamente por eso se aprecia un escenario de competencia hasta el último momento, en el que los países seguirán buscando mejores oportunidades para beneficiarse antes de dirigir acciones de cooperación internacional hacia la mitigación del cambio climático.

A pesar de ello, la COP 28 comenzó el 30 de noviembre como un nuevo episodio de esperanza para que la comunidad internacional se una ante la amenaza de la degradación medioambiental.

Niels Rosas Valdez

Historiador e internacionalista

@NielsRosasV (Twitter)

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Last modified: 1 diciembre, 2023
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