Autoría de 3:16 pm #Opinión, Jovita Zaragoza Cisneros - En Do Mayor

El peso ético de la liviandad de ciertos analistas – Jovita Zaragoza Cisneros

De un tiempo a la fecha, he venido comentando con personas de mi círculo cercano mi apreciación muy personal sobre ciertos comentaristas y analistas políticos, todos ellos conocidos por ocupar espacios permanentes en foros de medios de difusión. Debo decir que mis comentarios han ido acompañados con cierto rubor y temor por mi parte de parecer osada y hasta soberbia, puesto que no tengo las credenciales académicas o experiencia frente a medios televisivos masivos para avalar mi abierto cuestionamiento hacia ellos. Pero creo un deber ciudadano y también profesional compartir mi opinión.

Estas apreciaciones han ido en el sentido de señalar que algunos de ellos están ya rebasados por una realidad que no alcanzan a ver, o bien, soslayan por comodidad, porque siguen instalados (as) en su inamovible trono de sapiencia y arrastrados en la inercia de su soberbia. Tras el debate presidencial lo mostraron más claramente, evidenciando sus desatinos y, en algunos casos, tonteras. Eso sí, dichas en tono y actitud solemne, propio de “sesudos analistas”. Como por ejemplo, el caso concreto de Silva Herzog. Y en el caso de Loret, con su tono amarillista y precipitaciones (o incontinencias) verbales que caen en el frenesí. En el de Denise Dresser (¡ay Denise!), ese ceño fruncido y su hablar sufriente, subida ya al carril de la vacilante apariencia (a veces) de neutralidad. ¿Por qué así Denise? ¿Y qué decir de Lorenzo Córdova?, sin duda que la frivolidad llega a ganarle.

Estos y otros analistas que antes han advertido del peligro en que se encuentra México están ya tocados por una contaminación propia de nuestros tiempos y que ellos no debieran permitirse. Y no debieran porque ocupar espacios mediáticos y de penetración considerable demanda una mayor responsabilidad de revisar el peso de la liviandad de sus palabras. Tomo como ejemplo el análisis que hicieron sobre el debate, donde dieron por ganadora de él a la candidata del oficialismo: Sheinbaum.

Con pena por mi parte, les vi fundamentar una pretendida “victoria” para Claudia y mencionar su capacidad de evadir respuestas, como si eso fuera una cualidad. No mencionaron su responsabilidad directa, como funcionaria en activo, de hechos que, en otro país con cierta salud y claridad de valores, hubieran costado la renuncia y aplicación de la ley de la transgresora. Pero, con su concesión a la actitud evasora y cínica de Claudia, todos ellos avalaron la forma deleznable de hacer política estilo obradorista. Una forma que debiera hacernos reflexionar sobre nuestra responsabilidad en los parámetros éticos que nos mueven y la distorsión de conceptos, así como la normalización ya de una forma de actuar desde la parte más baja y tribal que está en estos momentos representando al país.

Claudia Sheinbaum, candidata presidencial de la coalición Sigamos Haciendo Historia.

Porque llamar ganadora a alguien que toda su vida ha transcurrido en el activismo y militancia política y ha caminado amparada en la opacidad, y cobijada por alas muy cuestionables, es lo que habría que destacar. Llamar ganadora a alguien que está comportándose similar a su mentor, impulsor y protector político debiera ser tema a no soltar, porque avizora la continuidad de lo que hoy nos quejamos y que tiene harta a una gran parte de la ciudadanía. Porque así como López Obrador se negó a seguir normas establecidas, lo hizo y lo está haciendo también Claudia. Su actitud transgresora, caprichosa, soberbia es exactamente igual que la de su protector. ¿Qué es lo que están avalando?, ¿su talento discursivo y transgresor? ¿Entonces, se trata de erigir ganadora a quien hizo trampa antes del juego y lo seguirá haciendo durante el juego? Señoras y señores, eso déjenlo a politólogos como Leo Zuckermann, quien tiende a expresar que “se vale, es la política”. ¡No señores y señoras, no! Sin duda Xóchitl Gálvez tiene que mejorar, pero de eso a declarar ganadora a Claudia, sin cuestionar su clara transgresión… pues no.

Leo Zuckermann.

La feroz beligerancia y larga trayectoria de la candidata oficial

Eso, y otras cosas más, no mencionaron esos y otros analistas, por estar ya atrapados en su anquilosado molde y actitud de santones del análisis, pero que una gran parte de la sociedad sí estamos viendo. Me refiero a esa gran parte de la ciudadanía que impulsó a Xóchitl a la candidatura, porque vio las cualidades que son rescatables en ella y que distan de la baja estofa de políticos de la actualidad; sobre todo de su opositora oficial, cuyo activismo y militancia beligerante es conocida por personajes de la vida académica universitaria y que ven con preocupación, no exenta de indignación, la ligereza e irresponsabilidad con la que ofrece soluciones en temas delicados como el de la educación, por ejemplo.

Comparto al respecto unas breves líneas que me escribe una respetable profesora académica, con nada menos que 55 años de experiencia en la docencia, 25 años en licenciatura dentro del Instituto Politécnico Nacional y 30 en el doctorado de arquitectura en la UNAM. Su comentario me llegó luego de ver el debate y saber lo que propone Claudia en materia de educación. Lo transcribo y comparto con su permiso: “Qué triste el futuro de nuestro país. Claudia no tiene la menor idea de lo que debe ser la planeación educativa y todo lo resuelve con becas, sin tener diagnóstico de las competencias que requiere el mercado laboral y para revisar TODO el sistema educativo en donde se requieren más técnicos que licenciados. Y mucho impulso a la educación. Y esto es muy triste y muy preocupante”.

Claudia Sheinbaum afuera de las oficinas del INE antes del debate.

Cabe aclarar que esta académica, con todo mi reconocimiento a su trayectoria intachable y congruencia ética, conoce quién es Sheinbaum como activista. Más de una vez llegó a cuestionarle por la forma de manipular su discurso de “pueblo pobre”.

Xóchitl Gálvez no encarna la perfección. No, por supuesto. Y hay todavía mucho por trabajar en ella. Pero lo sabe y se da cuenta. Lo destacable es que encarna el loable esfuerzo por rescatar valores tan necesarios en la actualidad para esos ciudadanos, incluida quien esto escribe, desde luego, que tenemos claro que NO es una política que se ha contaminado ya de la vida pública del país.

Si bien hay en ella esa personalidad forjada en los rigores de una realidad que le tocó vivir de niña, no se permite actuar como una vulgar y ambiciosa política atrapada ya en los pasillos de laberintos turbios y oscuros. Es lo suficientemente inteligente para reconocer que ella no tiene el conocimiento profundo para sacar adelante ciertas áreas que requerirán ser manejadas por expertos. Xóchitl Gálvez tiene la grandeza de la humildad para reconocer que no las tiene todas consigo. Por eso ha dicho en reiteradas ocasiones que se rodeará de un grupo de especialistas en los temas, analizará propuestas e implementará soluciones aterrizadas.

Xóchitl Gálvez, candidata presidencial de la coalición Fuerza y Corazón por México.

Estos y otros atributos que esos analistas no están viendo son –precisamente– los que la ciudadanía pondera y que, ante nuestros ojos, la hacen diferente. Esa es una medición que, al parecer, está fuera del foco óptico de ellos y que, por fortuna, sí está con suma claridad en la de otros académicos, como Agustín Basave Benítez, del que comparto aquí enlace de su artículo, publicado en Milenio: https://www.milenio.com/opinion/agustin-basave/el-cajon-del-filoneismo/por-que-voy-a-votar-por-xochitl, y cuyo permiso para publicarlo agradezco a LaLupa.mx y a su director José Antonio Gurrea.

AQUÍ PUEDES LEER MÁS ENTREGAS DE “EN DO MAYOR”, LA COLUMNA DE JOVITA ZARAGOZA CISNEROS PARA LA LALUPA.MX

https://lalupa.mx/category/las-plumas-de-la-lupa/jovita-zaragoza-cisneros-en-do-mayor/

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Last modified: 16 abril, 2024
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