Ya con la cabeza más fría y el corazón no tan acelerado, es factible realizar un análisis menos tendencioso de los errores en que incurrió la alianza “Fuerza y Corazón por México” que resultó en una estrepitosa derrota electoral.
Dejo constancia que en ningún momento la idea es deminimizar o ignorar lo realizado por la candidata presidencial ganadora, por su partido y por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, quiero destacar al menos tres acciones que considero fueron los principales errores de la alianza, formada por el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el de la Revolución Democrática (PRD).
PAN – PRI
Históricamente, priistas y panistas han sido rivales político – electorales al grado tal que el primer triunfo de un candidato presidencial del albiazul se entendió como el primer logro de la oposición mexicana en general.
Las alianzas partidistas no son condenables en sí mismas. Baste referir que, como muchos otros, el presidente chileno, Salvador Allende, llegó al poder al amparo de una alianza “arcoíris” que igual incluía partidos de izquierda que de derecha.
El detalle, sin embargo, es que en el caso del imaginario colectivo en México, es el PRI el referente más acabado de lo que significa la corrupción.
En una encuesta realizada en 2020 por Mitofsky, 72.4 por ciento de las personas consultadas expresó tener una mala imagen del partido tricolor, en tanto que del PAN expresaron esa opinión 51.5 por ciento de los participantes en la encuesta.
La suma de negativos no necesariamente reditúa en positivo. Lo constatamos, una vez más, en la elección de junio pasado.
No sabemos qué pudo pasar si priistas y panistas hubieran competido por separado. Lo que sí sabemos es que sumaron debilidades que de muy poco o nadaredituaron en votos.
Los ataques a López Obrador
Un segundo factor que pesó sin duda alguna fue la equivocada política seguida por la candidata presidencial de “Fuerza y Corazón por México” de hacer blanco de sus críticas y/o ataques al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Fue equivocado porque el mandatario mexicano contaba, en el momento mismo de la contienda electoral, con una aceptación promedio de 60 por ciento; es decir, seis de cada 10 mexicanas y mexicanos calificaban positivamente su gestión.
Hábilmente y por varios meses, López Obrador trabajó para empatar su imagen con la de su candidata presidencial, Claudia Sheinbaum Pardo. Digamos que intentó traspasar a ella las simpatías ciudadanas que él recogió y lo logró.
Por eso es que resultó contraproducente esta línea de ataque permanente contra el presidente, en lugar -en todo caso- de centrarse en la contienda con la candidata de Morena.
Resulta escandaloso (para decir lo menos) que sus estrategas no leyeran esta situación.
Partidista, no ciudadana
El equipo cercano de Xóchitl Gálvez no dio resultado. Desde el inicio de la contienda, la proclamación de ser candidata ciudadana que se impuso a los partidos políticos no fue acompañada por hechos concretos; incluso, actuó en sentido contrario.
Por ejemplo, en lugar de nombrar una coordinadora o un coordinador de campaña ciudadano, optó por designar a Santiago Creel Miranda, un destacado militante panista.
Tampoco abogó por hacer de la movilización ciudadana el eje central de su campaña. La “Marea Rosa”, en lugar de haber sido el movimiento protagonista de la contienda, quedó reducida a la realización de un mitin nacional de apoyo a Xóchitl.
Los dirigentes de los partidos políticos se convirtieron en los principales “acompañantes” de la candidata y, por ende, en la imagen de su campaña. El movimiento ciudadano no apareció en los días de la contienda. Simplemente quedó como mero espectador.
Corolario
Se suponía que en el PRI vendría un análisis profundo, serio y responsable de lo sucedido. En su lugar, su dirigente Alejandro Moreno hace todo lo posible para seguir encaramado en el poder.
A ver si en el PAN y en el PRD entienden realmente lo que hay que hacer.
Juan José Arreola de Dios
Periodista / Comunicación Política
Twitter: @juanjosearreola
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