Conforme a los resultados oficiales en el cómputo para los cargos de diputaciones federales, el futuro es incierto para todos los partidos políticos que compitieron en los comicios del 2 de junio pasado… menos para el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Revisión de cifras
Tres de los contendientes no superaron 10 por ciento de la votación. El Partido de la Revolución Democrática (PRD) cerró su participación con 2.43 por ciento de la votación emitida; el Partido del Trabajo (PT) llegó a 5.47 por ciento y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) a 8.39 por ciento.
Y aun cuando en las filas petistas y verdecologistas se ha festejado sendos porcentajes, debido a que superaron lo que habían obtenido en contiendas anteriores, su condición de partidos marginales o minoritarios se mantiene.
Técnica y legalmente, el PRD ha desaparecido mientras que el PT y el PVEM, con pírricas “victorias” sólo tienen ante sí la opción de seguir “aliados” al movimiento que por seis años más ejercerá el poder en el país.
Un segundo bloque de partidos, de acuerdo a los resultados de la elección federal pasada, lo conforman Movimiento Ciudadano (MC), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN) pues si bien superaron el 10 por ciento de la votación, ninguno logró más de 20 puntos porcentuales de votos; es decir, ni siquiera dos de cada 10 mexicanas y mexicanos que votaron lo hicieron por ellos.
MC llegó a 10.92 por ciento, el PRI a 11.13 y el PAN a 16.89 por ciento. Son cifras que inequívocamente deben de conducir a sus dirigencias y a sus bases militantes a reflexionar profundamente qué les depara el destino.
La diferencia aquí es que MC logró superar su “tope” histórico de porcentaje de votaciones, que era de entre siete y ocho puntos.
El PRI y el PAN, en contraparte se encuentran frente a su principal reto en su existencia.
Son dos formaciones políticas que han ejercido el poder, que lo han hecho prácticamente de manera solitaria, sin oposición y que lo han perdido hasta registrar, en este 2024, la caída más estrepitosa de su historia.
Aunque con visiones diferentes de sus dirigencias sobre el futuro que les espera, ninguno de esta media docena de formaciones políticas tiene en su horizonte la posibilidad real de desbancar del poder a Morena que, por su parte, logró obtener 40.84 por ciento de la votación efectiva en tratándose de las diputaciones federales.
La otrora clase media, tantas veces invocada y puesta a modo de escudo protector ante el avance de la cuatrote y convertida en algo así como el hada madrina salvadora de la alianza PAN – PRI – PRD, mayoritariamente votó a favor de la candidata presidencial morenista, Claudia Shienbaum Pardo: 56.3 por ciento de las y los mexicanos clasemedieros dieron su voto a la hoy virtual presidenta electa, mientras que 33 por ciento sufragó por Xóchitl Gálvez Ruiz.
Nuevos retos
El futuro es incierto especialmente para el panismo, para el tricolor y mucho más para el PRD pues tanto el PVEM y el PT han probado que estar al lado de Morena siempre les ha redituado pingues ganancias, así que mantener su alianza suena más que lógico y probable.
En MC, frente al riesgo que enfrenta de fracturarse a partir del alejamiento del “Grupo Jalisco” que encabeza el gobernador de dicha entidad, Enrique Alfaro Ramírez, se requiere experiencia para curar heridas y la recomposición interna.
“Renovarse o morir” es el slogan del PRI y el PAN. Sin embargo, el problema de fondo radica en que sus dirigencias y sus bases de apoyo comprendan que llegó el momento de cambiar, incluso hasta de nombre.
¿O acaso hay alguien que pueda imaginar que en los comicios de 2027 el tricolor salga a pedir el voto ciudadano y lo obtenga? ¿Habrá alguien que crea que el PRI o el PAN puedan ganar, sin problema, la gubernatura de Chihuahua, la de Guerrero, de Sinaloa, Sonora; la de Nuevo León o la de Querétaro, por mencionar algunas?
Juan José Arreola de Dios
Periodista / Comunicación Política
Twitter: @juanjosearreola