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“México impacta por su alegría”: jóvenes del ballet folklórico del CECyTEQ narran sus andanzas en Bosnia

REPORTAJE: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX

Un proyecto para impulsar el ballet folklórico en el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Querétaro (CECyTEQ) plantel 85, en Peñamiller, detuvo la deserción escolar, aumentó la eficiencia terminal, fomentó los bailes tradicionales de México y permitió que 14 profesores y adolescentes participaran en el Festival Internacional de Folklore “Kozarsko Kolo” en Bosnia y Herzegovina.

La idea del ballet folklórico “Corazón del Semidesierto” surgió hace casi tres años y en ese lapso se trabajó para consolidar el proyecto. Para los jóvenes, de entre 15 y 17 años, participar con este grupo les permitió mostrar la alegría y cultura de México a 11 países, y recordar su hogar gracias al baile.

Teresa, Karol y Estefanía sostienen que el festival fue una gran oportunidad como muchas otras que les brindó el ballet, como aprender disciplina, mejorar su compañerismo, valorar sus tradiciones, sobre todo el huapango, y hacerlos sentir orgullosos de ser de México, porque “vimos que nuestra cultura impacta por su alegría, que llega a muchos lados y que hay gente que no se cansaría de vernos bailar a diario”.

El reto de impulsar la permanencia escolar

Juan Carlos López Saavedra asumió la dirección del plantel 85 del CECyTEQ en 2020 y su primer reto fue reducir la deserción escolar que llegaba al 10.67 por ciento. Cuando preguntaba a los estudiantes por qué abandonaban la escuela señalaban recursos económicos, conectividad y transporte. El director valoró la posibilidad de que los alumnos necesitaban un motivo más para quedarse y sentirse importantes al aprender.

Así surgieron varios proyectos de fortalecimiento académico, algunos de robótica, otros de banda de guerra, pintura y oratoria y entre ellos, el ballet folklórico. En Peñamiller, dice López Saavedra les gusta mucho el baile. Y agrega que el huapango “es un baile típico que en la feria del pueblo, el 15 de agosto, la gente lo baila y no termina hasta que deje de bailar la última pareja. Eso sucede hasta la madrugada o hasta las 6 o 7 de la mañana siguiente. Por eso pensé que hay un gusto por este tema cultural”.

Aunque el municipio presenta sus propias problemáticas, como familias disfuncionales o padres que migran a Estados Unidos y tardan años en volver, López Saavedra encontró que los jóvenes del colegio consiguen una terapia en el grupo de ballet folklórico y se refleja en la actitud de los padres que ven la expresión de sus hijos frente a miles de personas en un escenario.

“Es una terapia para ellos. En la última presentación en el Festival (en Bosnia) vimos que el país más representativo, el más querido y buscado para la foto es México porque somos alegría, México es sabor, México es colorido y tenemos tanto que presentar. Los chicos se proyectaron mucho, porque la historia de esos países son de guerra, son rostros y semblantes tristes, pero México les saca la sonrisa, les saca la alegría y los jóvenes saben que tienen la obligación de ser mejores alumnos y mejores seres humanos”.

El objetivo de elevar la retención escolar también se logró: el índice de deserción se ubica ahora en 4.18 por ciento y la eficiencia terminal llegó al 86.6 por ciento, cuando “el histórico más alto era de 82.2”. En el caso del ballet folklórico los logros son notables, los alumnos ya se presentaron en otros municipios del estado y en Vallarta, mejoraron su seguridad y participarán en el primer concurso nacional de baile huapango de Peñamiller.

Esto facilitó su pase al Festival Internacional. La delegación de México incluyó a diez músicos profesionales de Querétaro y San Luis Potosí, así como 14 estudiantes y docentes de Peñamiller. “El ballet se compone de 22 alumnos, pero para ir tuvimos que platicar con los padres de familia, absorber los gastos y ver de qué manera y qué instituciones nos pudieran apoyar y solamente podían 14 estudiantes de entre 15, 16 y 17 años”.

“Aprovecha las oportunidades”, consejo de los papás

Teresa de Jesús Vázquez de Santiago y Karol Emmanuel Sostenes Guillén tienen 17 y 16 años, respectivamente. Hace apenas un año se integraron al ballet “Corazón del Semidesierto”. Cuando empezaron no se imaginaban que acudirían a otros lugares a presentar su talento y nunca les pasó por la cabeza la posibilidad de viajar a otro país.

“Entré porque en Peñamiller el huapango se siente parte del hogar, sí o sí tienes que conocer el huapango. Yo quería aprender más estilos de más regiones, pero cuando empezamos a ir a presentarnos ante la gente y ver cómo reaccionan, eso me motivó. Cuando nos dijeron del festival internacional en automático dije que sí, no lo pensé dos veces, porque como dicen mis papás, estas oportunidades se dan muy pocas veces”, narra Teresa.

Cuando Karol Emmanuel era pequeño, no le llamaba la atención el baile, pero decidió integrarse al ballet folklórico por curiosidad. “Nunca imaginé estar en otro lado del mundo gracias a esto. Me gusta el trato que tenemos entre todos, porque hay buena amistad, nos llevamos bien porque es mucho compromiso, ensayamos de más y te cansas, pero es para perfeccionar”.

A los dos les gustó el Festival: a Teresa porque le maravilló “la reacción de la gente de allá. Los bailables de Europa son muy lindos, pero México es más alegre y lo dicen y eso nos motivaba más, sacaban más emoción al ver nuestros vestuarios, nuestras expresiones y a los músicos”.

Para Karol esta fue una experiencia impactante: “me llamó la atención cómo conviven los países y que México tiene un gran peso cultural debido a sus raíces. Me cayeron bien los demás, la gente de Grecia tiene muy bonito ambiente, cuando nos transportábamos de lado a lado íbamos viendo los paisajes, las casas son muy diferentes a las de aquí y recordaba que mis papás se emocionaron, me dijeron: toma la oportunidad y eso hice”.

Estefanía Morales García, de 17 años, fue de las primeras en integrarse al ballet folklórico y ya tenía estudios previos en la danza, porque estudió en cuarto de primaria. Además, “Peñamiller es huapanguero, mi familia también, aquí la gente se dedica a los tríos de huapango, son bailarines y he aprendido que en los ensayos y las salidas hay que apoyarse entre compañeros porque si no nos llevamos bien unos con otros, no se logran las cosas”.

A pesar de su formación, Estefanía no se imaginó viajar a otro país gracias al baile, pero “esta era una oportunidad para aprovecharse, porque luego no vuelven a llegar. Mis papás me dijeron: tómala y cuando llegué allá me di cuenta que México impacta demasiado por su alegría. Estoy muy orgullosa de ser mexicana, nuestra cultura llega a muchos lados y no se cansarían de ver bailar a diario a los mexicanos. Los paisajes no son algo que se vea aquí, la inmensidad de los ríos, de los lugares verdes, de los monumentos que hay allá, son muy lindos, son cosas que no me imaginaba conocer”.

Teresa, Karol y Estefanía tienen la seguridad de que, si más estudiantes se animan a bailar, habrá más oportunidades para todos, porque se darán cuenta de que “pueden hacer cosas muy grandes sin pensarlo”.

“Empezamos de cero y hoy tenemos alumnos motivados”.

Cristian Iván Linares Ramos, maestro de danza del CECyTEQ, junto con la profesora Edith Licea Sánchez, se sumó al proyecto de formación integral mediante el grupo de ballet. Hicieron todo tipo de representaciones hasta que recibieron la invitación para el festival internacional que se realizó del 25 de junio al 3 de julio.  

“Ya teníamos logística programada, sacamos representación de concheros, que es significativo y es patrimonio cultural, después sones huastecos al estilo queretano, presentamos polkas de Chihuahua, los sones de Jalisco y culminamos con una actuación escénica de la tradicional canción de La Bikina. Buscamos que cada alumno portara diferentes trajes típicos de México, vimos su postura, actitud, su caracterización, si les quedaba o no”.

Hace casi tres años, dice, empezamos de cero y hoy tenemos alumnos motivados. “Tenemos unos chavos con una actitud totalmente diferente, son muy participativos, lo que les decimos es que si se involucran a este proyecto, les liberamos el servicio social, pero no es solamente por el servicio social, cuando están adentro se apasionan por los bailes, tienen que dejar reuniones familiares, compromisos, tareas, cumplir ante todo y son diferentes actitudes, tenemos algunos chavos que son muy hiperactivos, pero cumplen con nosotros”.

Cuando el grupo empezó, Linares Ramos sabía que se requeriría de mucho trabajo, pero “no pensamos que fuera a resaltar tan rápido. Estar trabajando y presentando nuestra cultura mexicana fue una satisfacción muy emocionante, se vivió de todo, pero mi mejor experiencia es poder compartir con mis alumnos una experiencia internacional”.

La recompensa para los profesores es la motivación del alumnado. Estefanía se dice lista para un nuevo viaje y anima a otros a sumarse al ballet porque “si tienen la oportunidad de bailar, de entrar a este mundo artístico, no la pierdan porque se conocen lugares que tal vez no te imaginabas o era un sueño que tenías desde hace mucho y no se cumplía, pero con mucha dedicación se pueden hacer las cosas”. 

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Last modified: 25 julio, 2024
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