Autoría de 12:59 pm #Opinión, Eric Rosas - La Onda Plana • 2 Comments

Lastimoso ocaso – Eric Rosas

La apuesta de la Dra. María Elena Álvarez-Buylla Roces, actual titular del otrora Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), durante su administración fue un todo o nada, pero en el ocaso del sexenio todo parece indicar que el haber comprometido el prestigio académico que había acumulado en su trayectoria como bióloga, al apoyar incontables medidas en contra de la comunidad científica y tecnóloga de México, terminará por sepultarla en las páginas del olvido y desproveerla de la más ínfima traza de respeto hacia su persona por parte de sus colegas.

Su ideologización extrema le llevó —como a tantos otros en la administración federal actual— a traicionar al raciocinio más elemental con su toma de decisiones. Sin ningún argumento, evidencia o justificación, arremetió contra el gremio académico de México para despojarlo de los recursos que los investigadores habían logrado ahorrar durante décadas en los fideicomisos para ciencia y tecnología; estos muy escasos instrumentos de financiamiento con los que contaba esa comunidad para realizar una actividad medianamente digna en la investigación científica y el desarrollo tecnológico de México, y que permitían solventar contingencias como los cambios abruptos en el tipo de cambio, la rehabilitación imprevista de equipos de laboratorio, los viajes de investigación de campo o incluso la colaboración con grupos de instituciones en el extranjero. Su autoritarismo la llevó a vaciar los puestos directivos de la dependencia y de sus Centros Públicos de Investigación de perfiles capaces, para colocar en su lugar a incondicionales, en muchos casos inexpertos, que emprendieron, casi todos, cacerías de brujas que han terminado por adelgazar el bagaje administrativo formado durante años por estas instituciones.

Redujo los recursos de programas tan importantes para el futuro de México como el del otorgamiento de becas para la realización de posgrados en el país y allende nuestras fronteras. Eliminó todos los criterios objetivos en los procesos de evaluación de productividad o pertinencia con que contaban los programas de financiamiento a proyectos científicos o el Sistema Nacional de Investigadores. Pero, además, incumplió los compromisos que adquirió en los peores momentos que la sociedad mexicana enfrentó durante este gobierno, los de la pandemia, en la que su gestión fue incapaz de fabricar los respiradores mecánicos que demandaban con urgencia los nosocomios sobrepasados en cada oleada de la Covid-19; así como tampoco pudo entregar oportunamente una vacuna contra esta enfermedad.

Por el contrario, su administración será recordada por contratar un servicio de comedor inexplicablemente costoso en el Conacyt; por haber favorecido a su madre con la asignación de recursos para la realización de proyectos de investigación; porque casualmente su progenitora recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en este sexenio; por pagarle a las universidades cubanas cuotas de estudios de posgrado considerablemente más elevadas que las que cobran muchas universidades de otros países, cuyo reconocimiento internacional está fuera de toda duda; o por escribir una muy limitada iniciativa de Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación (sic).

Quizá haya decidido sacrificar su reputación como científica pensando que podría trascender en la administración pública al sexenio en curso; no obstante, la lejanía que la actual candidata oficialista muestra hacia la titular del desfigurado Conacyt sugiere que la bióloga ya es percibida como un lastre del que se debe tomar distancia desde ahora mismo, en la campaña. Este abandono en el que ha quedado la funcionaria puede comprenderse también a partir de aquel altercado en el que ventiló en redes sociales que la hija de la entonces jefa de gobierno de la Ciudad de México recibía una jugosa beca del Conacyt para estudiar en el extranjero. Pero en unos meses más no sólo ella quedará marginada, sino que también lo serán todos aquellos a quienes haya marcado con alguna designación in extremis.

Lo anterior, dicho sin aberraciones.

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Last modified: 13 marzo, 2024
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