La única carta “política” que le queda a Movimiento Ciudadano (MC) para presentar una candidatura a la Presidencia de la República con posibilidades de dar la batalla es la señora Mariana Rodríguez Cantú, esposa del hasta ahora exgobernador de Nuevo León, Samuel García Sepúlveda.
Después de los enredos en los que él solo se metió, Samuel se quedó sin poder asumir la precandidatura presidencial de MC, pues el plazo para poderlo hacer concluyó el 2 de diciembre de 2023; esto es, el sábado pasado.
Justo ese día, el emecista decidió que siempre no buscaría la candidatura presidencial y que mejor se regresaba a ser gobernador de su entidad.
El lío legal que esto generó es tema aparte.
Caballada flaca
Por lo pronto, al tomar esta decisión, Samuel García dejó a su partido sin precandidatura presidencial.
Ahora, MC debe pensar en su plan B, pero para dar cuerpo al mismo le quedan muy pocas opciones, pues las principales cartas que tiene esta organización para elegir aspirante presidencial legalmente están impedidas para hacerlo.
Recordemos que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su artículo 82, establece que los funcionarios públicos que pretendan ser candidatas o candidatos para la Presidencia de la República deben separarse de sus cargos seis meses antes de las elecciones, lo que en esta ocasión implica que debía ser a más tardar el 2 de diciembre de 2023.
Para comenzar, el presidente municipal de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Riojas, además de haber declinado la candidatura, es funcionario público.
Situación similar enfrenta Patricia Mercado, quien se desempeña como senadora de la república.
La tercera opción, Jorge Álvarez Máynez, es el coordinador de los diputados federales de MC, por lo que también está impedido de participar.
Queda el coordinador nacional del partido, Dante Delgado Rannauro, pero tampoco puede ser candidato, pues también ejerce como senador de la república.
Así, la paradoja de este partido, que por unos cuantos días se convirtió en la tercera fuerza electoral del país (al menos en las encuestas), e incluso presumió (por vía de Samuel García) que podrían colocarse en poco tiempo como segunda fuerza electoral, hoy está a punto de volver a las catacumbas electorales.
Para los fines que tiene este partido, de sobrevivir electoralmente y quizá arrebatar algunos votos más para poder refrendar los sitios que actualmente gobierna, preponderantemente el estado de Jalisco, le vendría bien la postulación de Mariana Rodríguez.
Ella es una importante influencer mexicana y artífice del triunfo electoral de su esposo Samuel, a quien le construyó una sólida presencia en las redes sociales y desarrolló una ingeniosa y fresca campaña propagandística.
Del cuarto lugar que ocupaba en las encuestas en Nuevo León, Samuel García logró remontar y triunfar.
Es la creadora del concepto “el nuevo Nuevo León” (que trasladó a la breve precampaña electoral de su pareja), además de representar puntualmente la idea de este concepto: una propuesta joven, fresca y “diferente”.
La manzana de la discordia
En los equipos de campaña de la candidata de Morena y sus aliados, así como en el de la coalición PAN-PRI-PRD, está más que claro que el elemento central que podría definir el triunfo en los comicios de 2024 es el voto de la clase media.
Por supuesto que también lo saben en MC, y por eso se decantaron por la precandidatura de Samuel quien, sin embargo, le falló a su partido político.
Hoy le queda a Movimiento Ciudadano una ventana muy pequeña para “librar” el embrollo en que se encuentra: o es Mariana, o convencen a Marcelo Ebrard, o se resignan a postular un candidato o candidata de bajo perfil que sólo los lleve a garantizar su registro legal.
Lo cierto es que el “gallo” presidencial de MC se equivocó, incurrió en la ilegalidad, “mostró el cobre” y ahora se parece más al “perro de las dos tortas” que al “caballo que alcanza, gana”.
Mariana Rodríguez pudiera concretar el refrán: “de lo perdido, lo que aparezca”.
