“¡Qué juego tan dulce!”, piensa Esta Mujer. Si sólo pudiera contárselo a alguien, a una amiga… pero su mejor amiga acaba de enviarle un mensaje de buenos días con un gatito bebé sentado en un zapato, y bueno… tal vez no debería inquietarla con sus cosas.
“Escúchame”, podría comenzar a decirle si se hubiera atrevido. “Fíjate que una ilusión, en el sentido más cursi del término, se me está enredando en las vísceras, y digo ilusión, porque verdad no es, no puede ser; además, no se trata de un hombre, sino de sus palabras de poeta”. ¡Ay, las palabras!, siempre estoy en desventaja frente a ellas… Si son suficientemente hermosas, me deslumbran, pero me arrebatan si, para colmo, son hondas. “Hay algo además de las palabras”, le confesará cuando se atreva, hoy no, ya es tarde hoy. Le contará que la otra tarde, él acercó su mejilla demasiado a la suya para lograr decirle algo al oído, y sí, la música muy fuerte del lugar ameritaba el acercamiento, pero…
Su amiga la conoce bien y, en este punto, seguro la pararía en seco para preguntarle: “¿Y tu marido? ¡No me digas que el tipo tamb… !”. “Sssí”, la cortaría, “casados los dos, por eso te llamo, di, ¿tú qué harías?, estoy algo confusa, mira: yo ya no produzco estrógenos. Natural ¿no?, corroborado en clínica. Con ese dato, me creí fuera de toda índole de sobresaltos, pero, ¡escúchame!, tuve que esforzarme mucho para no acariciar la mejilla que quedaba libre, porque con la otra, él seguía rozando la mía. Mi pobre mano se estuvo en su sitio, cuando su sitio verdadero era acariciando la mejilla barbada y libre que alborotó mis no estrógenos”.
No es momento de hacer conjeturas científicas, piensa, pero la otra tarde, Esta Mujer descubrió que el deseo no se acaba con la edad; ¡ay la edad! Ella es mucho mayor que el poeta; está jubilada y las jubiladas “no sienten”, dicen.
Que no vuelva a acercar tanto su mejilla. ¿Qué no ve que está tibia, cubierta de pelo? ¿No nota él que ella tiene debilidad por los melancólicos, ásperos, subversivos, tímidos? O… ¿Sí lo nota?
Bastó esa caricia tibia para provocarle unos deliciosos sueños turbios que esa noche aplacó su marido, beneficiario directo de las circunstancias.
Y bien, ahora que su amiga le acaba de enviar su mensaje de gatito, ella ya va en camino a su destino: verá al poeta. Echa en falta cualquier palabra que su amiga inocente le hubiera podido decir. Tendría que haberle contado también que va a verlo hoy, sin mediar otro pretexto entre los dos que el deseo de verse; podría agregar que anoche no pudo dormir atacada por consideraciones como: “Él seguro va a cancelarme”, “¡ojalá!”, “pero si no”, “debería cancelar yo”. “Y es que yo no debería…”.
La palabra “debería” la subleva, siempre tuvo problemas con la autoridad; concede que acaso esta vez se trate de autoridad moral; otro problema: tampoco empatiza con “la moral al uso” y tiene un espíritu aventurerillo, que suele meterla en situaciones abigarradas.
Con ojeras azules, camina al sitio del encuentro, mientras se repite: “No iré”. Al llegar, la alegría de verlo, sonriendo, esperándola, la ilumina y se abrazan.
En el café, platican sin terminar nunca, sobre libros, proyectos, algo de sus vidas y se despiden tan felices como se encontraron.
Esta Mujer regresa ligera, diciéndose: “He sido tonta, somos amigos, buenos amigos y nada más”. De todas maneras, por la noche, sueña que su mano toca al fin la mejilla libre, tibia y barbada.
A la mañana siguiente, espabilada y contenta, se estira larga y tranquila, liberada. “Qué felicidad, sólo somos amigos”, repite.
Encuentra un mensaje del poeta: “Te quiero mucho, amé vernos”. ¡Qué juego tan dulce!, piensa, y se echa a llorar.
Febrero, 2020.
AQUÍ PUEDES LEER MÁS RELATOS DE “NARRATIVA EN CORTO”, LA SECCIÓN DE PATRICIA EUGENIA PARA LALUPA.MX
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Ilusión con barba…
Parte de la vida❤️
Solo somos amigos, por eso se vale todo, amó verla y ama amarla, también ella amó verlo y parece que ama amarlo, se vale todo, incluso tocarle la mejilla barbada, en sueños y porque no, en la vida real. Al fin y al cabo solo son amigos, buenos amigos que se piensan, se aman, se disfrutan con palabras, con poemas.
Se vale soñar y tocar tambien.Bella experiencia.
Amigos con la ilusión de ser algo más que amigos.
Es lindo tener sueños.
Me gusto mucho el uso de la metáfora (la ilusión que se enreda en las viceras).
Sigue soñando y escribiendo.
Bello texto, que lleva a pensar sobre la ilusión como un motor en nuestra vida. Cómo su fuerza permite dibujar sonrisas, alimentar sueños y despertar emociones aletargadas.
Me encanta la forma de abordar la llegada de una ilusión, cuando no se espera y así como suave brisa, despierta los sentidos sutilmente y se vale soñar, emocionarse al saber que es mutuo y ya que alzamos el vuelo… así de un zarpazo llega la realidad, con ese llanto de la razón con que se despierta del sueño.
Gracias Paty, adoro como sabes poner en tan pocas palabras el día a día de tantas mujeres…cómo yo.
Feliz de saber que sòlo somos amigos? Qué fácil es engañarnos.
Comer, amar… rebelarse. Muy buen relato en torno a las distintas tonalidades del amor y el afecto.
Genial. Afortunadamente, la ilusión es real y necesaria para sobrevivir. Sueños, debilidades, moral, alegrías, deseos, amistad, “AMOR”
Sentimos para experimentar emociones, que son respuestas del cuerpo a situaciones externas o internas. Es importante permitirse sentir, ya que las emociones nos dan información valiosa sobre lo que está pasando y lo que se necesita. Sin permitirse sentir, no se puede conectar con esta información y no se pueden hacer cambios para conseguir lo que se desea.
Un ejemplo, está canción:
Yo quiero gozar, yo quiero bailar,
Y quiero cantar de todo un poco.
Yo quiero probar de todo un poco,
Yo quiero lograr de todo un poco,
Yo quiero vivir, yo quiero reir,
Y quiero sentir, pero de todo un poco, 🎶
Felicidades, se vale soñar y también la ilusión. Son vivencias y experiencias para meditar lo importante que es para una persona la amistad de alguien que en algún momento se enamoró y se alejó. Todo eso nos hace valorar las cosas que nos pasan.