En México se libra una guerra. Es un enfrentamiento abierto entre las fuerzas armadas nacionales y las corporaciones policiales contra decenas y quizá centenas de grupos organizados delincuenciales.
En varias entidades y municipios tenemos escenarios dignos de cualquier película bélica o de países abiertamente en guerra civil.
Lo sucedido la semana pasada nos lo confirma: El asesinato de uno de los más cercanos colaboradores del secretario de Seguridad Pública del gobierno federal, Omar García Harfuch; la agresión a mansalva a dos policías en el municipio guanajuatense de Jerécuaro, o el ataque con minas terrestres a elementos del ejército mexicano en el municipio de Cotija, Sinaloa, ejemplifican lo anterior.
Los discursos políticos, las acusaciones a gobiernos anteriores o la negación institucional de la existencia de esta guerra se han convertido en palabras sin sentido, vacías o demagógicas.
Combatirlos, sin apapachos
Los grupos delincuenciales han decidido responder a las acciones emprendidas por elementos policiacos, del ejército o de la marina. Y han respondido porque evidentemente que resintieron los golpes que desde el Estado les fueron asestados.
Tales golpes (detención de cabecillas criminales, decomiso de drogas, destruyendo laboratorios o incluso matando sicarios) fueron ordenados desde la presidencia de la república o ejecutadas, al menos, con el consentimiento de la misma.
Es decir, ha sido una acción consciente, reflexionada, acordada y preparada.
Y al igual que sucedió durante el sexenio presidencial de Felipe Calderón Hinojosa, al declararse la guerra contra los cárteles estos reaccionaron violentamente (no puede esperarse otra forma de actuar cuando son atacados en sus intereses).
Esta determinación, por cierto, ha dejado atrás la “política” seguida por el expresidente Andrés Manuel López, de ofrecer abrazos y no balazos a los criminales.
La presidenta mexicana no se ha deslindado abiertamente de esa absurda versión pero tampoco la ha mencionado durante los días en que ha gobernado al país; es decir, no se pelea pero tampoco “recupera” la práctica de “abrazos y no balazos”.
Entonces, al igual que en el calderonismo, la mandataria Shienbaum ha determinado combatir a la delincuencia organizada con la fuerza del Estado.
Y claro que hay consecuencias y daños colaterales. Claro está también que los homicidios a causa de esta situación siguen sucediéndose en prácticamente todo el territorio nacional.
Sin embargo, al menos hoy ya existe (y percibimos) la postura de sí combatir a la delincuencia.
Responsabilidad compartida
Hoy, el reto que tenemos en México es sumarnos a esta ofensiva que se desarrolla desde las instancias gubernamentales. Que cada persona, desde el lugar en que nos encontremos, seamos capaces de aportar en la lucha para devolver la paz a México.
Hay que dejar de lado la “ratonera” postura de negar la presencia del crimen organizado en uno u otro rincón del territorio nacional o de acusar a personas que radican en otras entidades de ser las causantes de los sucesos criminales locales.
Dejar para otra ocasión las diferencias político – partidistas y, por ende, la “partidización” del combate a la delincuencia y sumarnos a la lucha contra el crimen.
Denunciar la venta de drogas al menudeo, reportar la reunión callejera de personas para beber o drogarse o las acciones violentas en domicilios o en las zonas públicas es parte de lo que ciudadanamente se puede hacer.
Durante los 82 días que Sheinbaum Pardo ha ejercido el cargo de presidenta de la república, se han registrado seis mil 405 asesinatos en el territorio nacional (52 de los cuales, por cierto, se han cometido en Querétaro).
La cifra sigue siendo alta y al ritmo en que crece posiblemente 2024 cerrará con más asesinatos que el año anterior, el 2023. De enero a septiembre de este año suman 29 mil 801 contra 31 mil 62 del año antecedente.
En este asunto de carácter nacional toda la población tiene una responsabilidad que cumplir.
La omisión nos hace cómplices.
Juan José Arreola de Dios
Periodista / Comunicación Política
Twitter (X): @juanjosearreola
AQUÍ PUEDES LEER TODAS LAS ENTREGAS DE “CÓDIGO POLÍTICO”, LA COLUMNA DE JUAN JOSÉ ARREOLA PARA LALUPA.MX
https://lalupa.mx/category/las-plumas-de-la-lupa/juan-jose-arreola-codigo-politico