DISCURSO DE ACEPTACIÓN DEL PREMIO IBEROAMERICANO MINERVA MARGARITA VILLARREAL: ROCÍO GONZÁLEZ BENÍTEZ
¿Puede el poema decir algo frente a la violenta realidad?, pregunta el poeta queretano Luis Alberto Arellano (1976-2016) al iniciar su breve ensayo “Del orden precario y la violencia masificada”, publicado en el libro Fotogramas del ocio Clase B.
Y él mismo responde: “Ponga el poema frente a una imagen de las múltiples que pueblan nuestro catálogo mexicano reciente (descabezados, cabezas sin cuerpo, hombres semidesnudos colgados de puentes, un largo y vergonzante etcétera). ¿Cómo logramos que el poema, junto a estas imágenes, diga algo? ¿Puede cualquier poema decir algo?»
Entre las certezas que Luis Alberto escribe en este ensayo, enumero:
- El poema debe lanzar su sentido sin esperar (…) la contienda.
- Poema vence por estridencia. Por pura voluntad creadora.
- El poema como exploración de los límites de lo humano.
- El poema como una hazaña.
Recién publicado su libro Plexo, y en espera de que tuviera la misma suerte su poemario Bonzo (en el que refiere algunos hechos de violencia), le pregunté: ¿Por qué seguir escribiendo poesía, ante la crisis económica y la violencia que impera en el país?
Contestó: “Finalmente (escribir poesía) también es una forma de resistencia, es una forma de decir: ESTAMOS AQUÍ Y NO NOS VAMOS”.
Luis siempre planteó la necesidad de tomar postura de lo que está pasando en el país. Y en el caso de la escritura, tomar postura y desplazarlo a la forma estética, “que no sea sólo un libro de denuncia o de literalmente contar los cadáveres. Cuestionarse: ¿para qué se escribe? ¿Y para quién?»
Luis Alberto fue mi maestro. Lo será siempre. Toda mi gratitud para él. Confiaba en mí, más de lo que yo puedo confiar. La publicación de Muina, mi segundo poemario, en gran medida se la debo a él. Me llamó sólo para decirme: “Ya es hora. Te vas a quedar como la gran inédita de tu generación”.
Y así como era generoso en sus regaños, era generoso en sus consejos. No tenía envidias, te acercaba el contacto de editores y promotores de festivales literarios. También presentaba a sus amistades. Una de ellas la escritora Minerva Reynosa, de quien escuché por primera vez el nombre de la poeta Minerva Margarita Villarreal. En aquel entonces el Internet no era lo que es ahora y aun así logré encontrar algunos de sus poemas. Y su nombre se me quedó grabado como una referencia importante.
En la publicación Premio de Poesía Jaime Sabines, Veinte años, aparecen versos de El corazón más secreto, poemario de Minerva Margarita, con el que ganó dicho certamen en 1994. Así se dio mi encuentro directo con su obra.
Tiempo más tarde llegó el encuentro con Las maneras del agua, el libro que le otorgó el Premio Aguascalientes. Un libro hermoso que nuestra la potencia de su voz, su fuerza creadora y sensibilidad que exaltan su canto.
La maestra Minerva Margarita falleció en noviembre del 2019. Y propusieron para este 2020 la creación de una cátedra y un premio literario con su nombre, convocado por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) a través de su Secretaría de Extensión y Cultura, y su Facultad de Filosofía y Letras, contando con el apoyo del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura por medio de la Coordinación Nacional de Literatura.
Al leer la convocatoria por primera vez pensé de inmediato en Eso tan terrible lleno de hermosura, nombre original de mi poemario. Un proyecto que comenzó en el 2018, con apoyo del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) Querétaro, ya sin la guía ni supervisión de mi maestro Arellano, pues él falleció años atrás.
Aunque era un poemario que continué trabajando en varios periodos del 2019, es un trabajo del cual mantenía cierta distancia. Y por mucho tiempo pensé en no publicarlo. Pero el anuncio de la convocatoria de un premio nuevo, era una invitación abierta a que alguien más leyera mis poemas, sin ningún compromiso de por medio.
Entendiendo que los poemas se defienden solos, aproveché la extensión del plazo de recepción de obras para despedirme de Eso tan terrible lleno de hermosura y entregarlo con el nombre Donde una vez tus ojos ahora crecen orquídeas. Y finalmente soltarlo.
La distinción del jurado, integrado por los maestros Mariana Bernárdez, Miguel Covarrubias y Renato Tinajero, dan luz para que el poemario salga de la oscuridad. Y sea lo que tenga que ser. Y provoque lo que tenga que provocar.
Con este reconocimiento me siento agradecida, muy bendecida. Y lo tomo como un aliciente para seguir escribiendo.
Donde una vez tus ojos ahora crecen orquídeas tuvo como detonante un texto periodístico de José Antonio Gurrea Colín, director de EnLaLupa.com, a quien también considero un maestro. Estudié periodismo, y por varios años he renegado del ejercicio, pero la enseñanza de José Antonio me ha devuelto la esperanza de este oficio al que, es cierto, tengo mucho que agradecer. El periodismo me ha mantenido en pie. Y la poesía me da aliento.
Extiendo mi gratitud a Lorena Alcalá Cabrera, por ser maestra y amiga, un ejemplo a seguir. Por sostenerme en los momentos más oscuros.
Va también un agradecimiento a mi amiga Alejandra Segovia, actriz queretana, que a través de su compañía Galatsia Teatro ha dado voz a la esencia femenina. Alejandra protagonizó Lomas de Poleo, obra del dramaturgo Pilo Galindo que testifica desde el escenario los feminicidios de Ciudad Juárez. El desasosiego e incertidumbre de esta obra teatral y su interpretación, también acompañaron el camino de mi poemario.
Gracias también a amigos escritores, a la familia, a mi linaje femenino que honro y bendigo. A las compañeras del Encuentro de Escritoras “Lumbre entre las hojas”, en donde he tenido la oportunidad de en verdad conocerlas, reconocerme en ellas y en su labor.
Gracias a las instituciones que convocaron al premio, y gracias igual por mantenerlo abierto a pesar de la difícil situación que enfrentamos. Es un aliciente el saber de su compromiso con el arte y especialmente con la poesía.
Cierro recitando los versos del poeta queretano Francisco Cervantes Vidal, que los he tomado como mi oración del día: “Dame, Señor, piedad para mí mismo. Y que mi obra te responda”.
Luz eterna a la obra de la maestra Villarreal. Y larga vida al Premio Iberoamericano de Poesía “Minerva Margarita Villarreal”.