Autoría de 11:33 am #Opinión, Luis Tamayo Pérez - Ecosofía

La aridización de la tierra y las estrategias para mitigarla – Antonio Sarmiento Galán y Luis Tamayo Pérez

Después de un sólo siglo labrando los suelos en las praderas de Norteamérica (con monocultivo y revolución verde) hemos perdido un tercio de su mantillo y hasta un cincuenta por ciento de su fertilidad original.

Janine Benyus[1]

Como bien sabemos, la desertificación de la tierra, a diferencia de la desertización, que es un proceso natural, es generada por la actividad humana. Genera desertificación la agricultura que agota los suelos, la ganadería intensiva, la deforestación derivada de la tala ilegal y la minería de tajo a cielo abierto, por sólo mencionar las fuentes principales. Tal desertificación, además, es un proceso en nuestros días magnificado por el calentamiento global antropogénico.

El estudio The global threat of drying lands: Regional and global aridity trends and future projections, realizado bajo el auspicio de la ONU y publicado recientemente (2024), demuestra que, en apenas tres décadas, tres cuartas partes de la superficie terrestre se han vuelto mucho más secas[2].

Y la causa central de que en nuestro mundo las sequías sean cada vez más frecuentes y extremas es el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Es un hecho evidente que la quema de combustibles fósiles está transformando nuestro planeta azul en un planeta árido. Desde hace tres décadas se está produciendo una transición de tierra húmeda a tierra seca y ello ha reducido el área disponible para cultivar alimentos. En las tierras secas el 90 % de las lluvias se pierde por evaporación, quedando sólo el 10 % disponible para la vegetación. Como consecuencia del calentamiento global, dos tercios de la tierra almacenarán menos agua a mediados del presente siglo. El proceso es simple: dado que hay más calor atrapado en la atmósfera debido a los gases de efecto invernadero emitidos por la quema de combustibles fósiles, se exacerba la evaporación y se pierde la humedad del suelo. Asimismo, cuando la sequía da paso a la lluvia, esta llega en forma de fuertes aguaceros que se llevan la capa superficial del suelo.

Al contrario, un clima estable proporcionaría lluvias anuales mucho más uniformes y suaves, permitiendo al suelo capturar el agua para alimentar a su microfauna, la cual, a su vez, retiene aún más el agua y libera micronutrientes en el suelo.

En el prólogo del estudio antes referido, Ibrahim Thiaw, secretario ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD), indicó que no es lo mismo la sequía –ese periodo cuando son escasas las lluvias– que la aridez, pues esta representa una transformación permanente del suelo. Cuando la aridez se instala, el suelo pierde la capacidad de volver a las condiciones de fertilidad anteriores. Este cambio, indica Thiaw, está modificando las condiciones de la vida en la Tierra.

El estudio también indica que, como consecuencia de que la producción agroindustrial de alimentos está basada en los abonos y pesticidas inorgánicos –derivados del petróleo—, el suelo se está perdiendo hasta 100 veces más rápido de lo que se forma. La revolución verde con sus fertilizantes sintéticos y sus máquinas impulsadas por diésel sólo ha degradado y compactado el suelo, dificultando a las lombrices y demás microfauna la tarea de mantenerlo sano.

Los suelos de las selvas, a lo largo y ancho de la Tierra, están fuertemente impactados. Ello es muy grave no sólo porque son generalmente muy delgados y pobres, sino porque, en estado natural, son capaces de generar su propia humedad. Tal y como indican Callum Smith, Dominick Spracklen y Jess Baker (Universidad de Leeds), en la selva amazónica el agua absorbida por las raíces de los árboles se bombea de nuevo a la atmósfera, donde forma nubes que finalmente liberan el agua en forma de lluvia para que sea reabsorbida por los árboles. Eso no es diferente a lo que ocurre en las selvas del Congo, donde casi la mitad de sus precipitaciones provienen de la humedad generada por la misma selva[3].

Conservar intocados tales ecosistemas es muy importante porque, en el futuro, serán clave para la conservación del agua de los ríos, ello ante la inexorable pérdida de los glaciares, fuente de los otrora ríos “permanentes” de la Tierra.

Evitar la desertificación pasa por el establecimiento de procesos agrícolas que restauren en vez de degradar los suelos. La regeneración de la tierra es benéfica para todos, para los seres humanos y sus ecosistemas. Si ya no estamos concentrados en la ganancia inmediata y pensamos en el mediano y largo plazo, tal y como ha mostrado el Rodale Institut de Pennsylvania (EE. UU.), la agricultura regenerativa es un procedimiento mucho más sostenible, tanto en términos económicos como ambientales[4].

El estudio de la ONU antes referido también indica que, por ejemplo, en términos del PIB África ha perdido el 12 % de sus ingresos entre 1990 y 2015 a causa de la desertificación y, de acuerdo con las predicciones, perderá en la próxima década un 4 % adicional. Si continúa dicha tendencia, los rendimientos del maíz en Kenia se reducirán a la mitad para el 2050.

El estudio muestra, además, que la nación mexicana es una de las que muestra mayor vulnerabilidad a la desertificación, lo cual es bien conocido por las autoridades del país. Según informó la Secretaría de Agricultura de México en junio de 2020[5], el 26 % del territorio nacional se encuentra en proceso de desertificación. Ello es muy grave, pues más del 58 % de los mexicanos reside en zonas áridas o muy áridas.

Desde el primer informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, 1990[6]) sabíamos que la producción agrícola a cielo abierto iba a ser afectada por un mundo más caliente… y en nuestros días ya hemos casi alcanzado los 1.5°C más respecto a épocas preindustriales, lo cual ha generado una disminución de la producción agrícola en casi un 15 % a escala mundial.

Con el objeto de reflexionar sobre estos temas, se realizó hace un mes en Riad, Arabia Saudita, la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD). Como bien sabemos, Arabia Saudita es uno de los países más áridos del mundo y está muy interesada en aprovechar las conversaciones para lograr un acuerdo mundial sobre la manera de detener la degradación de los suelos.

Sin embargo, y a pesar de ser el anfitrión de la conferencia, Arabia Saudita mostró una fuerte reticencia a aceptar las evidencias que muestran que el calentamiento global antropogénico es el principal impulsor de la desertificación mundial.

El fracaso de las Cumbres de las Partes (COPs) y demás conferencias sobre el clima mundial es también responsable de la desertificación de la Tierra. Según el estudio The contribution of integrated land use planning and integrated landscape management to implementing Land Degradation Neutrality: Entry points and support tools de la ONU (2022), en el año 2020 aproximadamente el 30 % de la población vivía en tierras secas, frente a sólo el 22.5 % en 1990[7].

Tal estudio prevé que para 2100 esta cifra se duplicará si no se hace lo suficiente para reducir las emisiones de carbono. Esto es muy grave, pues casi la mitad de la población de África ya vive en tierras secas.

Basado en tales conocimientos, la organización Salvemos el Suelo, fundada hace más de dos décadas por Sadhguru, indica claramente que los suelos saludables son la base de la vida. Las tierras que se secan son suelos degradados, y la causa de su degradación es clara: la actividad humana. Como antes indicamos, la deforestación, la agroindustria y la ganadería intensiva degradan el suelo y generan la pérdida de biodiversidad, la disminución de la captura de carbono y el empeoramiento de las inundaciones, las sequías y los incendios forestales, problemas que se incrementan en todo el planeta.

Es por ello que en la conferencia de Riad se conminó a los tomadores de decisiones a, en primer lugar, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero con el objeto de reducir la aridez global. Tales acciones son clave. Las otras soluciones las conocemos bien: agricultura sostenible, gestión del agua, reforestación y reintroducción de especies nativas, educación y concientización ambiental. En resumen, se requiere una buena gobernanza local, nacional e internacional para detener la desertificación de nuestro planeta.

Lograrlo es también muy importante en términos económicos y sociales. Al respecto, Kate Gannon, del Instituto Grantham de la London School of Economics, indicó:

La creciente aridez profundiza la pobreza, obliga a la sobreexplotación de recursos frágiles y acelera la degradación de la tierra, creando un círculo vicioso de escasez de recursos, inseguridad hídrica y disminución del potencial agrícola. En las comunidades marginadas, con menor capacidad de adaptación que las desarrolladas, se enfrentarán graves consecuencias para la salud, la nutrición y el bienestar, debido a los riesgos de escasez de alimentos, desplazamiento y migración forzada que ocasionará la desertificación. Todo ello es una profunda injusticia, pues tales comunidades han sido muy poco responsables del calentamiento global.

Las acciones de México contra la desertificación

Tal y como indica el gobierno de México, la agricultura de riego y de temporal es una fuente importante de empleo y de ingreso económico, es por ello que el problema de la sequía ha sido una cuestión recurrente y persistente a lo largo de la historia del país, tal como lo muestran los registros documentados de las sequías ocurridas incluso desde antes de la colonización española.

En ese sentido, la Secretaría de Agricultura, a través de la Comisión Nacional de las Zonas Áridas (Conaza) y de la Subsecretaría de Agricultura, está trabajando activamente en las siguientes acciones que contribuyen a la lucha contra la desertificación y las sequías[8]:

  • Desarrollo de obras hidráulicas de captación de agua de lluvia.
  • Vigilar la ocurrencia de desastres naturales, como la sequía, y sus efectos en el sector agropecuario.
  • Fomentar la tecnificación de riego a nivel parcelario, con el objetivo de realizar un uso más eficiente y productivo del recurso agua en la agricultura.
  • Instrumentación de una política de uso, conservación y recuperación del suelo y agua agrícolas para la sustentabilidad de los recursos naturales.
  • Aprovechamiento sustentable de recursos biológicos y genéticos agroalimentarios para su preservación y conservación.
  • Establecimiento de prácticas sostenibles para el manejo de la tierra.
  • Reconversión productiva a cultivos tolerantes a las condiciones de menores requerimientos de agua.
  • Contratación de coberturas de aseguramiento (con fondos de aseguramiento o empresas aseguradoras) para proteger los cultivos, ganado y pastizales, ante la posible ocurrencia de sequías.

Asimismo, la actual titular del ejecutivo de la nación mexicana, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, convocó en noviembre pasado a todos los gobernadores estatales para que firmasen el Acuerdo Nacional por el Derecho Humano al Agua y la Sustentabilidad. Dicho acuerdo incluye el Plan Integral para el Riego Agrícola para el Uso Eficiente del Agua, gracias al cual, sólo en el año 2025, se invertirán 9 mil millones de pesos en la tecnificación del agro relativa al uso eficiente del agua en al campo.

Sinceramente, esperamos que tales medidas sean implementadas de manera decidida y oportuna para que nuestro país logre evitar los peores efectos de la desertificación mundial.

Cuernavaca, Morelos, 3 de enero de 2025.

*Antonio Sarmiento es investigador en el Instituto de Matemáticas de la UNAM, campus Chamilpa, y Luis Tamayo es profesor del posgrado en filosofía, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.


[1] Biomímesis, Barcelona: Tusquets, 2012: 35.

[2] https://www.unccd.int/resources/reports/global-threat-drying-lands-regional-and-global-aridity-trends-and-future

[3] https://www.leeds.ac.uk/news-environment/news/article/5254/reduced-rainfall-in-tropics-linked-to-deforestation

[4] https://rodaleinstitute.org/science/articles/rooted-in-nature-the-rise-challenges-and-potential-of-organic-farming-and-fertilizers-in-agroecosystems/

[5] https://www.gob.mx/agricultura/articulos/desertificacion-y-sequia-un-panorama-muy-arido?idiom=es

[6] https://archive.ipcc.ch/home_languages_main_spanish.shtml#tabs-3

[7] https://www.unccd.int/resources/reports/contribution-integrated-land-use-planning-and-integrated-landscape-management

[8] https://www.gob.mx/conaza

AQUÍ PUEDES LEER TODAS LAS ENTREGAS DE “ECOSOFÍA”, LA COLUMNA DE LUIS TAMAYO PARA LALUPA.MX

https://lalupa.mx/category/las-plumas-de-la-lupa/luis-tamayo-perez-ecosofia

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Last modified: 5 enero, 2025
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