HISTORIAS: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
FOTOS: RICARDO ARELLANO/LALUPA.MX
La viudez y los problemas de salud impidieron que María terminara la preparatoria hace casi 30 años; a Armando le costó 20 años darse cuenta de la importancia de terminar ese nivel educativo. Hoy los dos son parte de los cientos de participantes que recibieron sus certificado de educación media superior a principios de abril, a través del programa “Contigo, Nadie se Queda Atrás”, que impulsan el gobierno del estado de Querétaro, la Secretaría de Educación estatal y el Colegio Nacional de Integración Profesional (Conaip).


Para María y Armando, este programa, que ya permitió que dos mil 276 personas obtuvieran su certificado de preparatoria en los últimos dos años, representó una oportunidad para volver a soñar, para demostrarse que siempre se puede, aunque mucho tiempo pensaron que no eran buenos para el estudio. Ahora sienten que son inspiración para su familia y les da orgullo su superación, así que ya piensan en concluir una licenciatura y hasta una maestría, porque “la vida nos tiene muchas sorpresas todavía”.

Volver a soñar
María Benita de Jesús Piña Hernández está por cumplir 53 años y terminar su bachillerato fue “una oportunidad muy especial”. Estudió enfermería técnica cuando no era necesario tener la preparatoria y se especializó en atender, por las noches, a personas adultas mayores en fase terminal por distintas enfermedades, consciente del cansancio y la falta de capacitación de los familiares para enfrentar estas condiciones.

“Yo llevé clases de geriatría, demencia senil, psicología para niñas y niños víctimas de abuso sexual, porque me gusta la enfermería, yo quería estudiar la licenciatura, pero necesitaba la prepa. Por eso cuando supe del programa me inscribí, por mis hijos y por mis nietos, para tener un logro más en mi vida”.

Su salud le dificultó continuar con su preparación, sufre de Pie de Charcot, que le impide estar mucho tiempo de pie o caminar frecuentemente, porque genera una discapacidad que deforma sus pies y puede causar problemas muy graves, de manera que vive consciente de que puede sufrir amputaciones, así que le dicen “que disfrute mis pies”.

Cuando su esposo vivía, ambos intentaron continuar con sus estudios. En tres o cuatro ocasiones trataron de cursar la preparatoria abierta, pero solamente él lo logró, así que juntos, se dedicaron a formar una empresa. Después de quedar viuda, cuando él se enfermó de cáncer en el intestino delgado, hace 15 años, ella buscó regresar a la escuela, pero cayó en opciones fraudulentas, que carecían de registro oficial.

María se enteró del programa “Contigo, nadie se Queda Atrás”, justo en el momento en que se cerraba la convocatoria y le dieron tres horas para inscribirse. “No lo podía dejar pasar, fue muy difícil porque unos días estaba internada, casi siempre cuidaba a mi mamá porque le dio tuberculosis y falleció en el momento de mi escuela, ya no quería estudiar, pero ella siempre me decía échale ganas hija. Yo tenía muchos años sin estudiar y para mí no es fácil comprender, aunque matemáticas y física sí, pero español, es muy difícil.

Recibió ayuda de sus hermanos y de sus hijos para entender los temas, así que a veces hacía los exámenes en las noches y en las madrugadas, hasta que terminó el curso que duró varios meses y que fue extendiendo los días de clases, al pasar de dos a seis días por semanas. Momentos antes de presentar su examen de acreditación, tuvo un episodio de pánico, “ya no quería ir, llegué con dolor de pecho y fui de las primeras en terminar y quedé en el primer intento, lloraba porque pensaba que era imposible que hubiera pasado”.
Tener su certificado le permitió volver a soñar. Ahora quiere estudiar la licenciatura en psicología; primero se quiere asegurar que sea una universidad con registro oficial y que no sea cara, porque “soy pensionada por invalidez y por viudez y quiero pagar mi carrera con mi pensión”. Le gusta esa carrera porque cuando falleció su esposo, salió adelante gracias a la terapia psicológica.

“Yo no pude tener un duelo. Regresé, me acosté y ya no quería despertar, pero llegó mi hija y me dijo: mañana es mi inscripción y son cinco mil pesos, así que me dije: no hay tiempo, utilicé lo poco que tenía de ahorros, seguimos adelante, trabajaba dos turnos. Mi cuerpo quería morir, mi cerebro me auto mataba, tuve que estar en silla de ruedas por mis pies, los huesos se me fracturan. Me van a amputar los dos pies, me dicen: usted disfrútelos y yo me digo que no puedo depender de mis hijos, debo salir adelante”.
También es consciente de que no le conviene una carrera de muchos años “por la edad y por mi enfermedad”, así que la Psicología es una opción ideal y está segura de que será un ejemplo para sus nietas, a las que les dice que todavía les falta mucho por estudiar y que cuando terminen, tendrán una fiesta como la que tuvo ella.

“Quiero dedicarme a la psicología para ayudar a jóvenes, ir a las secundarias, hablar con las madres y los padres, con las estudiantes y los estudiantes. Quiero ser ejemplo para mis cuatro hijos. Mis hijos están muy contentos y uno de ellos, que es psicólogo me dice que estudie y que entre los dos ponemos un consultorio”.

Su hija, Dalia Mariana Torres Piña, manifestó el orgullo por su madre. “Ella dio todo su tiempo para nosotros, sobre todo después de que falleció mi papá, hizo de todo para que pudiéramos salir adelante y hoy la vemos a ella cumpliendo sus sueños. Por eso esperamos que este programa siga”.

“Sí se puede, no es imposible”.”
Armando Guadalupe Bejarano Ríos, de 44 años, consiguió el mejor promedio de su generación. Se enteró del programa porque su papá escuchó la convocatoria por radio. “Me llamó y me dijo, revisa esta oportunidad, puede ser buena. Me metí al portal, subí mis documentos y me notificaron que había sido aceptado”.

Él no concluyó la preparatoria cuando era joven, después quiso terminarla con un examen único pero no lo pasó, así que se dedicó al ramo de alimentos y bebidas, para después trabajar en ventas, algo que realiza desde hace 15 años. “Uno obtiene más madurez con el paso de los años, cuando estudiaba en aquel entonces no estaba enfocado. Ahora ya estoy estudiando el segundo cuatrimestre de la licenciatura en Mercadotecnia, porque en el programa que cursamos me ofrecieron una beca y no pasó ni un mes cuando me pude inscribir”.

Todo eso le demostró que sí puede hacer las cosas, siempre que se decida y se sienta motivado. “Uno va por la vida pensando que los años no pasan y en este momento me siento pleno, de aquí para adelante quiero muchas cosas, me gustaría una maestría, pero ahorita voy por la licenciatura y ya no lo haces por otros, sino por motivos personales. Dicen que los 40 son los segundos 20s. En este momento me siento bien conmigo mismo de saber que sí se puede, porque antes pensaba que a lo mejor no era para la escuela”.

El día de la graduación le tocó dar un discurso por ser el mejor promedio de su generación, así que descubrió, “20 años después, que sí soy bueno para estudiar”. Lo que es importante, dijo, es que la gente organice su tiempo y aproveche este tipo de programas, porque estudiar en línea requiere disciplina personal y a veces, hacer tareas de madrugada y presentar exámenes cada semana, pero “sí se puede, no es imposible”.

Es el más joven de tres hermanos, cada uno de ellos con sus trayectorias, así que era importante enfrentarse al reto de demostrarse que sí podía hacerlo, “sobre todo para que lo vean mis padres en este momento, que se sientan orgullosos. Esto fue bien ganado y no fue fácil, me tocó compartir mi experiencia ante 200 compañeros que recibieron sus certificados, así que agradecí al gobierno del estado, a la instancia que nos aplicó el examen, al Colegio de Bachilleres, a la academia que nos preparó porque a todas las personas, la vida nos tiene muchas sorpresas todavía”.

Muchas gracias al programa por esta gran oportunidad de terminar uno de nuestros sueños inconclusos!!! Agradecida también con Dios, nuestras familias, y esos compañeros que estuvieron en todo momento dándonos su apoyo, y compartir esta gran aventura de volver a soñar, a mi en lo personal que concluyo conmigo mi hijo, que dejo de estudiar y nos apoyamos para terminar juntos, me siento muy orgullosa de haber terminado pero sobre todo de mi hijo que puede hacer más por el, por su vida, por su familia y sobre todo por sus niños. A mis compañeros gracias por su apoyo y por haber coincidido en este sueño, y a seguir adelante siempre, les deseo que todas sus metas sean logradas!!!
Armando es mi hermano! Y me siento muy orgulloso de él.
En un momento pense que solo deseaba terminar la preparatoria y ahora que se que va por la licenciatura y más.
Nunca será tarde para llenar el alma de satisfacción y de conocimientos. “Si se puede, no es imposible”
Gracias hermano por todo el apoyo durante este proceso , como siempre me dices tú , no pares!!!!!!!!! Vamos por más