Autoría de 2:03 pm #Destacada, CUPI-UAQ

Presidenta electa necesita escuchar a los pueblos para afrontar crisis energética

TEXTO: NATALIA GUTIÉRREZ, CENTRO UNIVERSITARIO DE PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN (CUPI)

INFOGRAFÍAS: MARIO ORTEGA

“Creo que lo importante es que la presidenta (electa) escuche a los pueblos y no siga la política tan aplastante –como la del gobierno de AMLO– (…). La posibilidad que tiene Sheinbaum de hacerlo mejor es que escuche a los pueblos y apueste por los territorios de los pueblos”, consideró Josefa Sánchez Contreras, coautora del libro Colonialismo energético y maestra en estudios latinoamericanos por la UNAM.

Josefa Sánchez destacó que, aunque Claudia Sheinbaum tenga todos los datos sobre la crisis energética y las transiciones que se requieren, “una cosa es que sea científica y otra cosa dirigente del gobierno”, pues como presidenta también deberá “negociar con el sector de las grandes energéticas, con las mineras (principalmente canadienses) que están demandando muchos más minerales para la construcción de infraestructura”.

En el marco de la presentación del libro realizada en Querétaro, la especialista y académica puntualizó que “el diseño de una transición energética no puede quedarse solamente en las manos de la Secretaría de Energía”.

Explicó que este proceso pasa por la Secretaría de Economía, porque es la que otorga las concesiones mineras, así como por la Procuraduría Agraria, que puede resolver los conflictos territoriales en aquellos lugares que se están contemplando para el despliegue de infraestructura para los proyectos eólicos y fotovoltaicos.

Desde su perspectiva dentro del movimiento decolonial, consideró que la lectura sobre la transición energética debe ser multidimensional, pues “no puede ser una lectura nada más en manos de una secretaría. Tiene que atravesar otras, (…) pasar por el reconocimiento y el respeto de los territorios de los pueblos indígenas, que es donde se alberga la mayoría de la biodiversidad de este país”.

Sobre los retos que enfrentará el segundo gobierno federal encabezado por Morena, la especialista advirtió que tendrá presión internacional debido al aumento de la demanda de minerales, especialmente del litio y del cobre.

Por otro lado, estarán las exigencias de las defensas de los territorios indígenas que se oponen a la destrucción que implica el extractivismo corporativo, el despliegue de infraestructura eólica y fotovoltaica, e incluso de hidrógeno verde. “Una de las grandes soluciones es que realmente se apueste por asegurar los derechos humanos”.

Destacó el movimiento de las mujeres defensoras del territorio, que también pasan por toda una serie de acciones para impugnar el colonialismo histórico, en la medida que se oponen a la mercantilización total de la naturaleza, así como a la privatización del agua.

Consideró que este es uno de los movimientos “más poderosos” ahora, ya que vincula la lucha de las mujeres indígenas por el territorio con la lucha feminista de las ciudades, pues ambas están poniendo como primer punto el cuerpo, ante un país tan violento y con el cuerpo como territorio.

La defensa es una lucha poderosa por seguir apostando por la vida

En la presentación del libro Colonialismo energético, llevada a cabo en la librería La Pessoa, el coautor del libro –Alberto Matarán– señaló que el poder financiero y el poder que tiene el corporativismo reflejan la continuidad del proceso colonial que han sufrido los pueblos desde hace siglos.

Reconoció que la mayoría está de acuerdo en que tiene que haber transición, sin embargo, no de la manera que la industria energética plantea.

Señaló que oponerse al discurso renovable de las grandes industrias es oponerse a la narrativa dominante, generadora de desigualdades y de despojo, pues en pro de lo verde, lo limpio, la gente sufre, ya que la energía renovable a gran escala consume mucho territorio y materiales.

Desde el movimiento decolonial, y como se plantea en su libro, el interés que tienen las industrias mundiales y los gobiernos que promueven las energías verdes es mantener niveles de consumos “exacerbados” y patrones de producción iguales a los capitalistas, no plantean una alternativa de consumo.

Matarán afirmó que “a la gente de la élite le da igual, porque pueden mantener sus patrones de consumo”, sin embargo, en el futuro esto ya no les será posible, porque no hay una reducción de la huella ecológica en sí, y lo que parece una solución no lo será a largo plazo si se mantienen los mismos patrones consumistas.

Por su parte, Josefa Sánchez Contreras, investigadora en el Departamento de Sociología de la Universidad de Granada, señaló que el colonialismo energético es la amenaza a los territorios indígenas, rurales, urbanos, pues “todo lo que habitamos está en riesgo”, debido al cambio climático y al deterioro ambiental.

El colonialismo energético es una renovada forma de colonización de territorios no sólo indígenas, sino también de otros, como los territorios del cuarto mundo, que son territorios insertos en los países desarrollador, pero que son desplazados a condiciones de vida “precarias” o a los cinturones de miseria.

Josefa destacó que se debe proteger lo que está en riesgo, que es lo elemental para la vida, pues no se puede vivir sin agua o aire. Mencionó que hay una serie de movilizaciones que se han opuesto al extractivismo corporativo energético.

Señaló que los gobiernos del mundo siguen estando sobre la lógica del capitalismo, bajo el imperativo de salvar a la humanidad de la catástrofe, sin embargo, hay que escudriñar la nueva ola de despojo que utiliza las viejas formas colonialistas, que no genera cambios, sino que exacerban el daño ambiental, por lo que hay que poner en duda que realmente estén encaminadas a resolver la crisis.

Francisco Landa, activista del Movimiento por la Defensa del Agua y el Territorio, destacó que lo que hace este libro es tender puentes para hacer interrelacionalidad e interterritorialidad, pues presenta diferentes espacios que tienen en común combatir el colonialismo energético, desde el sur de España, donde luchan contra las presas hidroeléctricas, los territorios del Sahara, empobrecidos y sumidos en la crisis energética, hasta el Istmo de Tehuantepec, donde los campos eólicos secan los cultivos, y los samis en Noruega, que luchan por su territorio.

Apuntó que la nueva forma de generar energía sigue el mismo modelo de apropiación por el gran capital, con engaños y costos culturales. El problema sigue siendo el mismo, cuál es nuestro territorio y qué implica defenderlo.

AQUÍ PUEDES LEER TODOS LOS TRABAJOS ESPECIALES DEL CUPI-UAQ PUBLICADOS EN LALUPA.MX

https://lalupa.mx/category/aula-magna/cupi-uaq

(Visited 38 times, 1 visits today)
Last modified: 10 septiembre, 2024
Cerrar