En N´KANGAA, Daniela Pérez Sánchez nos entrega una obra que se erige en la confluencia de la mitología, la denuncia social y el lirismo dramatúrgico. Publicada por Helvética, esta pieza teatral para niños y adolescentes, no sólo da cuenta de la crisis migratoria y la devastación medioambiental en el sur de México y Centroamérica, sino que también nos introduce en los espacios sagrados de la cosmovisión indígena, ofreciendo una historia que oscila entre lo ancestral y lo contemporáneo.
La obra sigue el viaje de Okiín, un niño guerrero del pueblo Nayaa que ha sido elegido como guardián de Khuú, la deidad sagrada de su comunidad. En un mundo donde las sombras fangosas acechan y los hombres con armas devastan la selva del Corinto, Okiín debe proteger a Khuú y llevarla a un lugar seguro, más allá de las fronteras impuestas por los hombres. En su camino, se encuentra con Cirilo, un adolescente sicario, atrapado en la violencia de los grupos que han tomado control de su tierra. La confrontación entre ambos personajes es, en el fondo, un enfrentamiento entre dos realidades: la de quienes resisten desde la espiritualidad y la de aquellos que han sido absorbidos por la brutalidad del sistema.
A pesar de la temática, Pérez Sánchez construye un relato dirigido a infancias y adolescencias, que se nutre de la tradición oral, de las lenguas indígenas y de la poesía dramática. La figura de Toques, un perro guardián espiritual, actúa como un puente entre los distintos planos de la narración, llevando consigo la memoria de los migrantes, los desaparecidos y las víctimas de la violencia. En este sentido, N´KANGAA es también un homenaje a aquellos cuerpos que han sido borrados de la historia, pero cuyas energías siguen habitando los territorios que alguna vez llamaron hogar.
El texto se despliega con una cadencia rítmica, donde los diálogos se entrelazan con los sonidos del viento, los tambores huéhuetl y el eco de los caracoles ceremoniales. La autora no sólo trabaja con la palabra escrita, sino que también esculpe un universo sonoro que evoca la presencia de lo sagrado en la cotidianidad de los personajes. Este recurso dota a la obra de una atmósfera casi onírica, donde lo real y lo mítico se confunden, generando un espacio en el que la historia oficial y la historia espiritual se confrontan y dialogan.
El tema de la migración es el eje central de la pieza, pero Pérez Sánchez lo aborda desde una perspectiva que va más allá de la denuncia. Aquí, migrar no es sólo partir: migrar es resistir. Migrar es también un acto de renovación, de renacimiento. Tras huír de la destrucción de su hogar, Okiín y Khuú buscan un nuevo comienzo, una oportunidad para que la deidad recupere su fuerza y pueda regresar a su pueblo con más poder. La metáfora es clara: la diáspora puede ser dolorosa, pero también puede ser el inicio de una reconstrucción.
Cirilo, por su parte, es el personaje que representa la fractura. Reclutado por los hombres armados, ha sido despojado de su infancia y convertido en una pieza más del engranaje de la violencia. Sin embargo, a lo largo de la obra, su espíritu se ve confrontado por la luz de Okiín y la presencia de Toques. En un momento clave, Cirilo es obligado a tomar una decisión: continuar en el camino de la muerte o recuperar su humanidad. Su transformación es dolorosa, pero también esperanzadora, pues nos recuerda que incluso en los contextos más oscuros, siempre hay una posibilidad de redención.
La dramaturgia de Daniela Pérez Sánchez es profundamente visual. La selva del Corinto cobra vida a través de imágenes potentes: árboles que gimen al ser talados, sombras que se arrastran en el fango, niños que sueñan con ser libres mientras el estruendo de las máquinas los acecha. La autora logra que la naturaleza no sea un telón de fondo y, a la vez, un personaje en sí mismo, con voz y voluntad propia.
El cierre de la obra es un eco de todo lo que se ha narrado. Okiín trasciende, convirtiéndose en guardián de su pueblo desde otra dimensión, mientras Cirilo toma el relevo, cargando con la responsabilidad de proteger a Khuú en su travesía al norte. Toques, testigo de todas las historias, nos deja con una advertencia y una promesa: en el migrar está el horizonte, pero también la memoria de quienes nos precedieron.
N´KANGAA es una obra que conmueve y sacude. Es un testimonio de las violencias estructurales que marcan a los territorios latinoamericanos, pero también es una celebración de la resiliencia, del poder de las historias y de la posibilidad de imaginar un futuro distinto. En un panorama teatral donde la memoria y la resistencia son más necesarias que nunca, el trabajo de Daniela Pérez Sánchez se erige como un recordatorio de que, aun en los caminos más inciertos, la luz puede prevalecer.
N´KANGAA estará disponible en Amazon a partir del 28 de febrero y en presentaciones próximamente.
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