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Samara Badiola: “Inicié en altruismo y activismo gracias a mi abuela”

VANIA MARTÍNEZ/CENTRO UNIVERSITARIO DE PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN (CUPI)

FOTOS: FERNANDO ÁVILA / INFROGRAFÍAS: MARIO ORTEGA

Sería difícil imaginar un mundo sin voces fuertes, mensajes resonantes y almas llenas de anhelo y amor por ayudar a otros, pero es más difícil imaginar que estas voces no cargan historias llenas de resiliencia y fuerza para defender sus pensamientos. Un ejemplo es Samara Badiola.

Oriunda de Puebla y nacida en 1999, Samara fue la primera hija de Jaime y Gabriela, un ser que llegó al mundo a aportar sonrisas y curiosidad. Aunque entonces aún no llevaba el nombre con el que hoy se reconoce, desde siempre supo quien habitaba en su cuerpo, su esencia siempre estuvo presente: una mezcla de fuerza, chispa propia y enorme sonrisa .

El amor se reflejó en sus ojos cuando empezó a hablar sobre su hermano Alejandro y su abuela materna, pilares fundamentales en su vida, su refugio en momentos de incertidumbre y caídas.

Al preguntar sobre cómo vivió habitar en un mundo en donde los roles ya estaban definidos y en el que ella deseaba romperlos, con ansias, Samara respondió sonriente que el género impuesto no le acomodaba y expresó, con seguridad: “Aunque entendía las reglas, no se sentía parte del juego” y que sabía que en algún momento tendría que destruir ello.

Sin saberlo, comenzaba ya su reflexión profunda sobre la identidad y un camino que si bien no sería nada fácil aportaría impresionantemente a la lucha por la identidad de género.

Aunque indudablemente, sabía que venía a romper las reglas impuestas, una figura fundamental para que Samara buscara el camino del altruismo fue su abuela quien les enseñó el valor de ayudar al prójimo.

“Ella nos enseñó a vivir en comunidad, a cuidar del otro”, recordó mientras una sonrisa enmarcaba su rostro. Ese espíritu sembró la semilla de lo que sería su futuro en el activismo. Su primer contacto con este mundo fue a través de la organización “Unidos” en Puebla, donde trabajó con personas con discapacidad a su corta edad de 16 años.

“No era activismo de género, pero fue mi inicio en el acompañamiento comunitario”, explicó. Identificó una vocación por el trabajo colectivo, por el “con y para con otros”.

“Fue un momento de euforia, de sentirme bien conmigo misma…”

Samara refleja la fuerza y reconocimiento propio, gracias a su presencia y vestimenta. Mientras relataba sus anécdotas sobre su preparación académica y cómo se volvía parte importante de las comunidades allí adentro, con un micrófono para alzar la voz en escenarios pequeños, reflejaba su amor y búsqueda por lo justo y equitativo para todos, y no es para ignorarlo.

Desde su adolescencia participó en marchas para exigir justicia y mejores condiciones de seguridad como estudiantes y ella lo recuerda como su primer contacto con el poder de la protesta colectiva.

¿Pero cómo fue reconocer que la mayor injusticia era conformarse con vivir sin su propia identidad?  A través de una persona cercana de su familia que comenzó a explorar el género, Samara empezó a informarse, al principio, para acompañar. Luego entendió que esa información también era para ella.

“Entendí después que yo estaba cubierta de gasolina, y esa chispa lo encendió todo, realmente todo”, dijo con seguridad.

Pero sin duda el momento clave para su revelación fue tan solo en una tarde casual, una amiga le sugirió probarse un vestido. Ese momento fue transformador.

“Fue un momento de euforia, de sentirme bien conmigo misma. Ahí supe que mi camino era otro” dijo emocionada. Ese fue el punto de inflexión en su tránsito de género. El nombre le llegó en dos partes, por búsqueda propia y como regalo.

“Una amiga me dijo que debía tener un nombre de reina, y me nombró Samara. Me encantó. No lo busqué, me encontró”.

“Para la tercera marcha trans, ya la estaba organizando”

El transicionar de género para Samara fue complicado y es que, aunque ella anhelaba gritar con seguridad quién era, el mundo era difícil de afrontar.

Su madre y hermano tuvieron procesos complejos. Explica que hubo distancias, silencios e incluso rupturas con parte de la familia.

Pero Samara encontró una red de apoyo firme en amistades y personas importantes de su familia, que más adelante reforzaría al unirse a diversos colectivos.

“Me di cuenta de que a mí no me gustaba esta situación de salir del clóset y que no iba a estar en ningún clóset […] vivía como yo soy, a todo color. Entonces yo, como Samara, fue eso: no pedí permiso, espacios, solita me los puedo dar”.

Al mudarse a Querétaro en 2022, Samara supo que sería un mundo nuevo, y por ende necesitaba despojarse de ideas impuestas anteriormente por las personas de su pasado.

Así buscó comunidad y encontró, como una señal del destino, el movimiento trans local, que le dio seguridad para iniciar en el activismo de género, cuando participó en la primera Marcha Trans del estado.

“Aunque éramos pocos, me dio esperanza. Podíamos hacer cosas grandes. Para la tercera marcha, ya la estaba organizando”, expresó emocionada.

En el estado, Samara se ha consolidado como activista trans no binaria. Ha participado en múltiples eventos y contra corriente de un estado apenas abierto a temas de género, ha escrito textos viscerales como La primera vez que agarraron mis tetas, publicado el último año por la organización “Fuga y Fauna” en una galería de arte de la ciudad.

También redactó y diseñó un fanzine basado en su experiencia, que luego se distribuyó en otros estados. Fue tomado como ejemplo de orgullo y resistencia.

Participó en iniciativa de Ley de Identidad Trans y No Binaria, para Querétaro

Samara ha participado en la Olimpiada Internacional de Filosofía. Uno de sus ensayos fue publicado, que la llevó a involucrarse más en espacios de escritura y reflexión crítica, sobre todo desde la Filosofía de la Liberación.

Como activista, ha logrado avances para el movimiento de identidad trans y no binaria, acompañando desde la organización hasta la participación activa en marchas del estado, sin dejar de lado su intervención y colaboración en la propuesta de Ley de Identidad Trans y No Binaria, entregada a la LXI Legislatura en enero de 2025.

Para concluir Samara compartió lo siguiente:

“Me gustaría que me recordaran como era, una persona completa, muy alegre pero también llena de defectos […] Yo no hago las cosas para que mi nombre quede marcado en un papel, si sé que con lo que hice ayudé a alguien, con eso me voy feliz”.

Samara no sólo se abrió paso, floreció en un mundo que se mostró hostil. Su vida, tejida con valentía y amor, es hoy faro para quienes aún no encuentran la fuerza de nombrarse.

Su experiencia no sólo es una historia. También se ha vuelto en un espacio que se abre para otras personas que vienen detrás.

“Muchas veces la gente y el mundo se enfocan en lo negativo, pero la experiencia queer, disidente, la experiencia trans va mucho más allá que eso. Habrá dificultades, pero el vivir y existir desde este espacio tan autentico es algo enriquecedor y único que puedes pasar en tu vida, solo tienes que aprender a valorar tu voz”.

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Last modified: 17 mayo, 2025
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