HISTORIA: JESÚS ARRIAGA/LALUPA.MX
FOTOS: RICARDO ARELLANO/LALUPA.MX
“Ser atleta olímpico es un gran privilegio, forma parte del sueño de muchos deportistas que inician en esto y que se plantean metas, sueños”, destaca Carlos Javier Rojas López, arquero queretano, quien recordó para lalupa.mx su participación en París 2024, donde debutó como olímpico: “En el momento de la competencia no pensaba más que en disfrutar el momento, y en hacerlo lo mejor posible, pues al final de cuentas todo el trabajo hecho concluye en unos Juegos Olímpicos.
Subraya que sólo unos cuantos deportistas son los que pueden llegar hasta unos Juegos Olímpicos. “Me siento afortunado porque este es un sueño que se logró cumplir”. Carlos —junto con Matías Grande y Bruno Wing— logró el boleto a París 2024 al superar las semifinales del Clasificatorio Olímpico en Antalya, Turquía. Vencieron 6-2 a Gran Bretaña en la ronda de los cuatro mejores y después ganaron la medalla de oro ante China Taipéi.
Carlos rememora que cuando apenas contaba con 13 años de edad, hace poco más de una década, comenzó a practicar tiro con arco con Pedro Vega, destacado entrenador del Indereq (Instituto del Deporte y la Recreación del Estado de Querétaro). Abunda que desde aquellos años tenía el sueño de llegar a unos Juegos Olímpicos, como es el sueño de todos los deportistas, pero no como algo tangible. Simplemente “era un ojalá” en el fondo de la mente de un niño.
“Desde que tengo memoria, siempre me llamó la atención el tiro con arco. Recuerdo que me gustaba mucho Robin Hood, la película de Disney. A partir de que me inicié me di cuenta que me apasionaba este deporte. Supongo que es la precisión de buscar dar en el centro con detalles tan milimétricos. Afortunadamente, poquito a poquito se empezaron a dar las cosas”, recuerda Carlos.
Su primera competencia, comenta, fue en San Luis Potosí, en el parque Tangamanga. Era un torneo llamado Americano 900, donde se tiraban las distancias de 60, 50 y 40 metros. En esa ocasión quedó primero en su categoría. Aunque no era a nivel nacional, sí había varios estados en competencia. Ya en sus primeros juegos nacionales hubo una curva de aprendizaje mayor, y había más competidores.
Dice que el apoyo familiar ha sido muy importante a lo largo de estos años, principalmente porque en tiro con arco se depende de la familia para conseguir los primeros materiales deportivos. Sin ellos, agrega, no hubiera podido tener su primer arco y flechas. Fueron cruciales para tener el primer equipo y cubrir todos los gastos para competencias.
El acercamiento con el Indereq fue a través del proceso de la Olimpiada Nacional, ya que es una de las competencias más importantes y a la que se le da más peso en el instituto para el fogueo de sus atletas. Fue por los resultados que comenzó a tener apoyo del Indereq y a partir de ahí, con las medallas ganadas en el evento, se le ha dado seguimiento, hasta los resultados en la selección nacional.
Carlos ha competido internacionalmente en copas del mundo, mundial de la especialidad, Juegos Centroamericanos (oro en El Salvador 2023), Panamericanos (plata en Santiago 2023), Olímpicos (donde fue eliminado por el turco Berkim Tumer 4 a 6), así como los clasificatorios mundiales (oro en Antalya, Turquía, 2024).
Su primera competencia en el extranjero fue el Grand Prix, en 2017, pero no era de ranking mundial, sino para juveniles y cadetes, categorías en las que intervenía en aquel entonces. Su primer evento de ranking mundial fue en Rosario, Argentina, en ese mismo año, cuando apenas contaba con 17 años de edad.
Expresa que el viaje a Rosario lo hizo sin su familia. Los únicos responsables fueron los entrenadores. Aunque, de hecho, antes de esa competencia Carlos ya se había mudado al Centro Nacional de Alto Rendimiento (CNAR). No era algo extraño estar sin la familia.
“Irse al Cenar es hacerse responsable de uno mismo, pero de diferente manera. Te ayudan con la comida, con el aseo, ya no tienes que hacerte cargo de tus traslados. Más que irse a vivir solo, más bien te acogen y te ayudan a vivir esta parte de tu crecimiento deportivo. Te diría que me siento afortunado pues el CNAR nos dio mucho apoyo en eso”, resalta.
Narra que los días en el CNAR comienzan a las siete de la mañana, cuando se levantan para ir al gimnasio o entrenar. Luego, el desayuno. A las 10:00 tocaba escuela, hasta las 14:00 horas y comer, para a las 15:00 horas volver a los entrenamientos hasta las 19:00 horas. Luego cenar, hacer tareas y terminar el día.
El deporte no es la única actividad de Javier. A la par de su carrera deportiva estudió Ciencias Genómicas, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Campus Juriquilla. Actualmente ya se graduó de la carrera y sólo está en espera de recibirse.
“Es importante tener una formación académica aparte del deporte. Es complicado (llevar deporte y carrera universitaria), pero, en ese sentido, durante la pandemia tomé clases de manera virtual. Eso, de cierta manera, me ayudó a no soltar el proceso de tiro con arco, y llevarlo paralelamente junto con la escuela. También hubo algunos semestres que fueron más pesados. Tenía que venir a Querétaro todas las semanas desde la Ciudad de México, pero en esencia fue darle su tiempo a cada proceso y optimizar los tiempos para poder rendir en ambos sectores”, señala.
La pandemia, por otro lado, afectó de cierta manera su ciclo olímpico, pues en 2020, una semana antes de declararse la emergencia sanitaria mundial, participaría en un campeonato panamericano. Sin embargo, dice,“nosotros lo tomamos como oportunidad (todo ese año de pandemia) para llegar más fuertes a Tokio 2021, y al final de cuentas es como se lo toma uno”.
Sobre París 2024, destaca que el tiro con arco es un deporte más personal. “Creo que la mejor manera de lograr algo bueno es haciendo tú las cosas bien, no tanto enfocándote en lo que hace el otro”, dice respecto a los rivales.
