Nació don Pepe Guadalupe Velázquez Quintanar en la risueña villa de San Sebastián Bernal, misma que recorrió millones de veces con su talentoso y contemporáneo primo Rosalío Solano Quintanar, con quien partiría de la villa, con lágrimas en los ojos, para alcanzar el sueño chilango en la todavía vivible Ciudad de México.
San Juan del Río fue su siguiente parada de vida y en donde se quedaría para siempre, sustituyendo al primer cronista de ciudad que tuvo el estado de Querétaro: me refiero al médico Rafael Ayala Echávarri, a quien el municipio sanjuanense entregó su nombramiento en 1971, resultando Querétaro la segunda municipalidad en tener cronista citadino, al ser nombrado para ese cargo José Guadalupe Ramírez Álvarez en 1972.
Pepe Velázquez Quintanar recibiría el título de cronista de la ciudad de San Juan del Río en 1981, al cumplirse los 450 años de la fundación de la Ciudad de las Palomas. Quiere decir que el cronista de la ciudad de Querétaro y además cronista del estado, a partir de 1974, José Guadalupe Ramírez Álvarez, fue doble tocayo del cronista de San Juan del Río, ambos José Guadalupe.
Profundizo que desde 1981 hasta 1986 monopolizaron la crónica queretana “Los Guadalupes” y, con la muerte de Ramírez Álvarez, sucedida en mayo de 1986, Mariano Palacios Alcocer, gobernador, funda la Asociación de Cronistas Municipales del Estado de Querétaro, contando cada municipio con un cronista municipal honorífico, no pagado. Eso sí, no pagado pero vitalicio, inamovible.
Ahora, desde el 14 de septiembre de 2017, don José Velázquez Quintanar es Cronista Emérito de San Juan del Río y, además, el decano de los cronistas de todo el estado, porque nadie tiene su antigüedad en el cargo.
José Guadalupe Velázquez Quintanar fue cofundador de la Asociación de Cronistas del Estado de Querétaro en 1987, iniciador de los festejos del equinoccio de Bernal, su pueblo natal, y es el único queretano que ha sido presidente de la Asociación Nacional de Cronistas de Ciudades Mexicanas, además que en 2016 fue reconocido por el Centro Queretano de la Imagen como uno de los iniciadores de la fotografía en el Estado.
Como fotógrafo también ha tenido una trayectoria de más de sesenta y cinco años de ser testigo de los momentos más importantes de Querétaro, de los cambios políticos, deportivos, sociales y del cambio vertiginoso que ha tenido nuestro estado en la última mitad del siglo XX y de la actualidad.
A lado de un gran hombre hay una gran mujer: se trata de Mary Layseca Coéllar, quien ha forjado a través de su vida, una amplia trayectoria como empresaria en su querido San Juan del Río. Su familia, desde 1917, ha tomado parte de las decisiones de nuestro estado, muestra de ello es que su tío Ernesto Perrusquía Layseca fue uno de los Constituyentes que forjaron la Carta Magna de nuestro país y por quien presumiblemente Carranza declaró a la ciudad de Querétaro capital del país del 2 de febrero de 1916 al 7 de marzo de 1917. El padre de Mary fue uno de los pioneros en implementar tiendas de autoservicios, gasolineras y restaurantes, mismos en los que, a muy corta edad, Mary comenzó su carrera como emprendedora.
El 20 de febrero de 1960, en una elegante ceremonia celebrada por el señor obispo de Querétaro Alfonso Toriz Cobián, unieron sus vidas Mary Layseca Coéllar y José Velázquez Quintanar. Don Pepe Layseca y su esposa Mary Coéllar entregaron en el altar de la parroquia de San Juan del Rio a su hija Mary. Por su parte, José Velázquez fue acompañado de sus padres Jesús Velázquez y Antelma Quintanar. Sus padrinos de velación fueron Sofía Aupair y el cine fotógrafo de la Época de Oro del cine mexicano: don Rosalío Solano Quintanar, primo y amigo de José.
Juntos, Mary Layseca y José Velázquez han formado una gran familia, han generado una fórmula de éxito y celebran su sesenta aniversario de feliz matrimonio trabajando al lado de sus hijos, nietos y bisnietos, con quienes continúan con el impulso al arte y la cultura de San Juan del Río.
Hoy a sesenta años de distancia han formado un legado de valores, constancia y felicidad. Por ello hoy celebramos con ellos sus bodas de diamante.
Felicidades a Mary y José por ser ejemplo de vida.