Autoría de 7:10 pm #Opinión, Columna invitada

Entre pergaminos y pantallas: la travesía documental que define la filosofía – Ramsés Oviedo Pérez

En el complejo tejido de la filosofía, que se extiende desde la antigüedad hasta nuestros días, la necesidad de una rica documentación ha sido esencial. A pesar de que el libro y la revista han sido protagonistas en este escenario, a menudo pasamos por alto las condiciones bibliotecológicas que subyacen en la filosofía. Este breve ensayo busca poner de relieve esta perspectiva.

Para comprender la praxis filosófica a lo largo de la historia, desde los días de Platón y Aristóteles hasta la actualidad, es fundamental contar con documentos que faciliten el acceso a las autoconcepciones, polémicas y novedades de la disciplina. Desde bibliotecas con pergaminos en la antigüedad hasta la actualidad, tan dependiente de pantallas, el documento filosófico ha sido un catalizador para la crítica y el avance en el pensamiento.

La filósofa española Gemma Muñoz-Alonso López destaca la importancia del documento en la investigación académica filosófica. Considera que el trabajo filosófico debe articularse a través de una evaluación de documentos que sirven como fuentes primarias (obras originales, historias de la filosofía, monografías, artículos, literatura gris), secundarias (catálogos, boletines, diccionarios, enciclopedias) y terciarias (guías de obras de referencia).

En este sentido, el filósofo José Rubén Sanabria identifica cinco elementos esenciales para el estudio profesional de la filosofía: repertorios bibliográficos, diccionarios y enciclopedias, historias de la filosofía, antologías críticas y revistas académicas. Destaca la vitalidad de estas últimas, ya que son el espacio donde se publican artículos teóricos, históricos y críticos, así como comentarios sobre la actividad filosófica nacional e internacional.

La producción de saberes en la comunidad filosófica se nutre de documentos, que a lo largo de la historia han conformado parte del patrimonio documental. Desde los siglos XVI al XIX, México ha sido testigo de una rica producción filosófica, cuyos documentos han influido en la evolución de las instituciones educativas y los soportes informativos.

La filosofía, arraigada en la lectura, análisis de textos y escritura, ha encontrado en la escritura, defensa y publicación de tesis un acto trascendental. La bibliotecóloga Rosa María Fernández de Zamora destaca en su obra la importancia de las tesis en la instauración de la cultura escrita occidental en México, a través de la impresión de libros y tesis.

En síntesis, la conformación y configuración de los métodos, técnicas y marcos teóricos en la filosofía académica se han construido sobre la apropiación de marcos conceptuales, teóricos o metodológicos del corpus documental conformado en la filosofía hispanoamericana. El objeto documental, ya sea libro, revista, manuscrito, mantiene vivo el habitus de consagración discursiva, estructurando las apuestas específicas de la filosofía académica en el espacio social.

Ahora cuéntanos qué libros de filosofía conoces.

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Last modified: 12 enero, 2024
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