ENTREVISTA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
FOTO: RICARDO ARELLANO/LALUPA.MX
Un accidente que la dejó postrada en cama casi un año y detuvo varios de sus proyectos, hizo que Yolanda escribiera poemas en un intento de sanar física y emocionalmente y cumplir un sueño que perseguía desde niña. Más de 90 sonetos que hablan del dolor, la nostalgia, los sueños y la aceptación que quedaron impresos en el poemario En busca de la voz.
Yolanda Sánchez Herrera es química bióloga de formación, pero siempre le gustó la literatura. Entre los libros que la marcaron, recuerda especialmente un libro de poesía que le regaló su padre y “cuando a un niño le acercas libros que puede entender, le ayudas a que le tome el gusto a la lectura. Eso me atrapó, aunque lo perdí en una mudanza, pero era un libro que tenía 60 años y ya no tenía pastas”.
Sin embargo, no se decidió por la literatura cuando llegó a la universidad, porque ingresó a la licenciatura en Química. Aunque su vida profesional la pasó en el campo de los análisis clínicos y de laboratorio, Yolanda siempre regresaba, de manera irremediable, a la poesía.
… Y de golpe la mañana
Sorprendió tu rostro
en una mueca de dolor.
Poema: De golpe
Inquieta por naturaleza, cuando se jubiló, Yolanda quiso buscar los caminos para escribir su primer libro y planeaba un viaje al extranjero, pero entonces tuvo un accidente en su casa. Una fractura extensa de la tibia lo detuvo todo. Entonces tenía dos opciones, aprovechar el tiempo que estaría en esa situación o permitir que la frustración ganara.
“Una cosa es leer, que a una le guste la poesía, a mí me gusta mucho la poesía y la releía, encuentro cosas nuevas en cada lectura, porque depende de la situación actual cómo sientes las cosas, cambia la perspectiva de las cosas que una lee, por eso siempre vuelvo a mis libros, pero nunca me imaginé escribir”.
El accidente le dio la oportunidad de detenerse y volcarse en la escritura, sobre todo después de que tomó muchos talleres para escribir de la mejor manera, porque “escribir un verso es complicado. Fue muy gratificante. Ahí plasmo el dolor, porque una persona no puede escribir si no ha vivido las cosas, por eso ahí están mi dolor, mi alegría, mi asombro”.
El proceso de escritura también le ayudó a acercarse con su familia, en especial con uno de sus hijos aficionado a la lectura. “Le di a leer mis versos, opinaba sobre ellos y siempre acudía a él y cuando quedó el libro más estructurado, me decía que había avanzado mucho en mi escritura. Mi maestra era muy estricta y me corregía mucho, pero sé que siempre se busca que la obra sea mejor”.
Dejar sus emociones en poemas, “porque no se puede mentir cuando escribes”, hizo que su familia se sorprendiera con lo que ella sentía. Ahora busca competir en el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes con un nuevo libro que espera terminar pronto. Tras su experiencia, le pide a otras personas animarse a escribir, pero primero les recomienda tomar cursos que les enseñen a pulir su talento porque “sí hubo algunas personas en la historia que son genios, buenos escritores, pero hay que enterarse de cómo se construye un verso porque no se trata de contar historias”.
Aceptar que hoy no serás capaz
de correr
que no podrías sujetar tus agujetas
que los recuerdos se pierden en tu memoria
Poema: Aceptación.
La literatura, dice Yolanda, es maravillosa y nos abre nuevos horizontes. Además, sostiene que la poesía y la escritura también pueden ayudar a mejorar la salud mental, como cualquier otro consejo que se da a la gente, como dormir más, alimentarse bien, hacer ejercicio o tomar mucha agua, porque “leer, leer y leer y ocuparse en la vida con algo, nos hace bien”.