El reciente conflicto entre artesanos y autoridades en el Centro Histórico de Querétaro ha puesto en evidencia la compleja red de significados y tensiones que opera en las interacciones en redes sociales. La intervención de múltiples actores, afines y contrarios al gobierno federal, estatal o municipal, ha generado un discurso que refleja, en sus múltiples capas, los intereses de los campos político, cultural y económico y, sobre todo, la polarización entre ambas posturas. Al respecto, hemos efectuado un breve ejercicio de etnografía de redes sociales para analizar diversos mensajes relacionados con este conflicto. A partir de este análisis es posible observar cómo estos discursos intentan legitimar o deslegitimar posturas a través de distintas estrategias, evidenciando, además, dinámicas de poder que perpetúan la desigualdad en el acceso y control de los espacios urbanos y culturales.
Se eligieron perfiles en Facebook y X (antes Twitter) que, por su grado de interacción generaron un número significativo de reacciones. Los perfiles elegidos que mostraron una postura a favor del desalojo fueron DonVix, tuitero, comentarista político y podcaster; el periodista Pedro Pablo Tejada; el comentarista de deportes y empresario Mauricio “Pali” Plascencia. Los perfiles elegidos que mostraron una posición en contra del desalojo fueron el perfil del Programa Universitario de Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ); la Dra. Silvia Amaya Arellano, rectora de la UAQ; y el diputado federal por Morena Gilberto Herrera Ruiz.
La disputa por la legitimidad del espacio y la identidad cultural
En Querétaro, el Centro Histórico es un espacio cargado de valor simbólico, en donde se tensionan significados culturales de alta relevancia. El discurso predominante en torno a los artesanos refleja una percepción contradictoria de la cultura y el espacio público. Por un lado, quienes defienden a los artesanos los consideran portadores de un valor cultural; por otro lado, se emiten juicios sobre la «ilegalidad» y el «desorden» que supuestamente los artesanos representan. Estos discursos sobre el «orden» y la «estética» urbana indican un esfuerzo por imponer un tipo específico de cultura legítima, alineada con una visión elitista y regulada de la ciudad, donde lo popular o indígena es desvalorizado o visto como una amenaza al «orden» del espacio culturalmente aceptado.
Este tipo de narrativas también alude a una visión clasista y excluyente de la cultura, en la que las expresiones artesanales, populares o indígenas, sean de Querétaro o no, son percibidas como estorbo, cuando no cumplen con la visión estética dominante. De hecho, algunos discursos identificados en los mensajes analizados aluden a los artesanos como «porros» o «ambulantes ilegales», asociándolos con aspectos peyorativos que degradan su valor cultural en favor de una concepción urbana elitista. Esta percepción, construida por sectores dominantes, niega el acceso de ciertos grupos al capital cultural simbólico, limitando así el reconocimiento de la diversidad cultural que caracteriza a las urbes mexicanas.
Legitimidad y autoridad en la disputa de los discursos
Desde el campo político, el conflicto se enmarca en una lucha por el capital simbólico entre diferentes sectores políticos y sociales. Las expresiones emitidas por la oposición al gobierno estatal y municipal interpretan el conflicto como un acto de represión o criminalización de los sectores populares por parte de Felipe Fernando Macías. La intervención de actores de Morena y sus simpatizantes en defensa de los artesanos refleja una búsqueda de legitimidad y autoridad sobre el discurso de protección a las clases vulnerables. Este tipo de narrativa se contrapone al discurso oficial, que justifica el desalojo de los artesanos en nombre del «orden» y la «legalidad», sugiriendo una actitud que posiciona al gobierno como el único actor capaz de regular el espacio público.
Esta dinámica evidencia la utilización del capital simbólico en la construcción de poder político: quienes controlan el discurso y la percepción pública sobre lo que es legítimo tienden a dominar la agenda política y social. En este caso, el gobierno municipal intenta legitimar sus acciones bajo el discurso del «orden», mientras que la oposición apela a la justicia social y a la defensa de los derechos humanos como forma de erosión del capital simbólico de la autoridad vigente.
Mercado, subsistencia y competencia en el espacio urbano
El campo económico en esta disputa se articula en torno a la competencia por los recursos y la subsistencia en un mercado donde el capital económico se presenta como un recurso escaso y en disputa. Para los comerciantes establecidos, quienes cumplen con regulaciones y pago de impuestos, la presencia de vendedores ambulantes se percibe como una competencia «ilegal» y «desleal» que amenaza su sustento. Este discurso refleja una preocupación por el capital económico y la protección de los recursos financieros dentro de un sistema regulado que no admite o debiera admitir informalidades.
Al mismo tiempo, los discursos de los artesanos y sus defensores señalan las dificultades económicas de los sectores populares, para quienes el comercio ambulante representa una fuente legítima de subsistencia en un entorno económico desigual. La narrativa oficial sobre los «espacios designados» y la construcción de un mercado artesanal, con una inversión significativa, responde a una lógica de contención y regulación del comercio que restringe el acceso a ciertos sectores económicos, aunque pretenda legitimarse mediante el discurso de inclusión y apoyo. Sin embargo, en la práctica, los artesanos expresan una preferencia por los espacios céntricos, donde el flujo económico es mayor, reflejando una realidad económica en la que el capital simbólico (ubicación, visibilidad, espacio) juega un rol esencial para su subsistencia, en contraste con el mercado artesanal.
Tensiones y desajustes en la construcción de una política cultural
El conflicto entre artesanos, autoridades y sectores comerciales refleja profundas tensiones en la distribución y control de capitales dentro de los campos cultural, político y económico. Desde una perspectiva cultural, esta situación revela la necesidad de diseñar de manera efectiva y urgente políticas públicas que no sólo consideren el capital económico, sino también el capital simbólico y cultural que ciertos grupos traen consigo, y que les permiten integrarse en la vida de la ciudad de manera más justa y equitativa. Sin un enfoque cultural inclusivo que valore la diversidad y procure el acceso igualitario al espacio público, las políticas urbanas corren el riesgo de perpetuar desigualdades y resentimientos sociales.
La aplicación de políticas culturales desde un enfoque participativo y comunitario podría no sólo disminuir estas tensiones, sino también integrar las diversas formas de capital cultural en beneficio de todos los sectores. Es indispensable que tanto el gobierno municipal como los actores involucrados consideren mecanismos de mediación y diálogo que valoren las diferencias culturales y económicas, y que fortalezcan un sentido de pertenencia y legitimidad inclusivo y equitativo.
El más reciente conflicto ilustra cómo el control de los espacios y los discursos no sólo tiene implicaciones en la regulación económica, sino también en la estructura social y cultural de la comunidad, configurando un desafío urgente para las políticas públicas en el contexto de una ciudad en continuo cambio.
A continuación, se presenta el resumen de los análisis a cada mensaje emitido por los perfiles mencionados. El análisis completo puede consultarse aquí: https://bit.ly/4hs4lI7
DonVix
La publicación establece una confrontación entre un supuesto orden democrático, económico y cultural representado por las autoridades locales, y una amenaza desestabilizadora atribuida a los actores del campo político de Morena y sus seguidores. Desde esta perspectiva, legitima la actuación de la administración municipal en defensa del «bien común», y muestra a la oposición como una entidad que amenaza la cohesión social y económica. El discurso excluye y deslegitima los elementos «alternativos» y «populares», y justifica la regulación y restricción de la economía informal en favor de estructuras formales.
Pedro Pablo Tejada
El discurso construye una visión en la que el gobierno local representa la ley, el orden y la protección de la identidad queretana, mientras que los artesanos, indígenas y sus líderes son retratados como forasteros y agentes de desorden, que amenazan la estabilidad del comercio formal y el patrimonio cultural local. Se justifica la intervención del gobierno como una respuesta necesaria para mantener el orden y se establece una distinción entre los queretanos «auténticos» y los vendedores, lo cual fomenta una visión excluyente. Finalmente, en el campo económico, se prioriza el comercio formalizado y se deslegitima la economía informal como una actividad fuera de la ley y del orden.
Gilberto Herrera
Su discurso se articula en torno a la defensa de los derechos de los artesanos y pueblos originarios, enfatizando su legitimidad cultural y económica y cuestionando la actuación del gobierno local. Su respaldo desde la Cámara de Diputados y la denuncia de represión otorgan legitimidad a la causa de los artesanos. Destaca el rol de los artesanos en la preservación de la cultura tradicional y proyecta una imagen de dignidad y honestidad en su trabajo. El texto crítica la priorización del gobierno en el uso de recursos y resalta la importancia de la economía informal para el sustento familiar. Este análisis sugiere un discurso solidario que busca movilizar el apoyo de la comunidad y visibilizar la situación de los artesanos en el contexto de una crítica hacia las políticas del gobierno local.
Programa Universitario de Derechos Humanos UAQ
El discurso se enmarca en un llamado enérgico contra la represión y la discriminación, utilizando un enfoque que defiende tanto los derechos humanos como la diversidad cultural y el derecho económico al trabajo. Se exige responsabilidad institucional y condena el autoritarismo y el clasismo. El pronunciamiento valora la diversidad y el respeto por las tradiciones y comunidades, mientras que en el campo económico se centra en la importancia del trabajo y en la crítica a las políticas que excluyen a los sectores vulnerables. El discurso promueve una visión de la universidad como espacio de respeto y defensor de los derechos, estableciendo una postura de justicia social e inclusión.
Silvia Amaya Llano
El comunicado adopta una postura clara y crítica frente a los recientes hechos de represión, enfatizando el respeto a los derechos humanos, la legalidad y la libertad de expresión. Se subraya la necesidad de rendición de cuentas y de una actuación policial que respete la dignidad de las personas. El pronunciamiento refuerza el derecho a la protesta y promueve una cultura de justicia y respeto. Se manifiesta un apoyo implícito al derecho al trabajo de los sectores vulnerables, posicionando a la universidad como una defensora de la dignidad y los derechos de todos los ciudadanos.
Mauricio Plascencia
Este mensaje emplea un lenguaje despectivo y cargado de estereotipos para deslegitimar la presencia de artesanos e indígenas en el espacio público, asociándolos con una agenda política y negándoles su identidad cultural. El contenido busca desvirtuar las demandas sociales al vincularlas con una supuesta manipulación partidista. El mensaje perpetúa actitudes de discriminación y estigmatización hacia los pueblos originarios, minimizando su identidad y sus derechos. Finalmente, se desprecia la economía informal y se da a entender que esta actividad representa una competencia indeseable en el espacio público. En conjunto, el mensaje revela una visión que refuerza la exclusión social y cultural de los artesanos e indígenas, subestimando su derecho a una actividad económica y a la expresión cultural en el espacio público.
AQUÍ PUEDES LEER TODAS LAS ENTREGAS DE “PONGAMOS QUE HABLO DE LIBROS”, LA COLUMNA DE CARLOS CAMPOS PARA LALUPA.MX
https://lalupa.mx/category/las-plumas-de-la-lupa/carlos-campos-pongamos-que-hablo-de-libros/