Autoría de 2:25 pm #Opinión, Víctor Roura - Oficio bonito

Recordar a Chejov – Víctor Roura

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El Diccionario Bompiani de Autores Literarios, en su segundo tomo, apunta que “la aguda intuición de la tristeza de la vida que muchos atribuyen erróneamente sólo al Chejov de los años maduros se hallaba ya en él precisamente tras la alegría y la despreocupación del joven estudiante de medicina, oculto, como si de relevar su propia naturaleza se avergonzara, bajo algunos seudónimos. De la misma forma, la capacidad de ver a las criaturas humanas en envolturas hechas adrede para provocar la risa, continuó caracterizando su estilo, aun cuando atenuada en matices de parodia, fantasía o espejismo, y de transposición, finalmente, fuera de la realidad cotidiana, hacia un hipotético futuro lejano”.

      El ruso Antón Chejov falleció hace 120 años en Alemania a la edad de 44 años el 15 de julio de 1904. En su amplia diversidad, como lo afirmó él de la existencia, “se mostró a la vez extraordinariamente simple y complejo, y si, no juzgándose pesimista, puso de relieve los pliegues más tristes y ocultos de la naturaleza humana, fue precisamente porque, según dijo él mismo, amó la vida”.

      Era un hombre sabio, Chejov.

      En cada uno de sus escritos desnudaba no sólo su alma, sino la de la humanidad entera. Hay tal conocimiento del comportamiento humano que cada personaje suyo es tan real, tan patético o tan adorable, que no deja, en ningún momento, de asombrarnos su panorámica visión de la vida.

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Del volumen Cuentos imprescindibles extraigo algunas definitivas, insuperables, líneas de su literatura. Son sólo 20 los relatos incluidos en este libro, pero en ellos se asoma la honda vivencia literaria, la impecable escritura chejoviana:
      1. “No la culpo por su falta de sinceridad —suspiró Ilín—. Se lo he dicho así porque se me ha ocurrido… Su falta de sinceridad es natural y está en el orden de las cosas. Si las personas se pusieran de acuerdo y se volvieran de pronto sinceras, todo se iría al diablo”.
      2. “El miedo y el vértigo impedían a Sofía Petrovna oír las palabras del hombre; no sabía por qué, en ese momento de peligro, cuando las rodillas se le doblaban agradablemente, como en un baño tibio, la mujer buscaba con cierta malignidad viperina un sentido a sus sensaciones. La ponía furiosa que todo su ser, en vez de alzarse con la protesta de la virtud, estuviera colmado de una sensación de impotencia, de pereza y de vacío, como le ocurre al borracho a quien nada le arredra”.
      3. “¡Son muchas las opiniones que se sostienen en este mundo y una buena mitad de ellas pertenecen a individuos que no se han encontrado nunca en situaciones difíciles!”
      4. El niño “yacía sobre una almohada de raso e imitando al parecer a un acróbata al que había visto no hacía mucho en el circo, lanzaba en alto ora una pierna, ora la otra. Cuando las elegantes piernas se fatigaban, ponía en movimiento los brazos, o saltaba bruscamente, se ponía a cuatro patas y procuraba sostenerse cabeza abajo. Todo esto con una cara muy seria, resoplando como si le martirizaran, y habríase dicho que ni él mismo estaba contento de que Dios le hubiera dado un cuerpo tan inquieto”.
      5. “Y pensó que, probablemente, la propia naturaleza ha dado al hombre esta facultad de mentir, de modo que incluso en los momentos más penosos de tensión moral pueda conservar los secretos en su nido, como los conserva la zorra o el pato salvaje. Cada familia tiene sus alegrías y sus graves conflictos, mas por grandes que sean resulta difícil que la mirada ajena los descubra, son un secreto”.
      6. “Escribe aún hasta las cuatro de la madrugada, y de buena gana escribiría hasta las seis si no hubiera agotado el tema. El coquetear y hacerse el interesante ante sí mismo, ante los objetos inanimados, lejos de toda mirada indiscreta y observadora, el despotismo y la tiranía sobre el pequeño hormiguero que el destino ha colocado bajo su poder, constituyen la sal y la miel de su existencia. Aquí, en su casa, ¡cuán distinto es este déspota del hombre cohibido, humillado, mudo, sin talento, que estamos acostumbrados a ver en las oficinas de redacción!”
      7. “Las personas de pocos alcances y mucho amor propio pasan por momentos en que la conciencia de ser desdichadas les proporciona cierta satisfacción, y hasta se jactan ante sí mismas de sus propios sufrimientos”.
      8. “Como todas las personas atemorizadas y atónitas, hablaba con frases breves, entrecortadas, y decía muchas palabras superfluas, que no venían a cuento en absoluto”.
      9. “En general una frase, por hermosa y profunda que sea, sólo causa efecto en los indiferentes, pero no siempre puede satisfacer a quien es feliz o a quien es desdichado. Por esto casi siempre la máxima expresión de la felicidad o de la desgracia es el silencio. Cuando mejor se comprenden los enamorados es cuando callan, y un discurso fogoso, apasionado, pronunciado ante una tumba, sólo conmueve a los extraños, mientras que a la viuda y a los hijos del muerto les parece frío e insignificante”.
      10. “¡Qué tortura! Nunca quiere uno tanto a las personas allegadas como cuando corre el peligro de perderlas”.

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Dice Víctor Andresco que si Egor Mijáilovich Chejov, siervo del terrateniente Chértkov, no hubiese comprado su libertad y la de su familia por 3 mil 500 rublos, su nieto, Antón Pávlovich, hubiera nacido en la esclavitud: hubiese pertenecido a un amo y éste habría podido tiranizarlo, venderlo, dejarlo en herencia, regalarlo o jugárselo a las cartas. “En 1861, once meses después de nacer el escritor, el zar Nicolás II abolió la esclavitud, y se vio obligado a hacerlo antes de que los siervos se tomaran la libertad por su mano. Desde entonces los campesinos liberados eran propietarios de sus cuerpos y no podían ser vendidos, pero carecían de todo y las tierras continuaban en manos de los amos. Éstos cedían unas pequeñísimas parcelas a sus ex esclavos, a condición de que pagaran con trabajos e impuestos”.

      El asunto es que los campesinos, ahora libres, volvían a depender de los amos.

      En estas condiciones creció Antón Chejov.

      Quizás de ahí su visión señera de la vida.

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Last modified: 22 julio, 2024
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