México ha estado recorriendo un muy mal camino en materia económica, al seguir la perjudicial fórmula de los gobiernos de izquierda que con el famoso cuento de la “justicia social” y el de “la redistribución de la riqueza” han estado incrementando desmesuradamente la deuda pública y la emisión de moneda, ya sea para dar apoyos sociales en efectivo, o en proyectos que son cargas permanentes y pozos sin fondo para el erario.
Desde 2018 hasta el segundo trimestre de 2024, la emisión* de moneda se disparó más del 70%, impulsada por el gasto en programas sociales y en los mega proyectos que está ejecutando el Ejército.
Entre 2018 y 2024, la deuda pública de México aumentó de 44.9% a 48.8% del PIB, un crecimiento de 3.9 puntos porcentuales.
En términos absolutos, la deuda pasó de 10.5 billones a 16.2 billones de pesos, impulsada por déficit fiscal causado por proyectos como el Tren Maya y Dos Bocas, así como el pago de altas tasas de interés.
El costo financiero de la deuda en 2024 será 3.7% del PIB, superando la inversión en infraestructura, lo que representa una grave situación de insostenibilidad fiscal para la presente administración.
Y aunque los llamados programas sociales aseguraron algo de liquidez a millones de mexicanos, (por cierto, la mayoría de esos beneficiarios son quienes no contribuyen al presupuesto público) también elevaron enormemente la presión inflacionaria.
La inflación* acumulada en este periodo llegó al 38%, golpeando fuerte al bolsillo de TODOS los mexicanos, especialmente en los años críticos de 2021 y 2022, cuando los precios de alimentos y energía se dispararon por factores globales como la guerra en Ucrania y la crisis de suministros. En el presente escenario de conflagración mundial y ante las inminentes políticas proteccionistas y anti migración con el gobierno de recientemente electo presidente Donald Trump, el crecimiento económico y la recuperación del poder adquisitivo no se alcanzan a ver ni con telescopio.
Mientras que las decisiones de política económica sólo buscan afianzar clientelas electorales, los efectos negativos en el costo de vida y la desigualdad son innegables.
Esto aunado a que las reformas constitucionales recientes que han debilitado el marco institucional, dejando sin autonomía a los organismos de control y revisión técnica así como a las instituciones de de impartición de justicia, lo cual ha generado una fuerte incertidumbre sobre el Estado de derecho en nuestro país que de por sí sufre de la peor ola de violencia y delincuencia de la historia.
Todos estos factores son desalentadores para las inversiones que siguen disminuyendo, y nuevamente en México se está perdiendo una increíble oportunidad de crecimiento y desarrollo debido al fenómeno del #nearshoring.
Recientemente, agencias como Moody’s y HR Ratings han cambiado la perspectiva de México de “estable” a “negativa”, reflejando preocupaciones sobre el deterioro institucional y su impacto en la economía.
Aún así y en un total sin sentido los gobiernos de López Obrador y Claudia Sheinbaum en lugar de fomentar la generación de riqueza a través del libre comercio y la libre empresa, con decisiones unilaterales y confrontamientos absurdos han ocasionando distanciamiento y desconfianza por parte de nuestros mayores socios comerciales, Estados Unidos, Canadá y España.
Muy negras y enormes se ven las nubes que sobre México se acumulan como advertencia de la tormenta económica perfecta que se avecina.
*Datos: banxico.org.mx