Al ganar, en apariencia, rapidez en la información de una imagen, caemos poco a poco, sin que nos demos cuenta, en la imposibilidad de la belleza que trascendía en aquellos ojos que con trabajo, estudio y dedicación dieron la firmeza de comunicación a la imagen, antes de la era digital.
Que difícil era en años anteriores el allegarse un premio en relación a las “artes” y más a lo que correspondía a las Artes Gráficas. El alcanzar a expresar con vitalidad una imagen donde se alcanzara el vigor, lo profundo, el trazo perfecto, la impresión en un soporte que le pudiera dar todas las posibilidades de expresión que requería esa imagen, era de un trabajo sin descanso, de investigación y de ver las posibilidades que podría dar esa imagen con la diversidad de opciones ópticas, químicas y de creación. Las imágenes al reproducirse en un soporte tienen las limitaciones de su matriz, es decir de su punto de partida. Pero en las Artes Gráficas las posibilidades de expresión no se limitan, pueden lograr, si el original es perfectible de modificarse, el poder encontrar expresiones que desde el inicio, al visualizar la imagen, antes de su creación, ya se tiene resuelto las posibilidades de darle un giro que posibilite expresar más que lo que se mira en un principio. Cuando la imagen se concibe en blanco y negro, en ese tono es el que da mayor profundidad expresiva: negros y blancos perfectos, pasando por sus tonalidades grises identificables. El lograr expandir o acortar la gama tonal, (gama tonal son las posibilidades que te puede dar el material con el que se trabaje, entre el blanco y el negro). Por ejemplo la fotografía tiene limitaciones en un rollo de blanco y negro de 35 mm en su gama tonal, cinco tonos más los que te proporciona el revelado y el soporte. Claro hablamos de una imagen que posee el control de su exposición sin forzar sus posibilidades de reproducir con claridad ese tono. Es innegable que el grabado posee una gama de mayores posibilidades expresivas, la escala de grises.
Es en el Renacimiento es que surge un cambio en la manera y forma de representar gráficamente la realidad. Esta representación se vuelve más humanista, es de esta forma, con pruebas y errores, con la mejoría de instrumentos ópticos, materiales sensibles y maneras de expresarlos por medio de un soporte. Así, con mucho trabajo e historia de por medio es que surge el sistema de representación por tramas y gamas.
Ahora se logra la interpretación por medio de la reproducción y da una nueva capacidad de forma expresiva.
La imprenta desde sus inicios logra la multiplicidad y su reproductibilidad.
Es con Alberto Durero (1471-1528) quien crea un sistema de representación en medios tonos o una gama tonal a medida que se quita o se deja de añadir luz.
Lo que el ojo ve, no alcanza las posibilidades de una fotografía. No es lo que se mira sino las posibilidades que te proporciona tu capacidad expresiva.
Desafortunadamente en estos últimos años, la imagen ha sido degradada a ser un instrumento cuyo valor es la inmediatez, lo rápido de su visualización y olvidando ya las posibilidades gráficas-expresivas. Por ejemplo, una persona que conoce al 100% las posibilidades técnicas-gráficas que pueden proporcionar los materiales con los que trabaja: la óptica, el material fotosensible, su revelado, y su impresión, etc. Al mirar la imagen ya puede acortar o expandir sus posibilidades tonales por medio de un trabajo que se lleva en el laboratorio. Pondré como ejemplo una imagen tomada con un sistema digital cuya resolución para formar una imagen es el pixel. Por el otro lado, tenemos los granos de plata que poseen los negativos fotográficos. La imagen con negativo el fotógrafo puede visualizar una imagen preconcebida, en donde podrá dar otra posibilidad de expresión mediante lo que se conoce vulgarmente, romper el grano, es decir crecer la imagen hasta romper su posibilidad de mantener en equilibrio su enfoque, pero al crecerla surge otra visualización que debe mirarse en una mayor distancia que la obvia. Ahora con una cámara digital, el pixel no puede reventarse porque su imagen se distorsiona y deja de estar en un equilibrio.
Las posibilidad de expresión se ve limitada a un aparato, lo que puede proporcionar no lo que puede lograr el estudio acucioso, el trabajo de ir desmenuzando las posibilidades de expresar una realidad, la que nos competa, sino de aquella que está sujeta a los vínculos de las trasnacionales y su vocación de intoxicarnos al limitar todas las posibilidades y maneras de hacer de una imagen un vínculo cultural. Nada más grave que lo profundo de los negros que da una película negativa de ISO 100 en blanco y negro con un revelado fino llevado a su impresión. Jamás podrá, no sólo o alcanzar una impresión digital, es lo de menos, sino el entender que sucede en esa imagen para llegar a esas posibilidades de expresión. La capacidad del creador se ve ilustrada al mínimo. El teclear u oprimir una pantalla obtienes lo que deseas en una especie de ficción, pero la ficción es una sombra, bueno más bien no existe.