Desde que subieron de precio los cigarros, ya fumo menos.
Subieron también la comida, el transporte, la renta y los servicios, y pues todo eso lo necesito más.
Desde que subieron los cigarros, fumo dos o tres al día, y si llega la ansiedad por otro, la aguanto. Aprieto bien los puños, me rasguño la piel del brazo, camino sin parar por el cuarto.
Desde que subieron los cigarros, muerdo más papel, muerdo más mis labios, mastico más chicle del barato.
Cada año suben los cigarros. Al principio yo no le bajé, sólo compraba menos chucherías en la tienda, usaba menos taxis, salía menos de paseo, pero ni así me alcanza ahora… ahora que todo está más caro.
Curioso que quienes suben los cigarros no tienen que fumar menos: los senadores ganan casi 120 mil pesos mensuales, los diputados 75 mil. Seguro si gastaran mil pesos al mes en cigarros no les pesa demasiado.
Según suben el precio de los cigarros porque al fumar menos se vive más. ¡Pero cómo voy a vivir más! ¡Con qué, si sube también la comida, el transporte, la renta y los servicios!
Aunque, ultimadamente, qué importa lo que piense quien no tiene ni para pagarse los cigarros.