Autoría de 7:06 pm #Opinión, Víctor Roura - Oficio bonito • 4 Comments

¿Sabía usted que…? – Víctor Roura

¿Sabía usted que los periodistas se vinculan más por el respeto que les depara su oficio que por el respeto a sí mismos; es decir, por respeto a la prensa más que por los periodistas, que son dos cosas y ámbitos distintos?

      ¿Sabía usted que un futbolista que se dice periodista, y además actor y conductor de su propio show y humorista, gana como columnista más dinero que cualquier calificado reportero de los diarios del país?

      ¿Sabía usted que los periodistas sotto voce se lanzan injurias y ofensas con la mano en la cintura, pero delante de sí son incapaces de proferirlas, mucho menos de aceptar que sean ciertas, sino sólo sonríen, sonríen, sonríen?

      ¿Sabía usted que los académicos que se dicen periodistas jamás han pisado una redacción periodística ni para cobrar sus artículos, pues envían a sus apurados asistentes para que éstos entreguen los papeles necesarios para aligerar los trámites, ya despedidos, por cierto, gracias a la tramitología electrónica?

      ¿Sabía usted lo sencillo que le puede resultar a un periodista meterle una zancadilla a un colega suyo para subir el escalón que el otro estaba a punto de ascender?

      ¿Sabía usted que hay periodistas que desconocen los pormenores de la lengua, a quienes no obstante el manual de ortografía de la Real Academia Española les ha caído como una linda e inesperada justificación a sus extravíos?

      ¿Sabía usted que hay periodistas que se enojan porque otros periodistas, y se enojan además con ellos, abordan los mismos temas?

      ¿Sabía usted que muchos columnistas no escriben sus artículos, sino sólo los aprueban del fondo solvente que escribe detenidamente su equipo que trabaja bajo su patrocinio, y que incluso diversos libros no han sido escritos por los que se dicen sus autores, que no otorgan los créditos correspondientes de los que elaboraron sus contenidos para continuar en su personalizada senda exitosa?

      ¿Sabía usted que hay varios periodistas que han comprado sus casas gracias a los cochupos recibidos?

      ¿Sabía usted que periodistas que ahora se nombran reacios combatientes de la libertad expresiva fueron en su momento servidores puntuales de la Secretaría de Gobernación?

      ¿Sabía usted que varios de los jefes de secciones periodísticas lo son gracias a que han otorgado graciosas puñaladas traperas a quienes les dieron la primera oportunidad en el oficio?

      ¿Sabía usted que hay periodistas que hablan incorrectamente pero escriben bien, y hay quienes no saben escribir pero su lenguaje fluye con caleidoscópico tino, y hay quienes no saben escribir ni incluso hablar con pertinencia, y hay los que no han podido leer un libro completo durante toda su carrera periodística?

      ¿Sabía usted que todos los periodistas que se citan constantemente entre sí, formando un peculiar, jactancioso y perfecto club de verdades de dientes para afuera, no son necesariamente los más leídos en el país, aunque entre ellos se empeñen en decir lo contrario?

      ¿Sabía usted que hay columnistas afamadas que sólo publican mientras sus amantes pueden mantenerse en posiciones de poder en los cuadros directivos de los periódicos?

      ¿Sabía usted que hay periodistas que cronican en lugares donde nunca han estado ni estarán?

      ¿Sabía usted que hay reporteras que se enamoran fácilmente de sus entrevistados?

      ¿Sabía usted que hay periodistas que dan clases en escuelas de periodismo y les piden a sus alumnos que entreguen un trabajo final breve porque, aducen, les da “hueva leer”?

      ¿Sabía usted que, antes del arribo de las redes sociales, los periodistas podían hablar con los directores de las publicaciones cuantas veces fuera necesario durante el día?

      ¿Sabía usted que, como en las organizaciones criminales, también en el medio periodístico se contrata a periodistas (y a veces hasta de reconocido prestigio) para que se encarguen de despedir a colegas indeseables para la dirección, actos que despliegan con admirable responsabilidad?

      ¿Sabía usted que, bajo el cobijo de una aparente democracia sindical, ha habido periodistas en medios respetables cuyo comportamiento puede equipararse con los esquiroles de mayor veteranía en los sindicatos blancos de cualquier paraestatal?

      ¿Sabía usted que un sindicato de periodistas descansaba diez minutos cada hora gracias a su lucha laboral que subrayaba el necesario reposo periodístico por encima de la información?

     ¿Sabía usted que hay directores de periódicos que colocan retratos suyos en todas las oficinas posibles de su empresa para ser venerados por todos y cada uno de sus empleados?

      ¿Sabía usted que, antes de que los fotógrafos ya no trabajaran en cuartos oscuros por las invenciones tecnológicas, los bares muy bien surtidos se podían encontrar precisamente en los departamentos fotográficos de los periódicos?

      ¿Sabía usted que los que se dicen periodistas de la televisión son realmente personas millonarias con el gafete de periodistas, distanciadas por completo de la ciudadanía que los escucha y mira cotidianamente, que varios de ellos incluso desprecian a su audiencia que los venera?

      ¿Sabía usted que todavía hoy en día hay numerosos periodistas que reciben portafolios con dinero en efectivo que les envían no tan discretamente algunos políticos de jerarquía indeleble?

      ¿Sabía usted que hay periodistas que regresan, cabizbajos e incluso agradecidos, a los sitios donde tiempo atrás fueron despedidos sin mediar ninguna previa justificación?

      ¿Sabía usted que ningún periodista de la televisión es necesario en el sistema mediático porque finalmente es sustituido de inmediato por otra voz, por otro gesto, por otro rostro, por otra impostura?

      ¿Sabía usted que muchos de los periodistas que se dicen críticos e independientes también buscan acomodo cada sexenio durante las elecciones presidenciales, y unos yerran mientras otros obtienen sus bonificaciones, y unos se quedan cruzados de brazos conteniendo sus rabietas mientras otros reciben compensaciones por sus calibradas opiniones, y unos vuelven —ni modo, qué remedio— a sus acerbas críticas mientras los afortunados se mantienen dialécticos y esperanzados?

      ¿Sabía usted que no hay nada más apreciado por algunos periodistas que estrechar las manos de políticos encumbrados, como para algunos otros periodistas —o que por lo menos así se autonombran o que lo son nada más para poder estar cerca, muy cerca, de las denominadas “estrellas” del espectáculo?

      ¿Sabía usted que hay periodistas míticos, vivos o muertos, que lo son por el solo hecho de mantener relaciones amistosas con la cúpula intelectual?

      ¿Sabía usted que numerosos conservadores guardianes del orden establecido se convierten en periodistas (o simuladores o dudosos periodistas que pronto se convierten en conservadores guardianes del orden establecido) para de algún modo tratar de someter, o apaciguar, o socavar, o limitar, o hacer contrariar, a periodistas de natural heterodoxia observadores del sistema, vigilantes de la maquinaria social?

AQUÍ PUEDES LEER TODAS LAS ENTREGAS DE “OFICIO BONITO”, LA COLUMNA DE VÍCTOR ROURA PARA LALUPA.MX

https://lalupa.mx/category/las-plumas-de-la-lupa/victor-roura-oficio-bonito

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Last modified: 28 octubre, 2024
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