Autoría de 12:54 pm Tec de Monterrey: Investigación transformadora

El efecto Trump en tiempos mundialistas – Alberto Ugarte Ortega

A primera vista, la presidencia de Donald Trump genera tensiones sociales y políticas en muchos círculos deportivos y culturales, tanto por la severidad de algunas posiciones migratorias, como por las controversiales perspectivas hacia algunos grupos en particular.

Pensar en la región de América del Norte es pensar en comercio y migración. En varios momentos, la región ha compartido relaciones intensas y extensas; a pesar del clima político, la región sigue estando fuertemente conectada a nivel social, comparte gastronomía, música, cultura y deporte. En específico, el futbol ha penetrado la cultura deportiva de Estados Unidos desde 1994, año en el que se llevó a cabo el primer mundial de futbol en este país.

Hablar de futbol en EE. UU. en la década de los años 90 era hablar de un proceso de consolidación del deporte en la sociedad estadounidense. Bajo esta lógica, Estados Unidos desarrolló esquemas para fomentar la práctica del futbol, sobre todo en las categorías varoniles. Así, y de forma paulatina, EE. UU. consolidó la Major League Soccer (MLS), incrementando el número de jugadores profesionales en el país y la exportación de talento a otros países.

Después de 30 años, EE. UU. y Norteamérica albergarán una de las fiestas deportivas más icónicas de la historia contemporánea. Con un formato compartido y con un nuevo diseño deportivo, la región tendrá la oportunidad de atraer la atención de millones de personas y potencializar un área de dinamismo deportivo, económico y político. ¿Será esto posible bajo la administración de Trump?

Lo que nos dice la sociología del deporte es que los eventos deportivos han servido históricamente como un bálsamo político en momentos de tensión, pero también como un distractor de problemáticas. Tal fue el caso de los Juegos Olímpicos en Alemania 1936, cuyos fines propagandísticos trascendieron fronteras. Entonces, ¿qué esperar de la Copa del Mundo 2026? A la luz de los eventos recientes, y dada la relevancia global del futbol, ¿cómo entender la organización de un mundial regional? Para responder dichas preguntas de manera parcial podemos mirar la historia.

Desde 1930, el futbol logró consolidar relaciones entre países de varios continentes, con culturas y gobiernos distintos, con el fin de llevar a cabo un evento deportivo global. En sus inicios, la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) se enfrentó a varios problemas, incluidas dos guerras mundiales, el aislacionismo y los cambios ideológicos de aquella época. Hoy, a un año del partido inaugural, el ambiente político entre los tres países organizadores parece poco alentador para muchos aficionados del futbol. El cambio de gobierno en Estados Unidos representó un cambio de discurso sobre la cooperación entre México, Estados Unidos y Canadá, poniendo presión en temas de movilidad de personas y desalentando el intercambio de ideas.

Tanto la FIFA como otros organismos internacionales se acercaron a la administración del presidente Donald Trump para seguir con la agenda pactada con las sedes y distintos actores. El 20 de enero de 2025 el actual presidente de la FIFA visitó la Casa Blanca para conversar con el actual presidente de los EE. UU. sobre algunos temas relacionados con la movilidad de personas y equipos que participarán, ya que por primera ocasión la Copa del Mundo tendrá 48 equipos participantes. Durante la reunión que sostuvieron Gianni Infantino y el presidente Trump, ambos se notaban felices de colaborar en la expansión del futbol en la región. Desde la liga profesional de los EE. UU., grandes inversiones económicas detonaron el reposicionamiento financiero de dicho deporte. Con la decisión de Lionel Messi de jugar con el Inter de Miami, y la creación de nuevas franquicias a partir del uso de las superestrellas como pilares de la creación de identidad, Estados Unidos busca ser visto como una nueva opción para inversionistas del futbol y de otras industrias circundantes, como lo son las telecomunicaciones y el marketing deportivo.

El mundial de futbol es sin duda alguna uno de los eventos más vistos a nivel mundial. En 2022 la FIFA reportó que la audiencia mediática llegó a 5,000 millones de personas, y según la empresa Telemundo en los Estados Unidos la final de la Copa del Mundo de Catar 2022 fue el evento con mayor alcance en la historia de las transmisiones de Copas del Mundo en ese país.

Entonces, ¿qué podemos esperar en términos de relación trilateral? Tanto México como Estados Unidos y Canadá tienen la oportunidad de organizar una Copa del Mundo alejada de los escándalos de corrupción y construir un piso mucho más estable e inclusivo para aquellos que aman el futbol y que, sin importar la nacionalidad, el estatus migratorio o la condición política, las personas puedan celebrar el deporte como una práctica social alcanzable.

El maestro Alberto Ugarte Ortega es director de carrera de la licenciatura en relaciones internacionales en el Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro. Es experto en temas en deporte para el desarrollo y la paz, conflicto y nacionalismo

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Last modified: 2 marzo, 2025
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