Dentro de la licenciatura en Negocios Internacionales de la ENES Juriquilla, que tiene un perfil administrativo y contable, existe una materia que lleva por nombre Movimientos sociales y sociedad civil en mercados emergentes ¿Para qué tenemos que estudiar movimientos sociales (MS) en esta carrera? Esta pregunta podría tener una respuesta sencilla y se podría limitar responder sencillamente con: Porque son necesarios. Pero nunca me ha parecido pertinente dar respuestas cortas a las nuevas generaciones. Los estudiantes de esta carrera, han sido invadidos por la idea de que el trabajo y el dinero son los únicos dos elementos que necesitan en la vida para vivirla; pero pocos se han cuestionado que su quehacer como negociadores internacionales está estrechamente vinculado con la sociedad.
En este sentido, es importante estudiarlos porque nos ayudan a entendernos como seres humanos, porque nos han formado como sociedad y representan un muro de contención ante las adversidades del sistema; un sistema que es complejo y difícil de entender y asimilar. Los MS a lo largo de la historia de la humanidad, han logrado que las sociedades puedan exigir sus derechos, o en palabras de Julieta Marcone, tener el derecho a tener derechos.[1]
La esencia de estudiar los MS, es que los estudiantes se cuestionen a sí mismos, que cuestionen al profesor, al académico; que lo hagan sentir incómodo para remover y dar vida al ciclo del conocimiento. Preguntas tan sencillas como ¿Para qué recordar el movimiento estudiantil del 68? ¿Cómo se mantiene vigente un movimiento social? ¿Cuál es nuestro deber como estudiantes ante los movimientos sociales? ¿Qué es el feminismo? ¿Soy parte de él?
Es importante entender que los MS, no solo son marchas en las calles, es tratar de quitar ese prejuicio que existe sobre el desorden y la revuelta, es hacer énfasis en que los movimientos sociales van desde expresiones artísticas hasta conversaciones conscientes y diplomáticas que tienen un interés común, que es el bienestar social. El objetivo de estos, es borrar esos márgenes que se han trazado a través de la historia y comenzar a construir nuevas oportunidades, en donde todas y todos podamos proponer nuevas soluciones a los cambios drásticos que vive el mundo.
Sensibilizar a los jóvenes sobre estos temas ayudará a moldear su quehacer como profesionistas y cambiar esa mentalidad enfocada al sector empresarial, para convertirlos en (como se dice en el argot de los negocios) insiders, que sean conscientes de que trabajarán en empresas que interactúan y, en muchos casos, afectan las dinámicas sociales. Los estudiantes de negocios internacionales, podrán tener esta mirada crítica y empática sobre las repercusiones favorables o no tan favorables de una empresa u otra; podrán fungir como una bisagra entre el ente privado y su relación con la gente. Solo de esta manera, recordándoles que son herederos de una lucha incansable de búsqueda por la justicia social, se comenzarán a construir estos muros de contención.
Son estas nuevas generaciones las encargadas de abanderar la memoria de los movimientos sociales y llevarlas hacia un mundo que pretende borrar las huellas de quienes marcharon y siguen marchando por tener mejores condiciones laborales, sociales, culturales y económicas. Solo por poner algunos ejemplos, los movimientos antisistémicos como lo son el feminismo y el cambio climático, se han convertido en los dos grandes referentes de la movilización social de la juventud actual y en ambos casos, se ha logrado visibilizar las problemáticas estructurales que viven a nivel mundial. Son claros ejemplos de cómo los MS son capaces de manifestarse de distintas maneras y lograr hermanar culturas que persiguen un mismo fin.
Otro de los problemas que deben de identificar los jóvenes y que está directamente relacionado con los negocios internacionales es el problema de la vivienda. Cada vez somos más habitando el mundo y cada día es menor el espacio que tenemos disponible para vivir. Este problema se agrava cada vez que las grandes inmobiliarias desarrollan casas en grandes cantidades sin considerar factores como la escasez de agua, problemas con las instalaciones eléctricas o el desplazamiento forzoso. Aunado a lo anterior, la brecha de las desigualdades económicas crece desmesuradamente y grandes empresas especulan con los precios y compran esas tierras potencialmente habitables. El avance desmedido de las inmobiliarias, deberá ser un tema importante para discutir y enfrentar, solo por el derecho de tener un espacio digno para vivir.
En este sentido, es imperante que materias relacionadas con las humanidades y la ciencia sociales, sigan siendo parte fundamental de programas educativos en todos los niveles escolares y de cualquier disciplina. Lo anterior permitirá a las juventudes formar un pensamiento crítico y ser sujetos verdaderamente conscientes de lo que sucede en su realidad.
Entonces, para responder la pregunta que se planteó en un inicio, podría decir que es para que la memoria no nos falte, para empatizar con las nuevas formas de vivir, para entender el nuevo mundo económico porque es la sociedad quien lo construye, para tender puentes entre la sociedad, gobierno y el sector privado, para conocernos y reconocernos como ciudadanos, para exigir y hacer valer nuestros derechos, para no olvidar…
[1] Marcone Julieta, “Las razones de la desobediencia civil en las sociedades democráticas”, en Andamios, Volumen 5, número 10, abril, 2009, pp. 39-69.
Abel Martínez Hernández es profesor de la Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad Juriquilla, UNAM
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