No me gusta comprar libros en línea, soy de esas personas que prefieren recorrer una librería y otra, o ir alas ferias hasta encontrar el libro que necesito. Algunas tiendas de libros tienen la opción de compra en línea con entrega a domicilio, pero yo prefiero ir a la librería y hacer el pedido ahí, así tengo un pretexto para volver. Visitar una librería resulta una experiencia asombrosa, nunca sabes lo que te puedes encontrar. Cuando visito una ciudad siempre investigo las librerías que tienen publicaciones locales, porque son libros que no están disponibles en todos lados. Y mi gran anhelo de salir al extranjero, lo confieso, es también comprar libros. Tengo una lista de ciertos países por visitar, con su respectiva lista de libros por comprar en cada sitio.
Pero en tiempos de pandemia se han cancelado las ferias y viajar no es una opción aún. Así que a finales del año pasado decidí hacer una lista de librerías y editoriales independientes, para iniciar mi aventura de compra en línea. Y justo la noche del 23 de diciembre del 2020, hice un pedido en la página de editorial Atrasalante. Mi primera compra de libros en línea.
Ya conocía el trabajo de la editorial, y aunque tenía el plan de encargar un libro en específico, al consultar su catálogo en línea vi varios títulos a los que no me pude negar. Con casi siete libros en la canasta, mi compra se salía del presupuesto fijado y tuve que escoger menos libros. Qué tarea tan difícil. Encargué mi pedido y esperaba que me llegaran como regalo de Reyes Magos. Pero no fue así. Bueno, era entendible por el momento en que hice mi compra, fin de un convulsionado 2020, principios de aún más convulsionado 2021.
Eso de estar escribiendo para consultar el proceso de envío es, creo, lo que me orilla a no comprar en línea. La idea de que se perdió, no se registró, algo desconocido e incontrolable, me aturde. Pero tenía que escribir a la editorial para preguntar sobre mi pedido. Quería mis libros ya. Al siguiente día me enviaron la guía de envío, dos días más pasaron y llegó el mensajero con mi encargo. Recibí el paquete, vi el nombre de Iván Trejo en el remitente y de inmediato se borró al rociar en el sobre una solución con alcohol. Mismo ejercicio que se sigue con todo lo nuevo que llega a casa. Para que se secara dejé el paquete en el patio. Se quedó ahí por varios días más.
A la siguiente semana anunciaron la muerte de Iván, director de la editorial Atrasalante, por complicaciones del Covid-19. El paquete de libros se quedó más días en el patio, luego llegaron al estudio y se quedaron consignados en un rincón, hasta hora me vuelvo a encontrar con ellos. Ya lejos de las malas noticias.
Estos son mis pendientes de los próximos meses:
“Todo lo abierto”, de Ana Isabel Conejo, un libro de poemas intimistas en donde la autora escribe del proceso que vivió con el cáncer.
“Oscura”. Antología poética de Julián Herbert, con selección y prólogo de Luis Jorge Boone.
“Descripción de la mentira”, de Antonio Gamoneda.
“Un hervidero de pájaros marinos”, de María Baranda.
Otro pendiente con Atrasalante, ese apenas lo tendré que comprar, es “A golpe de linterna”, antología de 100 años de cuento mexicano, dedicado a mujeres pioneras, insumisas y exploradoras de la literatura.
