REPORTAJE: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
Un componente de yodo que podría ayudar a las personas a inhibir la reproducción celular, especialmente de tipo canceroso, se desarrolla en el Instituto de Neurobiología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), campus Juriquilla y está a disposición de quien lo necesite.
El equipo de investigación de Carmen Aceves, investigadora titular del Instituto, trabaja desde más de 25 años, en el análisis de los procesos de biología molecular que se asocian a diferentes tipos de cáncer, como glándula mamaria, de próstata, del sistema nervioso que se da en niños y recientemente con algunos más, como la leucemia.
“Nos interesa conocer los mecanismos por los que estas células normales del organismo se desregulan y se vuelven como monstruos que empiezan a invadir a todos lados y tenemos algunos compuestos de origen natural que implementamos junto a la quimioterapia tradicional y que nos resultan en efectos adyuvantes que permiten mejorar la respuesta del organismo a la quimioterapia y disminuir los efectos secundarios”.
Los investigadores de la UNAM trabajan con compuestos yodados, el más conocido es de las hormonas tiroideas que tiene que ver con el metabolismo del organismo y el desarrollo del sistema nervioso neonatal.
Sin embargo, encontraron que hay otros compuestos yodados que provienen de la ingesta del yodo molecular que genera un “yodo lípido”, que se mete a muchos órganos del cuerpo y tiene un efecto “antiproliferativo”, es decir, inhibe la reproducción celular, especialmente del tipo canceroso y ayuda en la hiperplasia prostática o agrandamiento de la próstata, la fibrosis mamaria y los ovarios poliquísticos o el mismo cáncer.
Estos compuestos no son anticancerígenos, pero disminuyen la proliferación de esas células y cuando existe cáncer, evita que se generen quimio resistencias ante la quimioterapia, además que el yodo disminuye muchos de los efectos secundarios de las quimioterapias.
Durante el cuarto de siglo de trabajo con la colaboración de estudiantes, Carmen Aceves y su equipo, conformado por dos investigadores, un técnico académico y un laboratorista, ya tienen dos patentes de estos compuestos yodados, uno para patologías de próstata y otro para cáncer quimio resistentes.
“Todavía no tenemos un compuesto a la venta, seguimos haciendo investigación, pero tenemos protocolos químicos, que se encuentran en www.yodica.org , donde se ofrece una preparación farmacéutica que contiene yodo”.
Este producto ayuda frente a diferentes situaciones, porque se convierte incluso en preventivo, como en la hiperplasia prostática, “que se le va a desarrollar a todos los hombres de más de 50 años, si empezamos a tomar el yodo a partir de los 40 años se va a evitar una exacerbación de la hiperplasia, sí le va a dar, pero con mínimas consecuencias”.
El yodo no tiene efectos secundarios en su toma y cuando las personas con cáncer desean contar con la ayuda de este producto, la UNAM solamente pide que la gente se comunique.
“Tenemos una gran interacción con el sector salud y con algunas clínicas privadas, donde a las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama que les interesa el yodo como coadyuvante, las metemos al protocolo clínico y les damos seguimiento, solamente les pedimos que nos regalen parte de su tumor para seguir explorando estos mecanismos”.
Cáncer en aumento
La investigadora Carmen Aceves explica que el aumento del cáncer en todo el mundo y en el país atiende a diferentes causas, porque al tratarse de una desregulación celular asociada a la acumulación de mutaciones, no se sabe cuál es el inicio, aunque sí existen factores de riesgo.
Entre esos factores se encuentra el aumento en la esperanza de vida y cuando el organismo envejece “acumula mutaciones”, sobre todo después de los 50 años. Otros factores de riesgo son la obesidad, el alto contenido de grasas, el consumo de alcohol y el sedentarismo.
En febrero pasado, con motivo del día mundial contra el cáncer, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó que el cáncer es la tercera causa de muerte en México, ya que 14 de cada cien fallecimientos se deben a esta enfermedad y quienes la padecen tienen una expectativa de vida de 63 años.
Entre los tumores malignos más frecuentes se encuentran el cáncer de mama, el de próstata, el cervicouterino, el de colon y pulmón. Aunque el cáncer suele asociarse con edades mayores, en todo el mundo hay un aumento de la enfermedad en personas cada vez más jóvenes, sobre todo en algunos tipos, como el cáncer colorrectal y desde hace cinco años hay una alerta de la Organización Mundial de la Salud (OMS), respecto a que este tipo de cáncer podría tener un aumento severo para 2030.
Aceves precisa que el aumento también puede deberse a que hoy existe una mayor detección, porque antes la gente se enfermaba sin un diagnóstico certero y temprano, pero los factores de riesgo abarcan a todas las edades y los niños también se exponen a esto.
Por eso, la educación para la salud se vuelve importante, porque “si empezamos a educar a los niños en las escuelas sobre comer menos comida chatarra, hacer ejercicio, evitar el estrés, convivir de manera colaborativa y menos competitiva, eso mejoraría muchísimo y los niños son el mejor vehículo para los cambios dentro de la familia porque los adultos somos más reticentes a cambiar nuestro estilo”.
Nutrición, aliado para combatir el cáncer
Las investigadoras de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Olga Patricia García Obregón y Berenice Méndez Rojas, estudiaron de manera integral el estado nutricional de pacientes con cáncer y detectaron que 8 de cada 10 presentaban índices de desnutrición que empeoraron después de las quimios y radioterapias.
Las dos universitarias abordaron el tema en la investigación “Relación del estado de nutrición y microbiota intestinal en pacientes con diagnóstico reciente de cáncer de colon”, motivadas por el aumento del cáncer colorrectal en el país, que es ya el cuarto tipo de cáncer en México.
“Nos interesaba conocer cómo llega el paciente con cáncer en el momento en que se diagnostica, a nosotras nos interesa por estar en el área de nutrición, el objetivo era ver cómo llega esa persona en materia nutricional y para eso hicimos una evaluación integral para que el paciente tenga mayores probabilidades de supervivencia y de calidad de vida”, detalla García Obregón.
Berenice Méndez detalla que a los pacientes se les reclutó en el Hospital General de Querétaro, de enero a agosto del año pasado, para hacerles un tamizaje nutricional, con el fin de ver quiénes tenían riesgo de desnutrición o ya tenían algún grado de desnutrición.
Después, se tomaron medidas como el peso, altura y circunferencia, así como la composición corporal, el índice de grasa, grasa muscular esquelética y otros datos para conocer la integridad de los pacientes.
Además, se les hizo una evaluación dietética para saber qué consumían en tres días diferentes y confirmar si estaban dentro de las recomendaciones. “Pudimos observar que, juntando todos los indicadores, el 80 por ciento de los pacientes llegaba con desnutrición al inicio del diagnóstico”.
Esta desnutrición es una consecuencia de la enfermedad, porque el cáncer ocasiona cambios metabólicos en el cuerpo, así que aumentan los requerimientos de energía y proteína. Al mismo tiempo, el cáncer libera proteínas inflamatorias que hacen que el paciente pierda el apetito o sufra de problemas gastrointestinales que afectan la absorción de los nutrimentos.
“La principal causa de desnutrición es por el cáncer, pero después falta el acompañamiento de un nutriólogo para que ayude al paciente a solucionar, en la medida de lo posible, estos síntomas”, explica Berenice Méndez.
La investigadora Olga García resalta que si se detecta la desnutrición antes de que inicien los tratamientos de quimio o radioterapia es mucho mejor, porque por lo general es hasta que pasan por esos procesos cuando su estado nutricional empeora y los mandan con los nutriólogos.
Pero, advierte, cuando los mandan a terapia nutricional ya están mucho más desnutridos o en estados graves, por eso la investigación demostró la importancia de una evaluación nutricional completa, antes de que inicien las quimio y radioterapias, para que el peso mejore y se reduzca la sintomatología.
Ambas universitarias alertan sobre los riesgos de consumir alimentos o suplementos “milagros o mágicos”, porque algunos pueden interferir con el funcionamiento de las quimios y radioterapia, a diferencia de lo que ocurre con la asesoría nutricional.
“Cada paciente es diferente y de acuerdo a su grado de desnutrición se le debe dar un tratamiento personalizado, por eso en cuanto recibe el diagnóstico es importante acudir con un nutriólogo, porque a veces piensan que consumir antioxidantes es bueno, pero puede ser totalmente contraproducente a largo plazo por las condiciones específicas del paciente con cáncer”, insisten.