TEXTO: DIANA NAVA*
FOTOS: CARLOS PAREDES*
Es viernes, faltan 5 minutos para las 7 de la noche, niños, adultos y personas de la tercera edad se encuentran en el Centro de las Artes de Querétaro (CEART).
Una niña trae una diadema con orejas de Mickey Mouse, un niño trae una camisa con estampado de Olaf, personaje de Frozen. Tanto infancias como adultos esperan el ingreso al concierto en homenaje a Disney.
Detrás de una pequeña mesa gris, una mujer de cabello castaño, vestida con un top morado y una falda verde con estampado floral, revisa los códigos QR de los boletos. Faltan 2 minutos para las 7 de la noche, la mujer anuncia que se puede ingresar, seguido de ello, abre la puerta de madera, entrada al pasillo que da al auditorio Francisco Muñoz.
Los niños están ansiosos e inquietos por ingresar. Son las 7 de la noche, la puerta para entrar al auditorio se abre, los adultos y niños comienzan a entrar al recinto.
Algunos infantes corren rápidamente por el pasillo, con la emoción de “agarrar un buen lugar” para ver el espectáculo, mientras que otras personas se sientan tranquilamente en alguno de los asientos disponibles.
El interior del teatro está pintado de color hueso e iluminado por luces blancas. Los asientos, de color rojo, están organizados en filas numeradas del uno al doce. El escenario, de madera oscura, cuenta con dos pares de bocinas negras: uno colocado al lado izquierdo y otro al derecho, ambos en la parte superior. Al centro, cinco micrófonos negros están alineados con una distancia prudente entre ellos.
Al fondo del teatro, sobre la pantalla, se proyecta un código QR enorme. El QR dice: “Centro de las Artes de Querétaro, síguenos en Instagram”, alrededor del código se muestran cortinas rojas de teatro.
A las 7 de la noche con 9 minutos se menciona la segunda llamada, en las bocinas comienza a emitirse información sobre próximos eventos. A las 7 de la noche con 12 minutos se hace la tercera llamada y finalmente se apagan las luces.
La pantalla de fondo se quedó en blanco, apareció en el centro del escenario una mujer con vestido azul, que me recordaba a la obra La noche estrellada, de Van Gogh, además de llevar una taza de la señora Potts de La bella y la bestia.
La mujer mencionó que tenían “unos problemitas técnicos y en un momentito iniciarían”.
Se muestra una breve publicidad sobre La casa de los siete balcones. A las 7 de la noche con 15 minutos, las luces se apagan, quedan encendidas únicamente dos, que iluminan tenuemente el centro del escenario. En la pantalla aparece la clásica introducción de Disney: la secuencia del castillo mientras su característica música suena de fondo.
Blanca Nieves y Aladdin evocan primeros recuerdos de la niñez
A las 7 de la noche con 16 minutos, inició el espectáculo. En la pantalla se proyecta un fragmento de la primera película de Disney, estrenada en 1937, Blanca Nieves.
La escena muestra el momento en que el príncipe ve por primera vez a Blanca Nieves. En el centro del escenario aparece un joven con botas cafés, shorts verdes, camisa blanca y una capa. El actor comienza a cantar Enamorado, mientras interpreta al príncipe.

Las luces del escenario se apagan durante cinco segundos. Al fondo se muestra la proyección de Aladdin. En medio del escenario aparece un joven de cabello rizado y blanco, quien comienza a cantar Un paso adelante. Su vestimenta evoca al personaje de Aladdin: lleva una camisa blanca holgada y shorts color café.
Mientras canta y da la espalda al público, entra al escenario una joven mujer vestida con short azul y una blusa negra de manga larga. La proyección cambia, ahora se muestran escenas de Un mundo ideal, cuando Aladdin invita a Jazmín a pasear en su alfombra mágica. Ambos comienzan a cantar a dueto Un mundo ideal. El público aplaude entusiasta ante ambos.
Poco antes de terminar su número, el dueto se toma de las manos, se miran intensamente a los ojos y luego salen corriendo del escenario. Las luces se apagan durante siete segundos. Entonces aparece una figura familiar: la mujer que al inicio anunció las fallas técnicas. Ahora se presenta como parte del elenco, lista para cantar.
Detrás de ella se proyecta La bella durmiente mientras canta Entonan las aves. Ocurre una pequeña pausa y el público aplaude. Después comienza a cantar Eres tú, mientras aparece en el escenario un hombre con capa, botas cafés y blusa blanca, un “príncipe”. Él se acerca a la mujer.
Ambos cantan a dueto en un mismo micrófono, mientras detrás se proyecta la escena cuando Aurora y el príncipe bailan en el bosque. Se toman de las manos y, al finalizar, se retiran del escenario corriendo.

Mary Poppins y La sirenita continúan el repertorio
A continuación, otro actor sube a escena. Lleva un chaleco verde, camisa blanca, pantalones y botas. Interpreta Chim Chim Cher-ee de la película Mary Poppins. Su actuación es enérgica; realiza ademanes con las manos mientras el público aplaude al ritmo de la canción. Al terminar, levanta ambas manos y se retira del escenario.
Son las 7 de la noche con 28 minutos. La pantalla proyecta una escena de La sirenita. En el escenario aparece una mujer que comienza a cantar Parte de él; su rostro expresa con intensidad las emociones de Ariel, imitando sus gestos y transmitiendo la esencia del personaje, lo que causa una fuerte impresión en el público. La mujer se retira lentamente mientras las luces se desvanecen.

La siguiente presentación comienza a las 7 de la noche con 31 minutos. Se trata de Alicia en el país de las maravillas, con la canción Los gatitos.
La intérprete es nuevamente la mujer vestida con el atuendo de La noche estrellada, quien canta con gracia y serenidad, reflejando la calma de Alicia en esa escena. Además de que su vestido azul recuerda a Alicia.
Pensé que todas las presentaciones serían similares; sin embargo, la siguiente me demostró que estaba equivocada.
Las luces se apagan por segundos. Cuando vuelven a encenderse, revelan a dos mujeres en escena: una vestida como criada, la otra con una blusa negra de manga larga y vestido rojo. Ambas sostienen unas tazas blancas, referencia a La bella y la bestia.
Las mujeres comienzan a cantar Fábula ancestral mientras un “príncipe”, vestido con traje azul, aparece en escena. Baja por unas pequeñas escaleras, se inclina y le ofrece bailar a una mujer sentada en la primera fila del lado derecho. La mujer, visiblemente emocionada, acepta.
Una luz cálida los enfoca a ambos, mientras el resto del auditorio permanece en penumbra. La escena parece sacada de un cuento de hadas, y el público observa en silencio, cautivado.
Hércules y Frozen también tienen su lugar en el concierto
Son las 7 de la tarde con 37 minutos. Una luz amarilla comienza a iluminar suavemente el escenario vacío. De fondo se proyecta una escena de Hércules, un actor entra en escena con botas cafés, pantalones verdes, camisa blanca y una toga morada. Canta la primera parte de Llegaré a mi meta.
El actor se mueve al lado izquierdo del escenario cuando aparece la escena en la que Hércules conversa con sus padres adoptivos y les expresa su decisión de emprender un viaje para encontrar a su verdadero padre, Zeus.
El joven se queda mirando la pantalla en silencio, hasta que finaliza la escena, se vuelve a acercar al centro del escenario y comienza a cantar de nuevo.
Dan las 7 con 40 minutos. El intérprete se retira del escenario, sin embargo, de las sombras del extremo derecho del escenario, emerge una mujer vestida con blusa negra de manga larga y vestido rojo.
Detrás, comienza a proyectarse la escena de Megara con las musas. El público femenino se emociona, saben que cantará No hablaré de mi amor. El público aplaude al ritmo de la canción, aunque después la cantante debe retirarse rápidamente.
Las luces vuelven a iluminar el escenario, se proyecta Enredados de fondo. La actriz que antes interpretó a Megara aparece de nuevo, pero esta vez en un papel distinto: ahora encarna a Madre Gothel. Lleva una larga capa negra, una falda amplia y una blusa roja. A su lado, una joven con blusa negra de manga larga y vestido rojo representa a Rapunzel. Juntas interpretan Sabia es mamá.
La actriz que hace de Madre Gothel desaparece abruptamente del escenario, mientras que Rapunzel permanece en el centro. Las luces se atenúan y comienza a proyectarse la escena de las linternas. La joven se traslada al centro del escenario y, conforme avanza la escena, aparece un actor con botas, pantalones, camisa blanca y chaleco café, interpretando a Eugene.
La escena conmueve al público. No sólo por la emotividad del momento proyectado, sino también por la química entre los actores. Ambos cantan a dueto Veo en ti la luz, mirándose con anhelo. Los actores finalizan aquella puesta en escena de manera sentimental. Terminan su interpretación abrazados de lado y tomados de las manos, para después retirarse juntos del escenario.
Luego, aparecen dos figuras femeninas. Una lleva blusa negra de manga larga y vestido rojo, la otra viste completamente de blanco. Interpretan ¿Y si hacemos un muñeco? de Frozen, mientras luces moradas las iluminan.
La mujer de vestido rojo se retira, dejando sola a la de vestido blanco, quien interpreta ¡Finalmente y como nunca!, y después Muéstrate de Frozen 2, bajo un juego de luces azules que envuelve el escenario.

El rey león marca el inicio del cierre del concierto
A las 7 de la tarde con 52 minutos, la ambientación cambia. Tonos azulados se proyectan en forma de espiral al fondo del recinto. Los niños en el público se emocionan al reconocer la escena: Libre soy está por comenzar. La cantante aparece en escena, y la presentación se destaca por el uso de la iluminación, que crea una atmósfera mágica y memorable.
A las 8 de la noche, la iluminación cambia radicalmente. Ahora predominan los tonos cálidos. Una mujer con vestido rojo y un joven con pantalón verde y camisa blanca entran al escenario.
En la pantalla aparece un cachorro de león amarillo que sueña con ser rey: es El rey león. Ambos intérpretes cantan a dueto Yo quisiera ya ser el rey, moviéndose con energía y entusiasmo por el escenario.

Las siguientes puestas en escena siguen una fórmula similar. Debido a que el elenco está compuesto sólo por cinco actores, deben cambiar rápidamente de vestuario entre cada presentación. A pesar de ello, el ritmo no decae. El espectáculo continúa con canciones de Pocahontas, El jorobado de Notre Dame, Mulán y Toy Story.
El reloj marca las 8 de la noche con 33 minutos, se presenta la última canción del homenaje a Disney.
En la pantalla se proyecta un fragmento de la película Encanto, justo cuando Mirabel descubre la historia de su tío Bruno y por qué nadie quiere hablar de él. Sobre el escenario, los cinco actores, —ahora con vestuarios llamativos y coloridos— se reúnen para interpretar No se habla de Bruno.
Durante esta última puesta en escena, todos los actores se mueven dentro del escenario con dinamismo, mientras encarnan a los personajes de Encanto. Al finalizar, se toman de las manos, hacen una reverencia y reciben los aplausos del público.
El concierto finaliza a las 8 de la noche con 40 minutos. A lo largo del espectáculo, se presentaron más de veinte canciones. Los actores agradecen al público por haber asistido, mencionan que ellos también se divirtieron mucho durante la presentación.
Antes de retirarse, anuncian que próximamente el colectivo se presentará en Colombia y que lo recaudado será destinado a cubrir los gastos del viaje.
*La crónica fue elaborada en la materia Periodismo Informativo, correspondiente a cuarto semestre de la Licenciatura en Comunicación y Periodismo de la UAQ.