Autoría de 4:44 pm #Opinión, Víctor Roura - Oficio bonito • One Comment

Los halagos incomparables de la mafia – Víctor Roura

1

En la Autobiografía (1966) del escritor veracruzano Juan Vicente Melo (1932-1996) se visibilizan, como en muy pocos textos, las características esenciales de la mafia literaria. Escrito aparentemente desde la acera de la ingenuidad, sin embargo Melo describe con detalles cómo se transita en medio del arduo tráfico de las influencias intelectuales.

      Incluida su autobiografía en la correcta edición de sus Cuentos completos (“Frondas nuevas” del Conaculta / Gobierno del Estado de Veracruz / Fondo Estatal para la Cultura y las Artes / Instituto Veracruzano de Cultura, 1997), adquiere hoy otras alturas —obliga a una lectura diferente, por ejemplo, ya no tan apasionada ni tomada como una referencia ineludible, forzosa, severamente necesaria— precisamente porque la mafia está dispersa, o morida, por circunstancias azarosas del tiempo. Exhibe la manera de cómo este núcleo de personas se encerraba en sí mismo con la fina intención de catapultarse en la sociedad (lo que Fernando Benítez llamaba el Club de los Treinta Amigos y Nadie Más).

      Es curioso el modo de confirmar el camino elegido: los amigos son los animadores potenciales. Melo confiesa que el género literario le resultaba difícil, mas sus “amigos y críticos” (que vienen a ser los mismos) le aseguraban, “repetidamente”, que tenía facilidad para escribir: “Así lo han dicho, entre otros, Emmanuel Carballo, Rubén Salazar Mallen, Elena Poniatowska, José de la Colina y Federico Álvarez en generosas líneas hablando de mis libros de cuentos; en largas y repetidas pláticas, Juan García Ponce se asombra de que pueda escribir un capítulo de una sentada, de mi indudable don de escritor, mientras que a él le resulta doloroso gestar una frase”.

2

Lo que es un hecho es que Melo, aparte de estudiar medicina (por sus altas calificaciones recibió una beca para perfeccionarse en dermatología en París), se hizo rodear de la gente idónea en el momento justo del apogeo de la mafia. Melo, con fortuna, no se guarda estos favores: “Nada queda de esos cuentos que publiqué gracias a la amistad de los directores de El Dictamen. Sí, en cambio, de los artículos que, vanidosamente, llamo críticas musicales y que me obligan a hablar de la música, mi segunda vocación”.

      En efecto, Melo fue considerado más un crítico musical que un narrador de ficciones hasta por sus propios amigos, que obviamente no dejaban de alentarlo a pesar de las evidentes minucias y desmejoras que eran, y son, sus cuentos, tal como se puede comprobar leyendo las 580 páginas que recopilan los 27 relatos que escribiera en vida (incluidos los seis que componen el volumen hasta entonces inédito, Al aire libre). En este sentido, probablemente el único sincero para con su escritura fue León Felipe, quien le escribiera un breve prólogo (más bien, una carta que Melo, ufano, convirtió en prólogo) a su primer libro publicado en 1956, La noche alucinada: “He leído sus cuentos. Para un libro, pienso yo que aún no están maduros. Aún no tiene usted herramienta. Pero tiene usted imaginación, sensibilidad… y un mundo dentro de su sangre y de su espíritu… un mundo poético… la cantera de donde sale todo. La herramienta se adquiere… y usted tiene 23 años. El cuento ‘¿Por qué lloras?’ parece que va a cristalizar en un poema. Todo tiende en usted al poema, más que al cuento… El relato marcha turbio muchas veces —sombras y nieblas surrealistas— pero hay siempre y por todos los rincones una vibración mágica y permanente”.

      León Felipe le dice a Melo que está en “un momento difícil, muy comprometido entre lo que es ya, oficialmente, su profesión y la llamada de su vocación. Es un conflicto que usted únicamente puede resolver. Yo sólo le advierto que la Poesía no admite componendas y que considerarla como un hobby es ponerla a la altura de un deporte. O todo o nada. O es usted un poeta o es usted un médico. El problema es de usted. Personalísimo… Problema heroico siempre el de la vocación que es el de nuestro destino. Determinar bien aquello para lo que hemos nacido, para lo que se nos ha puesto aquí y aceptarlo sin engaños ni cobardías es lo que más importa al hombre”.

León Felipe.

      Pero Melo desoyó al maestro León Felipe para escuchar los buenos y alentadores consejos de la mafia, que en lugar de hablarle directamente de los evidentes defectos de sus letras lo fueron acomodando en un sitio cimero dentro del espectro cultural. Al parecer, nadie le dijo acerca de los vericuetos superfluos imbuidos en sus narraciones, ni de la inestabilidad de sus soportes oníricos, ni de las simplezas que merodean cada uno de sus temas que hacen caer con prontitud la lectura. En un momento dado, Melo decidió que lo suyo no era la medicina sino la literatura y salió de su Veracruz con el afán de ser un Escritor.

      “Hice mi equipaje —cuenta en su Autobiografía—, me desheredaron, llegué a la casa de José Emilio Pacheco, quien me presentó con Fernando Benítez, Vicente Rojo y Gastón García Cantú. Hice una entrevista para la buena época del suplemento ‘México en la Cultura’ del Novedades al doctor Santiago Genovés sobre un hueso que se llama coxal. Luego, un largo reportaje sobre Silvestre Revueltas, en ocasión de un aniversario de su muerte. Fernando Benítez me erigió en crítico musical y no puedo menos que reconocer la confianza y la generosidad con que siempre me ha distinguido. A él, a José Emilio Pacheco, a Carlos Valdés, a Alicia Pardo les debo haber entrado a trabajar a la Universidad. Jaime García Terrés fue excelente ‘jefe’, me otorgó facilidades y confianza, un gran respeto por las actividades que organizaba. Él me nombró director de la Casa del Lago”.

Vicente Rojo, Fernando Benitez, José Emilio Pacheco, Juan García Ponce y Juan Vicente Melo.

3

Como se puede observar, la autobiografía es, más que una narración de hechos y procederes literarios, una agenda para reportar las relaciones públicas. “Quiero hacer la lista de las personas que me interesan porque me han encauzado, alentado, criticado, enseñado, me han quitado el complejo de no saber inglés y de tener una sintaxis tan defectuosa y tan hermosa como la de Faulkner —dice Melo en el colmo de la autocomplacencia—. Muchas de esas personas son mis más cercanos amigos. No tengo la culpa: son los mejores”.

      Y, en seguida, el lector tiene que oír una serie de halagos a ese núcleo que dominara largamente el Poder Cultural durante tres décadas: De la Colina, García Ponce, Tomás Segovia, Salvador Elizondo, Pacheco, Monsiváis, Sergio Galindo, Carlos Fuentes, Sergio Pitol, Vicente Rojo, Cuevas, García Riera… Hay claves de usos y costumbres entre la mafia: el persistente nombrarse unos a otros y el ignorar a quienes aún no entraban al círculo, como cuando menciona a José Agustín a quien conocía poco (“acaso porque no me ha obsequiado su obra”, dice Melo), determinando así que la mafia únicamente se leía a sí misma. “Me han hablado mucho de una larga, sensacional novela de Fernando del Paso —apunta Melo, corroborando así que no hay mejor propaganda que la que hacen los amigos que son a la vez los únicos críticos literarios de la cultura mexicana—. Se trata, según Elizondo y De la Colina, de un experimento sólo comparable al Ulises de Joyce”.

       Y aun sin leerla, Melo ya la elogiaba sin medida: ¡Del Paso a un paso de Joyce, así como el mismísimo Melo emparentado con Faulkner, según lo alentaba su gran amigo De la Colina!

James Joyce y Fernando del Paso.

4

Y, bueno, ya creído el elogio, ¿por qué no continuarlo?: “Como Faulkner —dice Melo en su Autobiografía—, me gusta hablar de la imposibilidad del amor, de la disolución de la pareja, de la decadencia de la familia, de la afrenta, del orgullo y la culpa. Federico Álvarez anotó, en una ocasión, la presencia de Julien Green en mis escritos, acaso guiado por la súbita aparición de elementos sobrenaturales o mágicos, por la conciencia cristiana del mal que me remite, igualmente, a Poe, Hawthorne, Henry James”.

      En los sesenta, los escritores mexicanos estaban sin duda más pesados que los autores de los noventa. Por lo menos, se situaban ellos mismos a la altura del kilataje estrepitoso de la literatura mundial. ¿Y quién si no ellos, finalmente, hubiesen afirmado estas ruborizantes premisas? Por eso los amigos de Melo le decían que hiciera caso omiso de las desventuras críticas de León Felipe, quien, después de todo, no formaba parte del equipo de Fernando Benítez. ¿Qué derecho le asistía al poeta León Felipe de hacer desistir a nuestro Faulkner de la ruta del cuento?

      Ponzoña vil, nada más.

Juan Vicente Melo.

5

Lo tenían todo: los medios, la amistad de políticos, dinero, compensaciones, la adulación de la academia, premios, viajes, halagos, mimos, consideraciones de todo tipo, lealtades, facilidades, incluso impunidad.

      Un intelectual, aposentado en Polonia como agregado cultural sin saber nada de política exterior, pasado de copas una noche atropelló a un ciudadano matándolo en el acto: lo único que ocurrió es que el culto mexicano fue regresado de inmediato a su país para no verse en la penosa necesidad de ser arrestado por su nefando delito.

      Si requerían dinero, el gobierno se los facilitaba con premura, de ahí el encono intelectual en este sexenio de numerosa gente cultivada que dejó de percibir los montos millonarios de anteriores poderes sexenales, lo cual puede entenderse porque, lamentablemente, el mandato presidencial se olvidó de unos para beneficiar a otros, continuando el mismo proceso de manera igualmente simulada: los hechos están allí, no es ésta una caprichosa afirmación.

Octavio Paz, Luis Echeverría y Carlos Fuentes.

      Salinas Pliego, es decir Banco Azteca, puede proseguir persiguiendo a sus morosos cuentahabientes mediante testaferros huraños y molestosos, pero lo que Salinas Pliego debe al gobierno en deuda se quedará hasta vaya uno a saber cuándo.

      Así son las cosas ahora, ayer y siempre.

      Por eso lo de la mafia cultural jamás va a ser un tema extemporáneo o nunca dejará de ser un tema contemporáneo.

AQUÍ PUEDES LEER TODAS LAS ENTREGAS DE “OFICIO BONITO”, LA COLUMNA DE VÍCTOR ROURA PARA LALUPA.MX

https://lalupa.mx/category/las-plumas-de-la-lupa/victor-roura-oficio-bonito

(Visited 117 times, 1 visits today)
Last modified: 26 agosto, 2024
Cerrar