La histórica lucha de la izquierda en contra de la violencia hacia las mujeres sufrió uno de sus más severos reveces apenas el pasado martes en sesión de la cámara de diputados.
Varios hechos sucedidos en ella revelan que México, infortunadamente, se ha quedado sin una izquierda real y congruente.
Primitivismo político
Primero, porque la mayoría de legisladores del partido – movimiento que se ha autoproclamado de izquierda votó en contra de uno de los principales preceptos que definen, precisamente, a las izquierdas: estar al lado de la o las víctimas.
En lugar de impulsar una investigación judicial en torno a la denuncia del delito de violación en grado de tentativa en contra del exfutbolista Cuauhtémoc Blanco Bravo y así deslindar responsabilidades, prefirieron evitar que el diputado de Morena enfrentara a la justicia.
Y que conste que no afirmo que sea culpable o no lo sea; solo digo que en la lógica de cualquier ciudadano, debió de comparecer ante un juez sin gozar del fuero que tienen los diputados.
Segundo, porque los morenistas montaron la más grotesca e incongruente escenificación, al enviar a sus diputadas a respaldar, en tribuna al exgobernador de Morelos, al grito de “¡No estás solo!”
Qué imagen: las mujeres de la autoproclamada cuarta transformación dándole la espalda a la víctima y apoyando al presunto victimario.
Tercero, porque frente a la posibilidad que se gestaba en las filas de Morena y en la bancada del Partido del Trabajo, de agrupar a las mujeres de todos los institutos políticos representados en la cámara baja, para votar en favor del desafuero, vinieron las amenazas contra ellas.
El aparato de Estado, al más puro estilo staliniano de la vieja Unión Soviética, aplastó “la rebelión” de las mujeres y las obligó a cambiar su voto.
Incluso, la misma presidenta de México, aquella del “Llegamos todas” fue tibia en su pronunciamiento al “argumentar” que la petición de desaforar a Blanco Bravo venía de un exfiscal corrupto y la “invalidó”.
Cuarto. Los morenistas trabajaron para garantizar la votación mayoritaria, que estaba en riesgo por la rebelión de las diputadas. Por eso decidieron pactar con el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Ese al que constantemente insultan, al que acusan de neoliberal, al que han señalado de corrupto y gangsteril, al que señalan de ser causantes de todos los males.
Los priistas votaron al unísono que Morena. Se aliaron para proteger, del mismo procedimiento de desafuero a su presidente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, cuyo caso se encuentra “congelado” en la Sección Instructora pero que ante cualquier indicación de poder, puede revivirse y colocar frente a la justicia al líder priista.
Por supuesto que varias de estas acciones involucraron una abierta burla y clara manipulación de las leyes sin que nadie, ni el propio Poder Judicial ni preceptos y reglamentos de la Cámara de Diputados pudieran impedirlo.
Lo realmente congruente e histórico seria que ambos (Cuauhtémoc Blanco y Alejandro Moreno) renunciaran al fuero y comparecieran ante la justicia. Si, como ellos dicen, “nada deben”, saldrán bien librados.
La contraparte es que mientan y sí deben algo. Por eso tienen tanto miedo a andar sin fuero. La otra opción (que no la mencionan) es que desconfían de la impartición de justicia en México en plena era del morenismo en el poder.
Secuelas queretanas
A los priistas y morenistas en Querétaro hay que preguntarles: ¿Están de acuerdo con este comportamiento de sus correligionarios? ¿Opinan igual que la presidenta Sheinbaum? ¿Comparten la idea de proteger a “Alito” Moreno y al “Cuau” y evitar que enfrenten a la justicia?
¿Qué le pueden decir a las mujeres? ¿Qué a las y los queretanos?
De rebote en Querétaro hay al menos dos diputados federales, Abigail Arredondo y Luis Humberto Fernández, que mucho ayudaría si explican cuál es el argumento superior que se impuso al principio fundamental de estar del lado de la víctima para respaldar al diputado Blanco.
Lo dicho: se extingue la izquierda.
Juan José Arreola de Dios
Periodista / Comunicación Política
Twitter (X): @juanjosearreola
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