Comenzaron los banquetes de cuaresma en San Antonio de la Cal.
El pueblo es árido. Caluroso. Guarda el encanto de ser la sombra de la Peña de Bernal. Forma parte de lo que se conoce como el Valle Sagrado otomí chichimeca.
Iniciada la cuaresma, el pueblo huele a incienso y a tortillas recién hechas. Suena a tamborcillos, cantos y flautas que se confunden con el viento que de vez en cuando despeina a las ministras y mechudos por igual.
Felipe Hernández Castillo es el mayor de la fiesta. Nos recibe con una máscara medio puesta. Es jueves santo y me mezclo con los nativos durante la procesión del santísimo.
Me cuenta que como mayor, su responsabilidad es cuidar el orden durante y después de cada procesión mientras dura la fiesta de cuaresma y semana santa. Al mayor y sus ayudantes les llaman “mechudos”. Usan unas mascaras que simulan rostros diabólicos o maléficos:
Tradicionalmente nos llamamos mechudos. Nosotros representamos al mal.
Judas traicionó a nuestro señor y en él se posesionó el mal. Y representamos ese mal. Nosotros a través de esta máscara, sentimos la angustia, sentimos el dolor, y pedimos perdón porque nosotros representamos a ese que traicionó a dios nuestro señor… El mal siempre está presente en todos lados y más en estos días santos.
La fiesta comienza el primer viernes de cuaresma con lo que los habitantes de San Antonio llaman banquetes o mesas. La gente se organiza y cada viernes ofrecen comida a los visitantes y habitantes. A los mayores, les toca velar porque cada uno de estos banquetes, se desarrollen en paz:
Nuestra misión es ayudar a las personas que van a dar de comer en las mesas. Así las llamamos tradicionalmente en nuestro pueblo. Y así durante los seis viernes de la cuaresma, nos dedicamos a ayudar a las persona, a repartir los alimentos y todo lo que ellos nos pidan.
Llegada la semana mayor, iniciando el lunes santo, el capitán y toda su cuadrilla van a la casa por los mechudos. Felipe como mayor y alguien más como su segundo. Justo en este periodo, comienzan a recoger las garrochas, carrizos adornados con listones de diferentes tamaños y diferentes colores. Y con ese colorido, inician las procesiones y los cantos:
… Vengo a llorar mis pecados
Vamos a hacer penitencia
Toma tu cruz hombre, y vamosNecesitamos primero
Si nuestras culpas lloramos
Que el llanto sea verdadero
Toma tu cruz hombre y vamos.Oh, si todos caminamos
Por este santo camino
Nos dice Jesús divino
Toma tu cruz hombre y vamos.Mira que si a Dios buscamos
Muy pronto lo encontraremos
Es fuerza que meditemos
Toma tu cruz hombre y vamosQué responde pecador
Si diariamente pecamos
Sigue a tu dulce pastor
Toma tu cruz hombre y vamosToma este santo camino
Por donde todos andamos
Nos dice Jesús divino
Toma tu cruz hombre y vamosCon una gran contrición
Quedaremos perdonados
Si quieres la salvación
Toma tu cruz hombre y vamos
Las alabanzas datan de mucho tiempo atrás. En realidad nadie sabe quién las inició. La tradición es oral. No hay nada escrito pero pareciera que el rimo está estudiado y perfectamente acordado.
La mayoría del pueblo conoce la tradición, pero quien tiene la responsabilidad de perpetuarla, son las ministras. Juana Sánchez Sánchez, una de esas ministras, me presume orgullosa que ya son muy pocos los que saben de las alabanzas:
… Ya no hay rezanderos hombres. Anteriormente había grupitos de señores que rezaban y eran ellos los que ayudaban. Ahora no. A los hombres ya no les interesó aprender.
Aquí en San Antonio hay muchos que rezan el rosario, cantos así sencillos… pero para nosotros que nos hemos enseñado sobre todo estos cantos de cuaresma, son muy difíciles. Ya tenemos 22 años participando.
Anteriormente había una señora, que se llama Paula Hernández. Con ella participábamos y cuando ella sintió que ya no podría, nos entregó el libro de alabanzas y nos dijo, ahora les toca a ustedes. Y desde ese entonces, hemos aprendido las actividades de cada uno de los que participamos aquí
En nuestro trabajo ya sabemos lo que nos toca hacer en los cantos. En donde va nuestro canto con la música, porque cantamos al ritmo del violín… El jueves santo, es a ritmo de los violines… El viernes santo, a ritmo de los tamborcitos… Son cantos que no están escritos. Esos cantos se han venido a memoria… No hay un libro, no lo hemos escrito…
Toma tu cruz, hombre y vamos… canta una mujer con una gran cicatriz en la cara, canta la alabanza con los ojos cerrados. Usa un sombrero de estambre rojo y cuando canta, su voz se vuelve un poderoso instrumento. No hay ni violines ni tamborcillos. Es solo su voz que retumba entre las paredes de la casa donde nos reciben.
Las garrochas de colores, se organizan en el atrio de la iglesia. Se preparan para salir. Ninguna mujer carga garrochas, son reservadas para los varones. Las mujeres cantan. Rezan y le explican al padre de la tradición. Eso dice la alabanza: Toma tu cruz, hombre y vamos.
En San Antonio de la Cal, existen 42 Capillas familiares otomí chichimecas en pie y al menos unas 10 semidestruidas por el paso del tiempo. La capilla de Las Moras, es la casa de la Cruz Tolteca, una cruz de piedra que según sus dueños, data del 800 o 900 después de cristo.
La fiesta de semana santa es una mezcla de colores y visiones; de tradiciones indígenas y de penitencias cristianas.
Mayores, mechudos, rezanderos, ministras, incienso, tamborcillos, flautas y violines hacen que el pueblo suene y huela a tradición.
Aquí, la semana santa no duele:
Necesitamos primero
Si nuestras culpas lloramos
Que el llanto sea verdadero
Toma tu cruz hombre y vamos.