Autoría de 10:38 am #Opinión, Rodrigo Montera - Poema de Gol

El llanto del tigre – Rodrigo Montera

Las finales deportivas bien podrían representarse con el símbolo del teatro: una máscara sonriente y la otra afligida.

Al final de estos partidos, las cámaras nos muestran constantemente a los victoriosos y, por momentos, a los derrotados.

Sobre el césped, la alegría y la aflicción esculpen a héroes y vencidos.

Mientras que los que se han consagrado campeones alzan los brazos al cielo, sonríen, gritan y se abrazan, como estatuas de la diosa Fortuna, quienes perdieron no tienen nada qué abrazar, no les queda más que levantarse a sí mismos, porque la derrota es un agujero que, mal comprendida, puede convertirse en tumba.

Es interesante ver esos rostros, explorar las facciones de un jugador que comenzó la final añorando la gloria y que ahora la ve en otros brazos.

El perdedor se queda con las manos vacías, tan vacías que se las lleva al rostro o las pone sobre las piernas, en una postura que no es ni de descanso o consuelo; el jugador se adentra en una cueva donde reflexiona las cosas que pudieron haber salido distintas. Y nunca falta el compañero que intenta animarlo, pero el jugador no puede salir de su cueva; la oscuridad lo gobierna, preferiría el anonimato antes que ser el segundo lugar del torneo.

Al final de las finales, el balón desaparece y, como en el teatro, los protagonistas son la risa y el llanto.

El domingo diecisiete de diciembre se jugó la final del futbol mexicano. El América se erigió campeón y Tigres se hundió en el pantano de jugar con dos futbolistas menos.

Cuando te expulsan a un jugador se te enfanga el ánimo y el calzado: corres mal y de más, es imposible cubrir toda la cancha; tu adversario es la inmensidad del campo y del tiempo.

Pero antes de la expulsión era difícil decir quién era el mejor equipo. Tigres pudo haber sido campeón, pero tuvo entre sus filas a dos jugadores que no supieron jugar el partido de las emociones.

Raymundo Fulgencio ingresó al minuto setenta y cinco, y sólo jugó cuatro minutos. El llanto, en cambio, puede que le dure una eternidad.

Al subir por su medalla de segundo lugar, el extremo lloraba luego de vivir y comprender que la fiereza, sin inteligencia, traiciona.

Fulgencio, por no querer salir vencido en un forcejeo individual, hizo que su equipo (en gran medida) perdiera una final.

Hay una frase que dice: “Inteligente es el que pone su inteligencia al servicio de los demás”.

Futbolista, podría parafrasearse, es aquel que pone su futbol al servicio de sus compañeros y de su afición, y no se deja gobernar por otro objetivo que no sea el colectivo (y todavía más en el partido más importante del campeonato).

Juegas, antes que para ganar tú, para que tu equipo triunfe.

Esa pudiera ser la lección del llanto del tigre.

AQUÍ PUEDES LEER TODAS LAS ENTREGAS DE “POEMA DE GOL”, LA COLUMNA DE RODRIGO MONTERA PARA LALUPA.MX

https://lalupa.mx/category/las-plumas-de-la-lupa/rodrigo-montera-literatura-f-c/

(Visited 26 times, 1 visits today)
Last modified: 22 diciembre, 2023
Cerrar