Autoría de 8:44 pm #Opinión, Columna invitada

Cuestionario para evaluar la política pública en Querétaro para la cultura – Carlos Campos

La política cultural en Querétaro, como en muchas regiones, enfrenta desafíos y persistencias que requieren una evaluación crítica. A menudo, la cultura es vista como un complemento, no como una necesidad esencial, lo que subordina su desarrollo a otras agendas políticas y sociales. A continuación, presento el siguiente instrumento de evaluación[1] con el objetivo de poner en perspectiva estas políticas, permitiendo a los lectores reflexionar y abrir el diálogo sobre la efectividad y pertinencia de la política pública en Querétaro para la cultura. Al explorar temas como la autonomía cultural, la equidad en el acceso y la integración de la cultura en el desarrollo sostenible, buscamos fomentar un diálogo constructivo sobre cómo mejorar y revitalizar la política cultural en nuestro estado. Los resultados y su respectivo análisis los presentaré durante la primera quincena de agosto.

1. ¿En Querétaro la cultura tiene un carácter secundario y, para poder atender lo cultural, es necesario primero satisfacer otros asuntos o elementos “vitales”? Esta pregunta invita a reflexionar sobre la importancia que se le otorga a la cultura en Querétaro, tanto a nivel estatal y municipal (considerando que hay municipio donde la cultura ni siquiera es un tema tomado en cuenta), y si es percibida como una prioridad dentro de las políticas públicas.

2. ¿La función del Estado es la de producir, programar y liderar una agenda de eventos y actividades culturales, en lugar de proveer condiciones y posibilidades para que los particulares generen, produzcan y lideren su propia actividad cultural? Al cuestionar el rol del Estado en la cultura, se abre la discusión sobre la autonomía de los ciudadanos en la creación y promoción de actividades culturales.

3. ¿A través de su plan de trabajo, el Estado equipara la cultura exclusivamente con las denominadas Bellas Artes? Esta pregunta busca examinar si se tiene una visión reduccionista de la cultura que ignora otras formas de expresión cultural heterogéneas igualmente valiosas.

4. ¿Las secretarías de cultura están supeditadas a otras oficinas o dependencias con una agenda de “mayor relevancia”? ¿Lo cultural sólo se encausa en torno a binomios como “cultura y seguridad pública”, “cultura y educación” o “cultura y turismo”? Aquí se invita a considerar la independencia de las políticas culturales y su capacidad para abordar temas de forma integral sin ser relegadas a un segundo plano.

5. ¿El Estado asume que existen lugares y comunidades donde no hay cultura y, por lo tanto, “hay que llevar la cultura a donde no la hay”? Esta pregunta desafía la idea persistente de que ciertas comunidades carecen de cultura propia y necesitan intervención externa para desarrollarla.

6. ¿Desde la premisa del desarrollo sostenible (equilibrio medioambiental, crecimiento económico e inclusión social), el Estado excluye la dimensión cultural como agenda, pilar o problema del desarrollo? Evaluar si la cultura es considerada en los planes de desarrollo sostenible nos permite detectar posibles omisiones en la integración de aspectos culturales.

7. ¿El Estado considera que las administraciones que encabezan el sector cultural son incuestionable, infalibles e inamovibles y que, por tanto, se pueden diseñar planes de desarrollo cultural sin la participación ciudadana, sin la articulación intersectorial, sin gobernanza cultural, y sin mecanismos de observancia, evaluación, transparencia y rendición de cuentas?

8. ¿Para el Estado, la noción “industria creativa” es el único vértice que conecta lo económico con lo cultural? Aquí se cuestiona si se reconoce la diversidad de formas en que la cultura puede contribuir a la economía más allá de la industria creativa.

9. ¿Desde la política, programas y agenda cultural del Estado, el folclor aún está concebido desde connotaciones colonialistas, exotistas, racistas, extractivistas y clasistas? Esta pregunta invita a reflexionar sobre la implementación de políticas culturales relacionadas con el folclor y sus posibles implicaciones sociales.

10. ¿El Estado prioriza las costumbres, las tradiciones y el relativismo cultural por encima de los derechos humanos? Se trata de evaluar si se anteponen ciertos aspectos culturales a costa de los derechos humanos.

11. ¿Para el Estado la construcción de públicos a través de la organización y promoción de eventos artísticos y culturales es la única e insustituible función de los programas y presupuestos culturales, dejando de lado la construcción de ciudadanía? Este cuestionamiento aborda el propósito de los programas culturales y si están orientados únicamente a atraer audiencias mediante la organización de eventos o también a fomentar una ciudadanía activa y consciente.

12. ¿Para el Estado la concursabilidad es un medio para mejorar la condición laboral del artista o del trabajador de la cultura? ¿Es la concursabilidad la única opción para democratizar el presupuesto público de la cultura? Aquí se discuten las implicaciones de la concursabilidad en el sector cultural y su impacto en la equidad y las condiciones laborales.

13. ¿El Estado es el ente encargado de sostener y regular un discurso estético, a través de la institucionalización y apropiación de las expresiones de la “alta cultura”, categorizando las que pertenecen a la “baja cultura”, “cultura de masas” y “cultura popular”? Esta pregunta evalúa la posición del Estado en la regulación y clasificación de expresiones culturales.

14. ¿En nuestra entidad, el modelo de evaluación de la política cultural se ejecuta estrictamente bajo métodos estandarizados de control y seguimiento administrativo, como las Matrices de Indicadores de Resultados (MIR), los Programas Estatales y Municipales de Cultura (si es que los hay) y el Presupuesto Basado en Resultados (PBR), usando indicadores como “Número de eventos realizados”, “Contratación de artistas como proveedores”, “Público asistente”, entre otros? Aquí se cuestiona la eficacia y adecuación de los métodos de evaluación actuales para la política cultural.

15. ¿En nuestro Estado, la responsabilidad de establecer la cooperación multilateral y el entrelazado de políticas públicas con marcos internacionales de derechos culturales es exclusiva del gobierno federal? Evaluar si se reconoce la importancia de la cooperación internacional a nivel local permite identificar posibles limitaciones en la política cultural del estado.

16. ¿En nuestro Estado la cultura es un derecho? Esta pregunta desafía la percepción sobre el estatus de la cultura como un derecho fundamental.

17. ¿En nuestro Estado todos tenemos igualdad inherente de condiciones para acceder a la cultura, por lo que no es necesaria la actuación pública con perspectiva de equidad territorial ni hacen falta acciones afirmativas para poblaciones históricamente vulneradas como mujeres, niños, migrantes, personas LGBTTTIQA+, adultos mayores, pueblos originarios, afrodescendencias, juventudes, personas con discapacidad, etc.? Aquí se evalúa si se reconoce la necesidad de políticas culturales inclusivas y equitativas.

18. ¿En nuestro Estado los derechos y las políticas culturales son prerrogativas exclusivas para artistas, creadores, científicos y creativos, sin que sean derechos ni políticas para las personas o colectividades en general? Esta pregunta invita a considerar si las políticas culturales están diseñadas para todos los ciudadanos o sólo para un grupo selecto.

19. ¿En nuestro Estado la cultura es exigible y justiciable? ¿Cualquier vulneración a los derechos culturales conlleva algún tipo de sanción y consecuencia expedita? Evaluar si los derechos culturales tienen mecanismos de protección efectivos es esencial para comprender su verdadero alcance.

20. ¿Tras la mayor crisis global de la historia reciente, derivada de la pandemia por Covid-19, en nuestro Estado han persistido o se han agudizado cualquiera de las premisas anteriores?

El cuestionario se encuentra en el siguiente enlace [https://bit.ly/4bp24cG], y estará disponible hasta el próximo 31 de julio del 2024.


[1] Para este texto, me he basado en el trabajo de Gerardo Daniel Padilla, titulado “Veinte persistencias erradas en las políticas culturales para la cultura”, disponible en: https://rgcediciones.com.ar/veinte-persistencias-erroneas-en-la-intervencion-del-estado-y-funcion-publica-para-la-cultura/

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Last modified: 28 junio, 2024
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