Como no queriendo y a contracorriente del discurso triunfalista de los voceros del Partido Acción Nacional (PAN), todo indica que se ha complicado la segunda parte del sexenio del gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri González.
El asunto tiene que ver con la conformación del próximo congreso local, a instalarse este jueves 26 de septiembre, pues estará integrado por 14 diputaciones de Morena, el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), y por 11 del Partido Acción Nacional (PAN), del Revolucionario Institucional (PRI) y de Movimiento Ciudadano.
Si Pitágoras no se equivocó, los números muestran una mayoría de legisladores afines a la autollamada cuarta transformación, lo que en los hechos, y si no se registran cambios de partido o de simpatías de alguno o algunos de dichas diputaciones, las votaciones simples las habrá de ganar, invariablemente, el bloque morenista y sus satélites.
Números complicados
Por supuesto que esta condición complica el cierre del sexenio del mandatario Kuri y, consecuentemente, habrán repercusiones en la contienda electoral de 2027, cuando se renueve, entre otros cargos, el titular del Poder Ejecutivo; esto es, el gobernador.
Imaginémonos, por ejemplo, el próximo debate y votación del presupuesto 2025, en el que es muy posible se generen discrepancias entre los dos bloques políticos y que terminen confrontados.
Simplemente Morena (como hasta ahora lo ha hecho el PAN) aplicará su mayoría y “santo remedio”, a contrapelo de lo que sugieran los panistas y priistas aliados.
Otro escenario se conformará tratándose de una reforma constitucional.
En el artículo 76 de la Ley Orgánica del Poder Legislativo del Estado de Querétaro se establece que “La aprobación de leyes que reformen, deroguen o adicionen preceptos de la Constitución Política del Estado de Querétaro requerirá la mayoría calificada”. Antes, en el inciso ‘C’ del artículo 75, se explica que la votación calificada representa las dos terceras partes de los integrantes de la Legislatura; es decir, 16.6 diputados, lo que podría implicar, en números redondos, 17.
Morena y aliados tienen 14, así que les faltan tres para alcanzar la meta, mientras que la alianza PAN-PRI-MC requerirá sumar seis votos más, lo que se ve muy complicado, a menos que…
A menos que ambos grupos trabajen ardua, estratégica y respetuosamente para llegar a pactar votaciones por unanimidad o por lo menos con 17 o más sufragios favorables. Es difícil pero no imposible.
Hay otro camino, claro está. Es ese del que nadie quiere hablar, es el que todos niegan, el que nadie conoce (eso dicen), pero que existe y del que dicen avergonzarse e invariablemente condenan, tal como ha quedado demostrado en el ámbito federal con el bochornoso caso de “Los Yunes”.
Exacto: es el camino del “chapulineo”; es decir, del intempestivo cambio de postura política, de partido o de bloque partidista, que regularmente conduce a inclinar las votaciones hacia uno u otro lado.
Estos cambios no tendrían problema ético, moral ni político si de verdad se suscitaran como consecuencia de la ruptura ideológica con el partido o bloque partidista por el que se accedió a la cámara de diputados. En este caso, sería obvio que el proceso no sería de un día a otro, sino paulatino, mostrándose en discrepancias públicas y claras constantemente.
La otra fórmula para modificar el sentido del voto es por vía de las amenazas, el uso político de la justicia o la “compra” de las conciencias (y el voto) mediante “cañonazos” de dinero.
Caminos a elegir
Claro que en Querétaro no se está exento de que vivamos uno de estos escenarios. La disputa por el poder, por la definición de las políticas públicas y del rumbo de la entidad comienza el jueves de esta semana en el Poder Legislativo.
Veremos, a lo largo de los próximos tres años, a qué lado se inclina la política local; quién o quiénes aceptan cambiar y por qué. O sea, sabremos “de qué lado masca la iguana”.
Juan José Arreola de Dios
Periodista / Comunicación Política
Twitter (X): @juanjosearreola
