La relación de México con Estados Unidos es de suma importancia para ambos países, con un intercambio comercial de 67 mil millones de USD anuales. La interdependencia de sus economías hace que cualquier cambio en esa relación impacte directamente en los ingresos de millones de personas.
¿Qué implicaría que gane uno u otro candidato la presidencia del país más poderoso del mundo, con el que México comparte más de tres mil kilómetros de frontera?
Más allá del historial y la personalidad de ambos personajes, la diferencia más importante para México radica en el cambio o la continuidad en el gobierno de grupos políticos con visiones muy distintas para todo el continente.
La visión de Trump y los republicanos, que en su mayoría lo respaldan, es proteccionista, buscando limitar el flujo fronterizo de inmigrantes, no sólo de México, sino de los miles que también han sido expulsados por la pobreza, la falta de libertad y la constante violación de derechos humanos en países de Centro y Sudamérica. Trump busca mantener las inversiones y empleos dentro de Estados Unidos y controlar la inmigración ilegal. Es importante entender que en Estados Unidos residen 46 millones de inmigrantes, de los cuales se calcula que 12 millones son indocumentados.
Kamala Harris y los demócratas, en cambio, no buscan controlar estrictamente ese flujo migratorio; han tratado de incorporar a los inmigrantes como beneficiarios de programas sociales, con el fin de crear una base electoral que favorezca sus intereses políticos, ya que en ese país no se requiere una identificación para acreditar la nacionalidad al emitir el voto.
El grupo de Harris está alineado con la agenda globalista de la ONU, que promueve leyes y políticas públicas orientadas a reducir la población y a alinear a los países con las decisiones de un gobierno supranacional.
En México, hemos observado la tibieza del gobierno demócrata ante cambios y reformas que debilitan y generan incertidumbre en el Estado de derecho, así como el grave retroceso institucional y democrático que se ha dado en nuestro país bajo el gobierno de Morena y sus aliados. Estas políticas también han permitido el crecimiento y control de grupos criminales en más de un tercio del territorio, provocando en Estados Unidos una crisis de salud causada por la adicción a drogas sintéticas, principalmente el fentanilo.
Trump no oculta su intención de clasificar a los cárteles de la droga mexicanos como grupos terroristas, lo cual le permitiría realizar operaciones militares dentro de México.
A pesar de ello, en mi opinión, Trump y los republicanos serían la opción menos mala para México, pues servirían de freno a los planes totalitarios del grupo en el poder en México. Además, controlar el flujo migratorio ayudaría a frenar la caída de los salarios de los migrantes que ya están en Estados Unidos, que se han visto afectados por la mayor oferta de mano de obra y por la pérdida del poder adquisitivo de las remesas debido a la inflación en México y a la apreciación del peso, producto de las altas tasas de interés que paga el gobierno.
Aun cuando lo más probable es que, como sucedió con López Obrador, México siga funcionando como tercer país “seguro” sin recibir recursos y siendo el muro de Trump que pagan los mexicanos.
Estaremos atentos a cómo se desarrolla la elección de 2024 en Estados Unidos y cómo responden sus instituciones, que también serán puestas a prueba.
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