Los investigadores en cultura digital estudiamos posturas, hábitos, interacciones, actividades y formas de generar sentido de diferentes grupos sociales que conviven en redes como Instagram, TikTok, videojuegos masivos y conectados, entre otros espacios digitales. Nuestros estudios parten de que las personas nos conectamos en línea, sin aislarnos de las actividades que estamos haciendo en espacios presenciales.
Podemos pensar en dos vertientes de estos estudios: 1) fenómenos que suceden en nuestra vida y se registran en las redes, o 2) fenómenos que se ocasionan por la presencia de redes y plataformas, es decir, asuntos o problemáticas que no sucedían antes de la existencia de estas.
Mucha de nuestra vida afectiva, social, cultural y política, tanto privada como grupal y pública, tiene registro y expresión en redes sociales y de mensajería.
Daré un par de ejemplos de investigaciones en las que he participado: una investigación sobre el activismo feminista en redes. El activismo ya existía, pero se transforma y expresa distinto con la llegada de las redes.
Qué aprenden y cómo los jóvenes a través de conectarse en espacios digitales por afinidad; cómo estas lógicas de aprendizaje transforman la educación en la escuela, y qué retos, oportunidades y recursos nos permiten para aprender. En este caso he propuesto el aprendizaje transmedia y cómo promoverlo.
Las redes no son buenas o malas. Es importante verlas de manera crítica, pero tomando en cuenta que son una realidad en nuestra vida para poner atención en nuestros hábitos, usos e interacciones, y para vigilar lo que debemos exigir a las empresas que gestionan estas tecnologías y nuestros datos.
Una de las problemáticas interesantes en redes a la que todos estamos expuestos es el llamado “filtro burbuja”, es decir, cómo los algoritmos nos condicionan a oír lo que ya nos gusta, a leer el género de libros que ya leemos, a ver series similares o a convivir con personas parecidas. Es decir, nos filtran la información de acuerdo a nuestros gustos, intereses y consultas anteriores y, con ello, en parte, nos cierran el mundo.
Conocer estudios de cultura digital puede ser un recurso útil para que profesores, madres y padres de familia puedan formar un criterio propio sobre el uso de redes o sobre fenómenos muy variados que se expresan en redes, basándose en hechos y descubrimientos.
Las investigaciones de universidades tienen repositorios abiertos al público para fomentar el acceso a la investigación que realizan. Pero también se pueden acceder a través de medios divulgativos. Hay cuentas en Instagram, TikTok o podcasts de las propias universidades como Atrévete a saber, en Spotify, espacio en el que investigadores presentan y discuten sus artículos y, por supuesto, cuentas que seguir en redes. Una de mis favoritas es TecScience en Instagram.
Nohemí Lugo Rodríguez es profesora investigadora asociada del Departamento de Medios y Cultura Digital del Tecnológico de Monterrey, Campus Querétaro. Es especialista en cultura digital, etnografía digital y neurodiversidad
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