Con este sugestivo título comenzaré una divertida disertación para ubicar a famosos de la historia nacional y local en algún partido político contemporáneo, según la ideología que le conocemos a cada organización política actual –si es que tienen- con el pensamiento de cada personaje histórico.
Seguramente Moctezuma II hubiera sido del PVEM por su inconsistencia y por ser medroso y cobarde a la hora de las definiciones cabronas. Fernando de Tapia alias “Conni”, por su carácter conciliador y ladino, seguramente hubiera sido del PRI de los años cuarenta, con Miguel Alemán Valdez por aquello de que les gustaba repartir tierras, aguas y bosques a sus amigos; o también del PVEM al disecar irresponsablemente nuestra laguna de “Los Patos” que iba del cerro de Sangremal y hasta las faldas del cerro de El Cimatario.
Hernán Cortés, que hizo el primer fraude en la Historia Antigua de México al auto elegirse capitán general y mero mero del Ayuntamiento de la Veracruz en las playas de Antigua el 22 de abril de 1519, seguramente sería del PRI de 1988 o de Morena 2019 en adelante.
Sebastián de Aparicio, que fue el precursor del desarrollo carretero, caminero y hotelero de Querétaro desde 1562 en lo que hoy es la ex hacienda de Nuestra Señora del Rosario de Las Carretas, seguramente se afiliaría al PRI de Carlos Hank González, chingón en lo técnico, no al PRI del inútil del secretario de Comunicaciones de Peña Nieto. Juan Sánchez de Alanís, el urbanista diseñador del trazo del pueblo de Santiago de Querétaro en 1550, seguramente hubiera pertenecido al PRI de Miguel de la Madrid por aquello de la Planeación Democrática.
Nuño de Guzmán, ambicioso, ladrón y asesino, depredador del medio ambiente y de las culturas indígenas y responsable indirecto de la fundación del pueblo de Querétaro, seguramente no se habría afiliado a ningún partido político pero sería cabildero mezquino entre los hombres del capital y los políticos de pocos escrúpulos. Compañero nato de Carlos Ahumada, de René Bejarano “El Señor de las Ligas” y Maximino Ávila Camacho.
Sor Juana Inés de la Cruz hubiera pertenecido al PRI de Jesús Reyes Heroles por ser precursora de los espacios femeninos en la sociedad mexicana, pero la desmadrosa y astuta de “La Güera” Rodríguez, amiga del poder y amante de los poderosos, seguramente sería la cabecilla del mítico PRIAN.
Miguel Hidalgo y Costilla, por liberal, leído y dado a los placeres mundanos y al baile, seguramente se afiliaría al PRI del bailador de Rubén Moreira. El taciturno y muy serio del capitán Ignacio Allende seguramente pertenecería al PAN, lo mismo que Agustín de Iturbide, Antonio López de Santa Anna, Lucas Alamán, Tomás Mejía y Miguel Miramón, así como la bola de cabrones señoritos perfumados que trajeron a Maximiliano y nos ofrecieron a Francia.
El hideputas de Miguel López, que traicionó a México en la guerra contra los Estados Unidos y que pidió para sí en la caída de Querétaro el 15 de mayo de 1867, seguramente sería miembro distinguido de un partido satélite como el PVEM, PES, PT, el de Elba Esther Gordillo Alianza Social o el de los Aguilera de Querétaro.
El grandísimo José María Morelos y Pavón, ideólogo fundador de la democracia social mexicana, sería bien recibido en el mejor PRI de la historia o en el PRD de 1989. Vicente Guerrero Saldaña, valentón pero ignorante y autor del primer fraude electoral del México independiente, en 1828, contra el queretano Gómez Pedraza, seguro estaría levantando la mano en Morena, lo mismo que Pancho Villa y Emiliano Zapata.
Juan Caballero y Ocio, el mayor benefactor de Querétaro, estudiado e inquisidor, seguramente sería miembro de la ultra derecha más ardiente de El Yunque y por ende de Acción Nacional. Epigmenio y Emeterio González Flores, hermanos insurgentes queretanos, pertenecerían a las filas del PRI municipal capitalino en tiempos de Enrique González González. Anastasio Bustamante, Ignacio Comonfort, Francisco González de Cosío, Pelagio Labastida y Ochoa, Leonardo Márquez, Concha Lombardo de Miramón, Rafael Olvera, “La Monja Bonita” y Diego de Tapia me cae que serían panistas de hueso azul, lo mismo que la come santos y caga diablos de “La Carambada”.
Josefa Ortiz de Domínguez y Félix Osores Sotomayor su compadre, además de Felipe Luna, el licenciado Parra, el padre José María Sánchez, José María Luis Mora, Melchor Ocampo, Miguel y Sebastián Lerdo de Tejada, José María Iglesias, Ezequiel Montes Ledesma, Justo Sierra, Benito Juárez y Porfirio Díaz se hubieran afiliado al mejor PRI, el de las causas populares y medidas inteligentes, no el de la corrupción y cinismo. Ignacio Ramírez “El Nigromante”, el cerebro más brillante del México decimonónico, se hubiera afiliado al PRI con Reyes Heroles y desertaría al pasar el tiempo para irse a Morena, de donde, desilusionado por la ignorancia y centralismo del poder y del presidencialismo, saldría inmediatamente para fundar su propio partido.
Francisco I. Madero, Venustiano Carranza, la Madre Conchita, León Toral, Manuel Ávila Camacho, Alfonso Toríz Cobián, Fernando Díaz Ramírez, Victoriano Huerta y Bernardo Reyes hubieran sido panistas.
Nicolás Campa, Próspero C. Vega, Eleuterio e Hilarión Frías y Soto, José María Arteaga Magallanes, Ramón Corona, Nicolás Régules y Álvaro Obregón debían ser priístas. Chucho “El Roto”, que robaba a los ricos para darle a los pobres, seguro estaría en Morena. El Junípero Serra de Sierra Gorda seguramente lo identificaríamos con el mejor PRI, pero al de Las Californias -que tuvo bastantes conflictos políticos con los riquillos- sería prianista.
Miguel Domínguez Alemán, el verdadero Corregidor de Letras de Querétaro (doña Josefa Ortiz era su segunda esposa pero no corregidora), tenía talento para trabajar lo mismo con realistas que con insurgentes y con monarquistas y con republicanos, seguramente sería el fundador del legendario PRIAN.
Les vendo un puerco terco y ciego que sigue viendo prosperidad y no una salvaje recesión.