Aquí había una mujer,
ayer jugaba a cuidar sus muñecas,
ahora busca su cuerpo
entre vidrios y cenizas
de otras, que igual a ella,
no vieron llegar a Dios a tiempo…
Rocío G. Benítez
Finalmente está a la venta Donde una vez tus ojos ahora crecen orquídeas, de Rocío G. Benítez (la autora de esta columna), libro ganador de la primera edición del Premio Iberoamericano de Poesía Minerva Margarita Villarreal, convocado por la Universidad Autónoma de Nuevo León y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.
Los libros se defienden solos. Donde una vez tus ojos… ya hizo lo propio en este certamen. Ahora toca encontrarse de frente con los lectores. Espero que haga eco.
Abajo comparto el link para quien guste conocer la obra completa. Por el momento está disponible el impreso con posibilidad de envío. Y en algunas semanas más estará listo en su versión electrónica (e-book).
Aquí el link: Donde una vez tus ojos ahora crecen orquídeas – Editorial UANL
Aprovechando el comentario de Donde una vez tus ojos… poemario que habla sobre feminicidio, quiero platicar que la semana pasada tuve la oportunidad de hablar vía telefónica con la artista española Julia Martínez, quien días atrás inauguró la muestra fotográfica Nadie hablará de nosotras cuando estemos muertas, en el Centro de Arte Bernardo Quintana Arrioja (CABQA) de la Universidad Autónoma de Querétaro.
Apenas vi el nombre de la exposición, se lo dije a Julia en esa llamada, me impactó. Y de inmediato me metí al Facebook a buscar su perfil y le escribí para solicitar la entrevista.
¿Dónde escuchaste por primera vez la palabra feminicidio? Fue la primera pregunta que le hice. Su respuesta fue aún más impactante. La escuchó en un documental sobre Ciudad Juárez que transmitió la televisión española. En el 2015 visitó a Ciudad Juárez, y ella que es una artista que ha estado en sitios dominados por la Camorra (clan criminal italiano), en la frontera que divide a Corea del Norte con Corea del Sur, y manifestarse en España sobre el terrorismo, sintió que le podía pasar algo estando en Ciudad Juárez, por el ambiente del lugar.
Seis años le llevó encontrar el lenguaje para hacer la exposición. Cuidando la estética para no presentar cuerpos ni rostros. Embelleció la imagen para que la gente se acerque a ver las fotos, porque es claro que eso que incomoda no es visto. La belleza de su obra atrae, y el fondo de la obra revela la ausencia, el dolor, la catástrofe. Eso me hizo recordar que mi libro se sustentó por un verso de Alejandra Pizarnik: “Eso tan terrible lleno de hermosura”.
La charla la cerró Julia platicando que realizó Nadie hablará de nosotras cuando estemos muertas, con la esperanza de que nadie más tenga que retratar hechos similares. Es la esperanza, el anhelo de todas, de que termine el feminicidio en México y en cualquier país. Y que nadie más tenga que preguntar: ¿Cuándo fue la primera vez que escuchaste la palabra feminicidio?
¿Cuándo llegará ese momento? ¿Cuándo terminará esta catástrofe?