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Lo que me aturde no es la opinión contraria a los decires del gobierno, sino la saña utilizada para remarcar su oposición, cosa que jamás había pasado en sexenio alguno anterior a pesar de que, vaya si no, existían motivos suficientes para connotar la rabia, lo que nos habla de una santificación monetaria intermedia que todo lo aminoraba, lo suprimía o lo descategorizaba.
Porque ahora sí los opiniólogos, o los críticos del sistema, exhiben su enfado sin ocultar su ensimismamiento en el garbo con el que lo dicen, al no estar comprometidos con el, o sujetos al, gobierno contra el cual endurecen su labia, lo hacen por supuesto con una mano en la cintura, libres al fin de supuestas coacciones empresariales o autocontroles infligidos a sí mismos para no quedar bien con Satán ni mal con Dios sino justo en el medio para continuar considerándose críticos, lección —una de tantas— aprehendida de, digamos, Carlos Monsiváis, que siempre quedaba bien con todos, tanto con Dios como con el Diablo.
Lo que me recuerda aquella magnífica canción que interpretaba Joe Pino con su modesto grupo Los Maniacodepresivos, de cuya letra resalto este fragmento: “Yo opino que opinar es necesario porque tengo inteligencia y por eso siempre opino. Yo opino que si opino un pensamiento que me venga a la cabeza hago crítica social… Yo opino que el gobierno está en lo cierto y también equivocado dependiendo de qué lado. Yo opino con criterio y elocuencia y jamás pido clemencia si me acusan de demencia. Yo opino porque leo bien los diarios y los leo diario a diario para seguir opinando. Yo opino sin saber leer ni escribo. Nunca sé de lo que opino, pero soy buen opinante… Yo opino con respeto a su persona y mi vida yo daría defendiendo su opinión”.
Es una memorable canción que uno detecta en la serie chilena 31 Minutos, aleccionadora y certera como una pieza de Springsteen o Lennon.
Hay tanta gente ahora opinando que la opinión se ha vuelto, ya, un artículo de consumo donde los opinantes opinan incluso de otras opiniones convirtiendo en automático las opiniones, porque hay quienes así las catalogan, en veracidades cotidianas.
2
En la conferencia matutina del jueves 30 de noviembre, el presidente López Obrador continuó expresando palabras de elogio para quien fungía, aún, como la fiscal general de justicia en la Ciudad de México: “Ernestina Godoy es una abogada extraordinaria con principios e ideales. ¡Lo mejor de lo mejor!”
El mandatario incluso afirmó que la funcionaria “tiene las puertas abiertas” en el gobierno federal si acaso no fuera ratificada en su cargo, puesto en duda precisamente por anteponerse al ejercicio corruptor del pasado, asunto que hizo, tal cual, Sanjuana Martínez en Notimex que le valiera el ímpetu opresor de los antiguos trabajadores que querían verla destituida a como diera lugar, condición única para el levantamiento de la injustificada huelga cuyos paristas prefirieron la muerte de la agencia que dejarla en la cabeza de Sanjuana, circunstancia que las diputadas priistas y panistas jamás pudieron distinguir debido a su fanatismo partidista y a su odio irrazonable contra el obradorismo.
Pues la causa de la extinción de Notimex tiene mucho que ver con la corrupción habida en esa agencia durante los años pasados, misma que no veían, o no querían ver, o se hacían de la vista gorda, estos trabajadores que decidieron matarla a mirarla de lejos sin su presencia, disputa mantenida a lo largo de más de tres años a la que no desearon darle ninguna solución los huelguistas porque, simplemente —y esto las diputadas panistas y priistas se niegan a considerarlo o no les es posible verlo por su corto alcance reflexivo debido a su aleccionado punto de vista, cerrado a ultranza como dictadura ciega o enfebrecida—, no querían ver la agencia en otras manos que no fueran las suyas. Y harto dinero les va a tocar por su fiero plantón, finalmente su objetivo básico.
3
El jueves 7 de diciembre fue ratificada oficialmente, por fin, Ernestina Godoy para un periodo más en la Fiscalía de Justicia de la Ciudad de México, a pesar de la votación minoritaria en contra de la oposición política que mira la corrupción como un sustento básico para su desarrollo burocrático, no en vano en el equipo de campaña de Xóchitl Gálvez, por lo menos hasta el viernes 8 de diciembre, ningún personaje de la oposición política había levantado la mano para encargarse de espantar a los corruptos en el próximo sexenio, si ganaran los partidos que la postulan, no contemplando la panista la oscuridad de su casa sino los candiles ajenos, por eso, aun sin tener ella a un comisionado contra la corrupción, se burló el viernes 8 de diciembre de la detención de René Gavira, uno de los responsables del multimillonario desfalco en Seguridad Alimentaria Mexicana, un organismo descentralizado, sectorizado a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, robo perpetrado durante esta administración, hecho por el cual la también candidata priista se mofó por las triquiñuelas del obradorismo, según su parecer, porque la corrupción, subrayó, es la misma sólo cambió de manos.
A Ernestina Godoy, para fortuna de la honorabilidad nacional, le fue concedida su valiente, y valiosa, determinación en contra de la corrupción al interior de las funciones públicas, tal como ha ocurrido en la Sader donde se ha apresado a gente del gobierno morenista que caminaba levantando sobornos como Pedro por su casa, creídos estos funcionarios que se saldrían con la suya, como aconteciera, lamentablemente, en Notimex, cuya victoria sindicalista ha sido inobjetable al evitarle a Sanjuana, incluido el propio gremio periodístico inmiscuido en el actual gobierno, sacudirse de la suciedad corruptora estancada en la agencia noticiosa del Estado.
Pero hay triunfos, porque sin duda los hay, escandalosamente pírricos (o, mejor, más ajustados a la realidad, prírricos) cuyos registros apenas quedarán instalados en la historia pues llevaban consigo el tufillo de la corrupción, la misma que, a decir de López Obrador, se ha ido desplomando bajo sus preceptos.
4
¿Pero de dónde han salido todas estas diputadas panistas y priistas que subieron a hablar en el Congreso para, de una manera tan desinformada que avergonzaban al pleno, denostar con graves e irresponsables acusaciones al gobierno obradorista por la dilución de Notimex profiriendo en su lenguaje alusiones insultantes, incapaces de dirigirse a los demás de un modo educado?, ¿de dónde salieron para soltar tales arbitrios y barbaridades, desfasados todos ellos de una realidad visible?, ¿de dónde adquirieron el cargo de diputadas siendo tan parcialmente partidistas y mintiendo a cada minuto de su vida política?
Todo lo que estas diputadas hilvanaron durante sus breves participaciones en la Cámara de Diputados no fueron sino improperios, calumnias, falsedades, iracundia, despotismo, ¡al grado —para continuar despotricando contra el obradorismo, que ésa era nada más la finalidad— de que una de estas alteradas legisladoras, priista recalcitrante, se atrevió a decir que para el año 2024 se había aprobado un presupuesto para la agencia Notimex!, lo cual es una absoluta embustería.
¡No faltaron las palabras de nostalgia sobre el trabajo de Notimex en los periodos priista y panista diciendo, estas enojadísimas diputadas, acerca de la honradez noticiosa de la agencia justamente durante esas administraciones… cuando, en la realidad, dicha agencia sólo servía para cubrirles las espaldas al funcionariato en turno, distanciada, como siempre lo estuvo, del oficio periodístico!
Una diputada priista, colérica, pidió la palabra en la Cámara para decir que ellos no eran tontos —así lo dijo en plural refiriéndose, supongo, a toda su bancada—, porque de dónde iba a sacar dinero para su campaña política Morena (que va a la baja, así lo aseguró esta listísima diputada priista) si no de la bolsa —y mostró una bolsa negra que llevaba a propósito para acompañar su fino dramatismo discursivo— con más de los mil millones que le sobraban a Notimex producto de sus enjuagues internos.
¿Perdón?
¡Y aseguraba no estar afiliada a la tontería esta diputada!
Lo bueno fue que nos lo advirtiera, si no…
Vergüenza, nada más, causaba con su enfado protagónico, caray.
¿Sabía el lector, por ejemplo, que en el reinado de Peña Nieto la palabra “Ayotzinapa” estaba prohibida y sus periodistas obedecían, como siempre obedecieron, los mandatos regidores instituidos al interior de esa empresa, los mismos trabajadores que decidieron matar a esta agencia antes que ver perdidos sus privilegios y dejar su estafeta en manos de otros periodistas que no fueran ellos?
5
En su afán opositor, por igual medios tradicionales que nueva prensa digital, periodistas y opinantes niegan o inventan, e inventan o niegan, cualquier cosa que provenga del obradorismo, como esa falacia de que va en contra —la administración morenista— del trabajador mexicano, tesis que se derrumba, solita, al conocer la causa verdadera de la desaparición de Notimex, cuya supresión prefirió el presidente a descargar su malestar contra los sindicalistas que no querían llegar a ningún acuerdo laboral, de ningún tipo, si no se descabezaba antes de la dirección general a Sanjuana Martínez eligiendo, López Obrador, mejor proporcionarles una millonaria compensación a los huelguistas que dejarlos en el abandono, razón que, de manera ya no extraña aunque sí sorprendente, ha sido ignorada hasta en los medios y periodistas supuestamente más confiables.
Parece que así, de modo tan infortunado para la prensa mexicana, se ha dado muerte, precisamente a manos de periodistas mexicanos, a una agencia informativa que si bien jamás funcionó para lo que fuera creada ya que, desde su inicio, se vio envuelta en corruptelas y satisfacciones económicas —en un proteccionismo pragmático solventado siempre entre financiamiento de intereses particularizados y disminución de la tarea periodística al grado de descansar, los supuestos periodistas, diez minutos por cada hora de su arduo trabajo periodístico— de quienes le introyectaron priistamente (a partir del nacimiento de la agencia en 1968) parcialidad y componendas personales, sobornos beneficiarios y disposiciones unilaterales, nepotismos jacarandosos y omisiones noticiosas, todo un medio al servicio del presidencialismo.
Pero ahora se quiere hacer creer otra cosa, vaya blasfemias mediáticas con el respaldo incluso de varios periodistas considerados, no sé por qué, progresistas.
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