Me volvió a encantar la relectura y ahora la visión del fantasma Páramo.
–Una cabeza llena de ruidos y voces, sueños y muertos, viento y sombras negras, murmullos.
–Vistas llenas de fantasmas vivos y muertos, polvo, piedras, casas vacías, calles sin gente, no hay agua, no hay verdes, no hay nada.
–Todos somos hijos de Páramo.
–Páramo murió hace muchos años. Sólo queda el rencor vivo del fantasma de Páramo. Aquí no vive nadie.
–Siempre es deshoras en la Media Luna. Tiempo infinito sin fecha.
–En la casa entilichada se desenreda el montón de relatos y seres que van y vienen por el pueblo, chicos y viejos, hasta hallar su hora.
–Es mejor morir cuando uno quiera que cuando quieran los otros.
–Los muertos de la Media Luna no son muertos de muerte natural.
–Culebras, ahorcados, pasos chuecos, uñas, dientes, calacas.
–Quien se va no vuelve aunque vuelva, quien se queda se hace piedra.
–Los sueños de los muertos son más vivos que las palabras de los vivos.
–¿Has oído agonizar a los muertos?
–Si dios nos falla, ¿el demonio es peor?
–Hasta las mejores familias se desmoronan y se pudren.
–¿Y la ley? La ley somos nosotros.
–Cuando te cierran la puerta, sólo te queda la del infierno.
–Todos estamos muertos, sólo están vivas las ánimas penando.
Los saltos de la película son los saltos de la memoria de la vida; los saltos de la literatura y el arte. / Historia circular que crece en espiral, como una cinta de Moebio. / Un rompecabezas que cada quien tiene que armar con vivos y muertos. / Con pecados, culpas, errores, faltas, horrores, perdón, arrepentimiento, penitencia, gracia. Buenas y sobrias actuaciones. Cuadros y diálogos rulfianos.
–¿Cómo sale uno de aquí? ¿A dónde? A donde sea. Aquí no hay salida, sólo múltiples caminos, a ningún lado.
–Ven agüita, ven, déjate caer hasta que te canses.
–No juegues carreras con el tiempo.
–La gente que no conoces no existe.
–¿Cómo hacer que baje pronto y se vaya al diablo?
–Las hendiduras de la vida. ¿Qué es la vida sino un pecado?
–¿Vas a la bola o vienes de la bola? Fiesta y duelo, entierro y fiesta, cuetes, cuetes y cuetes. (Alcohol, fuegos, balas). El colorido de las fiestas y el alma mexicana. Del gozo al pozo.
–Ayer me acosté con PP, voy a tener un hijo de PP, presté mi hija a PP, padrecito. “Ave María purísima, sin pecado concebida”.
–Comunión entre vivos y muertos en el recuerdo de los aún vivos, es la fiesta del espíritu.
–Los huesos se quedan quietos y el alma sigue penando.
–Sin decir una sola palabra, se fue desmoronando como un montón de piedras.
Es la literatura inconfundible de Juan Rulfo recreada y elevada con las vistas de Rodrigo Prieto. El surrealismo rural mexicano de los caciques y la bola revueltos en la revuelta de la plebe. Los padres cristeros. Parte de nuestra identidad nacional y que hemos dado al mundo. Un espejo sublunar. Eso somos. ¿Esto somos? Un rostro que no es absoluto sino singular. Rulfiano.
Rulfo cierra un ciclo literario que sigue vivo y Carlos Fuentes abre otro que sigue abierto. Del campo a la ciudad de ida y vuelta.
Si GGM es el realismo mágico, ¿qué diablos es Rulfo? La viveza del delirio y el ensueño.
Una sola vez pasé por casualidad por el pueblo de Rulfo y no había gente en la oscuridad neblinosa de la tarde noche, y, de pronto, al doblar la esquina, se prendió la luz de la plaza, llegó el pan caliente y se aglutinó el gentío.
–¿Qué país es éste? / ¿En dónde estamos? / Digan si ven la tierra que merecemos. / Si contra nuestras penas / hay esperanza. (Con el permiso de JEP). Cordillera de crímenes y desastres. De tumbo en tumbo. ¿De casi el paraíso a casi la 4T?
Tal vez Rulfo es el surrealismo rural mexicano como Dalí es el surrealismo europeo. ¿Como López Obrador es el sub-realismo nacional?
