Mi patio trasero
El Canal Nacional y yo llevamos una historia conjunta desde hace aproximadamente 10 años, cuando me mudé cerca de uno de sus extremos, en la colonia Campestre Churubusco, de la Ciudad de México. Me emociona escribir esta crónica, ya que hay muchas cosas que te quiero contar acerca de este lugar tan singular, que es como un oasis longitudinal que rompe la monotonía de la mancha urbana en el sureste de la megalópolis capital. Es una fortuna vivir a menos de un kilómetro de distancia de él, por lo que afectuosamente lo considero “mi patio trasero. A veces voy a pajarear, otras veces a hacer ejercicio, o simplemente a relajar mi mente y limpiar mi alma.
El Canal Nacional, cuyo nombre originario es Acalli Aotli (Camino de Canoas), es un cauce de agua construido por nuestros antepasados mexicas para la navegación, recorriendo el oriente de la Ciudad de México, conservándose durante la Colonia y el México independiente, perdiendo al paso de los años algunos tramos ante la presión del desarrollo urbano. Actualmente va desde los humedales de Xochimico, pasando por tres alcaldías y varios pueblos originarios, hasta desembocar en Río Churubusco. Aunque a lo largo de este recorrido se encuentra en diversos estados de conservación, sus márgenes y el cuerpo de agua mismo son un hábitat que alberga una importante biodiversidad que enriquece el patrimonio ecológico de la Ciudad.
El deterioro, la obra de renovación y la recuperación
He dicho que tengo una historia de 10 años con Canal Nacional, pero en realidad, mi primer contacto fue mucho antes: Pasé muy cerca de él casi a diario, de 1980 a 1984, durante los años que duró mi licenciatura de ingeniería electrónica en la Universidad Iberoamericana, en su campus original, de Cerro las Torres en la Colonia Campestre Churubusco. Hoy día, este predio es la sede del corporativo de la empresa aseguradora GNP. Pero en mi época de estudiante, Canal Nacional era una zanja llena de basura y totalmente descuidada, a la que nadie pensaría en ir a pasear.
Como consecuencia del abandono, en 2003 el Canal Nacional estuvo a punto de correr la misma fatal suerte que otros cauces de agua de la Ciudad de México, cuando un jefe de gobierno “iluminado” hizo un proyecto para convertirlo en una vialidad, emulando a las autoridades ecocidas que a mediados del siglo pasado entubaron los ríos Piedad, Mixcoac, Churubusco, entre otros, para convertirlos en “vías rápidas”. Esto despertó conciencia y unidad en los vecinos de colonias y pueblos aledaños, que se organizaron para detener esa iniciativa y para coordinar la limpieza y mantenimiento de las áreas verdes a lo largo del Canal. Es importante mencionar que esta respuesta no se pudo lograr a lo largo de todo el Canal y todavía hasta antes del Proyecto de Renovación algunas zonas estaban en un estado terrible: sin agua o con agua estancada y maloliente, llenas de basura y de vegetación exótica y parásita, que no permite que el espacio se enriquezca con especies nativas y con fauna silvestre.
Hasta el año 2018 el Canal sobrevivió sin que hubiera un plan muy definido para su conservación. Estaba mucho mejor que en los ochentas, pero tenía problemas de vegetación y fauna nociva y exótica. El cuerpo de agua estaba afectado por lirio acuático y lenteja de agua, entre otras condiciones desfavorables, pero aún así, la fuerza vital de la naturaleza es poderosa y podían encontrarse muchas especies de aves silvestres, algunas de ellas, sorprendentes para una zona natural tan perturbada. Esta característica, de dar “agradables sorpresas” a los observadores de aves, ha sido una constante en este sitio. Con la renovación dejaron de estar presentes algunas especies y llegaron otras nuevas, pero de vez en cuando, como un bocado exquisito, de repente sigue apareciendo alguna especie valiosa, que alborota a la comunidad de “pajareros” que se precipitan a buscarla, ya que normalmente se le puede ver por un tiempo muy corto.
A partir de 2019, la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad (Sedema), con apoyo del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmx) desarrolló un proyecto para sanear el cuerpo de agua, llevar a cabo trabajos de limpieza de los taludes, regeneración de flora y fauna, eliminando al mismo tiempo especies exóticas e invasoras y fauna nociva.
Además de estas dos entidades del gobierno de la ciudad, hubo participación de otros grupos, tales como los vecinos de las colonias aledañas y de los pueblos originarios por lo cuáles pasa el Canal. Este proceso incluyente, en el que las autoridades son receptivas a las inquietudes y propuestas de la sociedad, es en general equitativo y benéfico, sin embargo, se produjeron tropiezos y las decisiones se complicaron, cuando algunas personas que buscaban su beneficio y lucimiento individual provocaron rencillas y desacuerdos, en detrimento del avance del proyecto.
En la siguiente secuencia de imágenes podrás ver la misma zona de Canal Nacional, llamada “Puente de los patos” en diversos momentos de la renovación.
La primera imagen es de diciembre de 2017, cuando todavía el cuerpo de agua estaba en buen estado, aunque puede verse en los taludes vegetación invasora, como es el ricino.
En la siguiente imagen, de septiembre de 2019, ya se puede ver la afectación del cuerpo de agua, cubierto por una capa de lenteja de agua, que cuando se reproduce sin control, impide que la luz y el oxígeno pasen libremente en el agua, amenazando a las especies que ahí habitan.
La tercera imagen es durante lo más drástico de la obra, en noviembre de 2019. El proceso de la renovación, sobre todo en los tramos iniciales, me pareció muy radical, ya que se desecó el cauce de agua y se eliminó toda la vegetación arbustiva, respetando solamente las palmas y los árboles grandes, tales como eucaliptos, ficus, casuarinas y sauces. Con ello sucumbió o huyó la mayoría de la fauna, quedando solo los animales “color tierra” o que acompañan a los asentamientos humanos, como son ratas y ardillas, gorriones y pinzones domésticos, zanates y tórtolas. Evidentemente todas las especies acuáticas desaparecieron y las terrestres se desplazaron fuera de la zona. Tengo que reconocer que cuando vi así la zona del Canal, pensé que le tomaría muchos años para recuperarse, pero afortunadamente, la naturaleza es impetuosa y la vida silvestre regresó mucho antes de lo que yo anticipaba.
La última imagen de la serie, es de septiembre de 2020, donde ya se ha restablecido el cauce de agua y los taludes se han ido reforestando, a partir de la paleta vegetal que se seleccionó, que en su mayoría es autóctona de la zona. Un acierto fue incluir en dicha paleta a la lantana y la salvia, plantas con una floración abundante, que resulta muy atractiva para polinizadores, tales como colibríes, abejas y abejorros, que prosperan durante temporada de flores en el Canal Nacional. Sin embargo, el proceso no fue exitoso con algunas especies vegetales y sucedió en repetidas ocasiones, que una extensa plantación de cierta especie, simplemente no logró adaptarse y hubo que desecharla, para intentar con otra planta.
Bueno, pero ya es tiempo de que dejemos atrás los antecedentes y nos enfoquemos en los verdaderos protagonistas de esta historia, que son las aves silvestres que habitan en Canal Nacional. Primero hablaremos de algunas especies muy representativas del lugar y después comentaremos acerca de colibríes y garzas.
El gorrión cantor (Melospiza melodia) es una de esas especies “protagonistas”, que no se esconde, sino que normalmente es fácil de ver. Lo distinguimos del pinzón mexicano y del gorrión doméstico, que pudieran asemejarse un poco, debido al mayor contraste de blanco y marrón que hay en su plumaje y por supuesto, por el melodioso canto que le da su nombre. En la imagen siguiente lo puedes ver, bien erguido en pleno canto, sobre un macizo de flores de lantana.
La gallineta frente roja (Gallinula galeata) es un ave negruzca, similar a un pollo, que habita en humedales, nunca lejos del agua. A menudo se le observa nadar, recolectando comida en la superficie del agua o caminando a lo largo del borde de la vegetación acuática. Las patas gruesas y los dedos largos son de color amarillo pálido. Los adultos tienen el pico rojo brillante con la punta amarilla. Los polluelos son negros con plumaje hirsuto y medio calvos, en realidad no muy agraciados. Cuando son mayores, pero todavía inmaduros, son de color grisáceo y algo interesante es que ayudan en la crianza de sus hermanos recién nacidos.
Hace algunos años se introdujo en Canal Nacional la ninfa, que es una planta acuática autóctona, que flota y forma “plataformas”, pero no es tan invasora como el lírio acuático, que se exiende sin control. Gracias a los “islotes” de ninfa que se han desarrollado en el Canal, las gallinetas frente roja han proliferado, ya que la ninfa les proporciona una excelente superficie para anidar. A continuación podrás ver la imagen de una gallineta frente roja en su nido, construido principalmente con hojas secas de tule, sobre una base de ninfa.
El pato mexicano (Anas diazi) es una especie de pato residente común en Ciudad de México. Se le encuentra desde el Centro de Estados Unidos, hasta el centro de México. En época de migración, convive sin conflicto con otros patos que vienen a pasar el invierno, como son las cercetas que vienen de Canadá y Estados Unidos. Cuando se hizo la renovación del Canal, se aprovechó para retirar del área a un grupo grande de patos y gansos domésticos, que sí estaban relegando a los patos mexicanos. Esto provocó en su momento una reacción negativa por parte de algunos colonos, que querían conservar a los patos domésticos, pero finalmente prevaleció la decisión, que desde el punto de vista ecológico fue la acertada.
Aunque el pato mexicano no tiene colores deslumbrantes como otros patos migratorios, tiene una gran belleza que casi siempre está oculta, pero que te comparto en la siguiente imagen. En el momento de su baño, que a todas luces disfruta mucho, despliega sus alas y nos muestra sus “true colors”. Ésta es una de mis imágenes favoritas de esta especie.
El pinzón mexicano entra en el grupo de los “pajaritos cafés”, comunes en la Ciudad de México y se le encuentra no sólo en áeas naturales, sino tambíén en parques, camellones, setos y dondequiera que haya un poquito de verde, con semillas y florecitas de las cuáles alimentarse. Es común encontrarlo en parvadas, que muchas veces levantan el vuelo y nos sorprenden, porque aún estando muy cerca de ellos, su coloración los camufla eficientemente y sólo los vemos cuando ya salen volando.
A pesar de lo comunes que son, siempre es agradable verlos o incluso escuchar sus cantos y llamados, que son melodiosos. El macho tiene una máscara de color que “hace juego” con su rabadilla, que normalmente se ve sólo cuando se aleja volando de nosotros. El color más común para la máscara es el rojo, pero también hay individuos con máscara naranja o amarilla, lo cuál depende de su alimentación, concretamente del tipo de carotenoides que consumen. Las mejores oportunidades para fotografiarlos se dan cuando están comiendo sobre pastos largos o plantas con flores, ya que tiende a quedarse quieto y ofrecer una buena pose, que sólo requiere la luz adecuada para lograr una bella imagen.
Te comparto un retrato que hice en Canal Nacional a un hermoso macho, que se colocó en el lugar correcto en el momento preciso, para revelar todos sus detalles bajo la luz del sol.
Oportunista, inteligente, descarado e implacable, el zanate mayor (Quiscalus mexicanus) es una de las aves que mejor se adaptan a vivir aprovechando la presencia (y los desperdicios) de los humanos. Lo mismo come insectos, que polluelos o huevos que roba de nidos de ave, lagartijas y todo aquello que le quede al alcance. El macho es negro con iridiscencia azulada en el lomo y tiene una larga cola, que muda cada año. La hembra es más pequeña y su plumaje es pardo. Los ojos son amarillos y cuenta con un pico largo y puntiagudo.
La introducción del zanate en el valle de México por parte del emperador azteca Ahuitzotl en los años 1486-1502 es la introducción más antigua documentada de un ave en el hemisferio occidental, que incluyó la captura de las aves en la región de la Antigua, en Veracruz, el transporte y liberación de zanates en Tenochtitlán y Tlaltelolco, la alimentación suplementaria y su protección de la persecución humana y la predación. No pasó mucho tiempo para que a partir de esta introducción, el Zanate fuera extendiendo su territorio, hasta llegar a traslapar con su distribución original.
Se encuentra en toda la extensión de Canal Nacional y es bastante numeroso. El carácter osado de esta ave, hace que no se esconda y que plante cara a lo que se le ponga enfrente.
Pasarela de colibríes
En la temporada de floración de muchas de las plantas del Canal, se dan cita a lo largo del recorrido diversas especies de colibríes, que van desde las más comunes en el área metropolitana hasta variedades “de colección” y gracias a esta capacidad de atraer a estos pequeños guerreros, Canal Nacional se ha convertido poco a poco en un lugar interesante para los observadores y fotógrafos de aves y es actualmente uno de los mejores lugares en Ciudad de México para ver algunas especies, como el colibrí cola pinta, el zumbador mexicano, o la esmeralda occidental,
El colibrí cola pinta (Tilmatura dupontii) es una especie cautivadora. Muchos observadores han hecho el viaje a Canal Nacional con la prioridad de encontrar a este colibrí. Si bien se puede apreciar su gran belleza en una foto, es emocionante verlo volar y admirar la forma en la que maneja las largas plumas de su cola mientras vuela, desplazándose de una manera muy suave y armoniosa. Sólo el macho tiene la cola pinta, la hembra tiene un plumaje verde con beige y es parecida a hembras de otras especies pequeñas de colibrí.
El colibrí cola pinta tiene una distribución fraccionada en el occidente de México, de Nayarit a Oaxaca y del sur de Chiapas al norte de Nicaragua. Yo lo vi por primera vez en la Sierra de Atoyac, en Guerrero en abril de 2019 y después de esa ocasión, lo he visto en el Jardín Botánico de la UNAM, en la segunda sección de Chapultepec y más constantemente, en la temporada de floración, en Canal Nacional.
El zumbador mexicano (Selasphorus heloisa) es diminuto, aún entre los colibríes. Es la segunda ave más pequeña de México, sólo después del Zumbador guatemateco, que se encuentra en Chiapas y el norte de Centroamérica. Su nombre en inglés es “Bumblebee hummingbird” y es verdad que al verlo, uno lo podría confundir con un abejorro. Es una maravilla contemplarlo en vuelo, puesto que su aleteo no es muy notorio y en realidad parece que levitara, emitiendo un zumbido suave. Se encuentra en las Sierras Madre, Oriental y Occidental y en el Eje Transvolcánico.
La Esmeralda occidental (Cynantbus auriceps) es un pequeño colibrí endémico de México, que se encuentra en los estados de la Costa Pacífica, de Sinaloa a Oaxaca, extendiéndose hacia el oriente por la Cuenca del Balsas y el Eje Transvolcánico y con ello llega en pequeños números a la Ciudad de México. Es una pequeña joya voladora, que en la sombra aparenta ser prácticamente color negro, pero en cuanto es iluminado por los rayos del sol, hace honor a su nombre de “esmeralda” y brilla con hermosos tonos verdes.
Entre los meses de junio y julio de 2024, se pudo ver un macho inmaduro en una mata de flores de lantana, junto al puente ubicado en la esquina con Cerro las Torres. Sólo había que esperar unos minutos y el hermoso colibrí hacía una ronda libando de las flores, y después se perchaba en una rama para descansar, pero hacía esto sin poner la mínima atención a algún observador o fotógrafo que estuviera a pocos metros de él. Aquí te comparto una imagen suya. En redes sociales se estuvieron publicando muchas fotos de él, ya que es una especie valiosa y hubo una buena cantidad de observadores que venían a Canal Nacional específicamente para ver a este colibrí y a las dos especies que te acabo de reseñar.
Un colibrí que resulta un poco más común en la Ciudad de México que los que te presenté anteriormente, es el colibrí orejas blancas (Basilinna leucotis), sin embargo, es un colibrí de bosque perennifolio de montaña, que sigue siendo un buen hallazgo, sobre todo en una zona tan rodeada de urbanización, como Canal Nacional. Ambos sexos tienen una máscara negra, una línea blanca gruesa y definida atrás del oído, que le da su nombre. Se le encuentra en zonas montañosas, desde el sur de Estados Unidos, pasando por las Sierras Madre y el Eje Transvolcánico, hasta el norte de Nicaragua. La foto que te presento a continuación es una de mis favoritas de esta especie, por el momento que captura y por todos los detalles que se pueden ver en su plumaje.
El más común de los colibríes en Ciudad de México, también es el más abundante en la zona de Canal Nacional. El colibrí berilo (Saucerottia beryllina), es además el “bully de la cuadra”. Viéndolo objetivamente, es una especie maravillosa, con sus tonos cobre y verde metálico que lucen mucho con la luz del sol. Sin embargo, no puedo evitar mi molestia, cuando este grandulón territorial hostiga y persigue a otras especies más pequeñas y difíciles de encontrar. Más de una vez he hecho coraje al estar intentando fotografiar un zumbador o una esmeralda y de repente llega el berilo, para “correrlo de su territorio”. Se distribuye desde el sur de Estados Unidos, hasta Honduras, en México se encuentra en laderas altas, matorrales, parques y jardines del occidente del país.
Desfile de garzas
A lo largo del Canal y en diversas estaciones del año, se puede encontrar varias especies de garzas, desde las más habituales, como son la garza blanca, y la garceta verde, otras estacionales, como la dedos dorados y la garza tricolor. También se puede ver la garza nocturna corona negra, que a pesar de ser de hábitos nocturnos, frecuentemente tiene actividad durante el día.
La garza blanca es el ave más grande que se encuentra en Canal Nacional. Es frecuente verla pescando cerca de la orilla del Canal, o bien perchada en los árboles. Normalmente se encuentran dos o tres individuos en el tramo entre Río Churubusco y Calzada la Viga, sin embargo, este 2024, en los meses entre febrero y abril, se llegaron a avistar muchas más, sobre todo muy temprano en la mañana, con 11 y hasta 15 individuos, además de varias garzas dedos dorados, en unos 300 metros del cauce, situación que yo no había visto en años anteriores. Pasada esta temporada, he vuelto a ver el número habitual de 2 o 3, que mencioné, aunque a veces recorro todo el tramo y no puedo ver una sola.
Me gusta mucho el retrato que logré de esta hermosa garza. Los espacios que tienen las aves entre el ojo y el pico, se llaman lores, así en plural. Los lores verdes en la garza blanca de la foto, indican que el ave tiene su plumaje nupcial, que en el caso de la garza blanca, es bastante parecido al encaje de un traje de novia.
La Garceta verde es un ave mucho más pequeña y activa que la garza blanca. La primera vez que una persona la ve, siempre pregunta ¿Y por qué se llama garza verde? Ya que la mayor parte de su plumaje es de un café rojizo y sólo las alas tienen un verde azulado, que se aprecia mejor en vuelo. A veces se queda muy quieta, acechando peces desde la orilla y no es fácil verla.
De las muchas fotos de garceta verde que he tomado en Canal Nacional, elegí ésta, porque ilustra dos cosas: en primer lugar la forma en la que levanta la cresta, lo cuál es una advertencia que nos está indicando que está alterada. Por otro lado, si te fijas bien, podrás ver que en lo más alto de la pata derecha tiene un anillo metálico de identificación, que fue colocado por algún ornitólogo, para poder determinar los desplazamientos de este individuo. Rastreando la identificación del anillo a través de la comunidad de observadores, se encontró que esa garza fue anillada en Ciudad Universitaria de la UNAM, a unos pocos kilómetros de Canal Nacional.
La garza tricolor (Egretta tricolor) es un avistamiento mucho menos frecuente que las garzas arriba descritas. Para la Ciudad de México, se trata de una especie migratoria de invierno. Se trata de un ave muy bella, con sus colores morado, marrón y blanco. En Canal Nacional se tiene la ventaja de que el cauce de agua no es muy ancho y por lo tanto se presta para fotografiarla, aunque se encuentre en la otra orilla. En cuerpos de agua más grandes, frecuentemente queda más lejos.
La fotografía que te comparto a continuación me gusta mucho, por la garza misma y por el fondo que se produce con el reflejo del follaje otoñal de un gran árbol sobre el agua.
¿Qué sigue?
No me satisface dejar fuera de mi relato muchas imágenes y anécdotas que siento la obligación de compartir contigo, pero que harían esta crónica demasiado extensa. En vista de lo anterior, escribiré una segunda crónica, en la que te quiero platicar cosas interesantes que hemos hecho en favor del Canal, tanto de manera personal, como con el apoyo de personas e instituciones, por la educación ambiental y para hacer la difusión de la valía de este espacio natural. Y para enriquecer el recuento de especies, añadiré una galería de imágenes, aderezada con información interesante y anécdotas alrededor de la asombrosa biodiversidad que puedes encontrar en este rincón verde de la Ciudad.
Agradezco tu amable compañía en este viaje y te invito a seguir caminando conmigo a lo largo de mi muy entrañable Canal Nacional, en la próxima entrega.
CONTACTO:
Correo electrónico: gerasimoagui@gmail.com
Facebook e Instagram: @GerardoAguilarAnzures x: @gerasimoagui
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Si te agradan mis imágenes, las puedes adquirir, de manera electrónica o impresa, poniéndote en contacto conmigo.
Para consulta de información de aves, se puede acceder a: http://avesmx.conabio.gob.mx
AQUÍ PUEDES LEER TODAS LAS ENTREGAS DE “A OJO DE PÁJARO”, LA COLUMNA DE GERARDO AGUILAR PARA LALUPA.MX
https://lalupa.mx/category/las-plumas-de-la-lupa/a-ojo-de-pajaro
Gerardo.
¡Excelente relato del Canal Nacional!
También es mí patio… a solo unos pasos.
Gracias por toda esa información importante , interesante e investigable.
Espero la segunda parte.
Gracias, Genaro. Las dos entregas no son suficientes para todo lo que hay que contar de Canal Nacional, pero espero que sean información interesante
Genial, yo crecí en ese canal( tramo la Viga / Vía Láctea ), y digo “crecí” porque era el único lugar al que podía salir para realizar caminatas desde los años 70 , 80,90,2000…
Siempre fue un lugar hermoso, aunque tardó casi 45 años en ser recuperado. Hubo intentos por parte de la delegación en los años 70, pero no contaban con presupuesto suficiente.
Además, los propios vecinos eran los peores enemigos del canal, ya que lo usaban como basurero.
Hoy, el panorama ha cambiado, pero sigo viendo actitudes que dañan este espacio recuperado. Por ejemplo, algunos dueños de perros, en lugar de llevarse sus bolsitas de excremento, las dejan tiradas a lo largo del canal para demostrar SU ENOJO(¿?). Estos vecinos no terminan de comprender que solo eliminando los botes de basura de la vía pública podríamos mantener limpio el canal.
Siempre habrá personas sin educación cívica que arrojen sus desechos en los contenedores de la calle. Por eso, creo que lo ideal sería que cada uno se hiciera responsable de llevar su basura a casa. Solo así podríamos conservar este paraíso como se merece.
Así en toda la ciudad.
Una campaña de información y reeducación puede salvar al ya recuperado canal. Ojalá que los dueños de perros y los que desayunan su atole y tamales se lleven su basura a su casa.
México es de todos.
De acuerdo contigo. Muchas gracias por tu lectura y tu comentario
Muy interesante artículo de lo cual, no tenía idea alguna de que había pasado con la parte del canal nacional colindante con las colonias prado churubusco y campestre churubusco, en esta última vivi entre 1975 y 1990 y justo al lado de la parte del canal de esas colonias, también me ejercité durante muchos an
Años, disfrutando de los cantos de las aves cuando y me alegra saber que lo rescataron, aunque desde como por los años 80s dejé de frecuentar esa zona, ahora que sé que se ha rescatado, voy a ir a darme una vuelta, pues hoy soy una caminadora frecuente y lo habré de recorrer para reconocerlo.
Muchas gracias Gerardo por su excelente artículo
Hola mi apreciado Gerardo, gran escrito, generoso en datos, cálido en su lectura e increíble en sus imágenes. Muchísimas felicidades!
Hola.
Ojalá te animes a regresar al Canal. Es un gran lugar para las actividades que disfrutas
Gracias a ti, por leerme y por tu excelente comentario
Gracias por tan hermoso artículo hecho con tanto amor y dedicación.
Gracias por hacer una reseña histórica de hechos que quizá otros, como yo, desconocíamos y aportan más valor a este tesoro natural del que aún podemos disfrutar.
Gracias por cada imagen y el detalle de describir a cada especie. Se siente el entusiasmo y la pasión con la que hace de esta afición por la fotografía, un legado.
Aprecio el detalle y la narrativa con la que como anécdota nos comparte las horas y momentos dedicados a conseguir una buena imagen para compartir.
¡Excelente trabajo!
Casi me emocioné tanto al leer el artículo como usted al escribirlo.
Reciba todo el agradecimiento y reconocimiento a su labor, de manera sincera.
Mi corazón se ha llenado de felicidad al leerle está mañana y conocer -a través de su escritura-, un poco más de uno de los lugares que tanto amor me despierta al caminar por este canal. 💕
Hada, qué bonito comentario, mil gracias. Es una gran motivación. Espero que te guste la segunda entrega
Gracias, Genaro. Las dos entregas no son suficientes para todo lo que hay que contar de Canal Nacional, pero espero que sean información interesante
Hola Gerardo, me encanta la manera en la que narras la vida del Canal, eres el cronista del Canal Nacional, dos entregas no te van a alcanzar, abrazo!
Mil gracias, Rocío. Efectivamente, hay demasiadas historias e imágenes para dos capítulos, pero espero transmitir lo más relevante y motivar a la gente a visitar y cuidar este bello lugar