Todos tenemos una idea clara sobre lo que es un robot. Al menos eso creemos. La mayoría de nosotros acordamos tácitamente ciertas características necesarias que describen a un “robot”: se trata de una máquina, sigue una serie de instrucciones y es capaz de obtener información sobre el ambiente y actuar sobre él. Con estas características es posible crear una definición bastante general de un “robot”, la cual concuerda con la que encontramos en diccionarios e instituciones internacionales por igual.
Consideremos algunos ejemplos: seguramente no tenemos objeciones en clasificar a C-3PO, Optimus Prime, o Ultron como robots, sin importar que no todos siguen instrucciones. Los últimos dos ejemplos son intencionales, pues sus respectivos orígenes en la ciencia ficción suponen una fuerte inteligencia (igual a la de los humanos). Sin embargo, hemos acordado que la “inteligencia” en el sentido tradicional no es requisito para crear un robot; de lo contrario descalificaríamos a todos los robots industriales en servicio hoy en día. Explorar la definición de esta manera nos permite evaluar los límites de la misma definición.
Otra exploración similar corresponde a la capacidad del robot para medir y actuar sobre el ambiente. Tomemos un ejemplo cercano en lo cotidiano: los asistentes virtuales, ahora repletos de inteligencia artificial, son capaces de escuchar nuestras conversaciones (una medición) e interactuar con nuestros teléfonos para llevar agendas, recomendar restaurantes cercanos e incluso reproducir música. Si bien no tienen movimiento, ¿son estas acciones suficientes para considerarlos capaces de “actuar”?
Creo que, desde hace algunos años, nos encontramos en un punto de inflexión tecnológico. Interactuamos cada vez más con “robots” en nuestro cotidiano y no necesariamente nos damos cuenta de ello. Reconozcamos que los robots ya no se encuentran limitados a la industria manufacturera. Se encuentran también presentes en aplicaciones de entretenimiento, en nuestras interacciones sociales y en aplicaciones de servicio. Ya están entre nosotros.
Es posible explorar las nuevas aplicaciones de la robótica en el mundo. Por ejemplo, el sitio https://robotsguide.com/, curado por la Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos, busca catalogar robots de interés. En una sola página incluye desarrollos nuevos y otros que marcaron hitos en la robótica. Sin duda, es una buena referencia para quienes tienen interés por desarrollar la robótica y aplicarla a la vida diaria.
Alejandro González es investigador en robótica y profesor en el Departamento de Mecatrónica de la Escuela de Ciencias e Ingeniería del Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro
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