Autoría de 10:44 am Luis Octavio Vado - Paradojas

Salida al mandado – Luis Octavio Vado

Hoy fui a hacer mi mandado. Así, como decían mi mamá y mi abuelita, mandado. Otras personas le dicen súper, hacer las compras; creo que sólo mi padre le llamaría hoy bastimento y nadie usaría la expresión vituallas.

En todo caso, fue mi labor sabatina.

Los contagios en Querétaro han subido, y la realidad es que el bicho sigue rondándonos y no hay forma absolutamente segura de evitarlo; si bien parece que la mortalidad se reduce, no podemos negar que cada vez el COVID-19 está más cerca de nosotros.

Así que a usar cubrebocas y careta. Debo decir que no vi a nadie que usara este último implemento, y aun en mi caso, dado que uso lentes, dudo si es necesario, pero no queda sino protegerse lo más posible.

Ya lo sabes, al llegar a la tienda te limpian el carrito con el mismo pedazo de tela que le aplican a todos. No sé si realmente sirva o si, como los trapos de algunas taquerías, sirve esencialmente para repartir los mismos microbios por las mesas.

Los zapatos bien empapados en la solución de la entrada, y a guardar la distancia, lo que implica no sólo estar atento a no guardar demasiada cercanía con otras personas, sino también a alejarse o reclamar educadamente cuando alguien se olvida de la distancia debida; casi siempre vasta una mirada incómoda.

Busco hacer mi recorrido de forma metódica, empezando con la comida de la gatita y terminando con los congelados. La fila en cajas, en las que de nuevo hay que estar atento a las distancias.

Lo más pesado es llegar a la casa y desinfectar todo. Hay que lavarse las manos, desinfectar el teléfono y las llaves, desinfectar las bolsas y luego producto por producto, con una solución clorada, cuidando que nada quede húmedo.

Tal vez siempre debimos hacer las cosas así, con distancia y limpieza; como enfermo de la influenza de 2009, desde ese año (de hecho, antes de enfermarme) uso alcohol en gel de forma metódica, o algún tipo de líquido que sirva para lo mismo. Aun así, reconozco que soy pesimista, pues creo que en realidad muy poco podemos hacer para evitar contagiarnos.

No me queda sino seguir haciendo lo que hago. Mi trabajo privilegia el hacerlo desde casa, pero en ocasiones debo salir a atender compromisos fuera, desde luego en contadas ocasiones; creo que, aún teniendo la vacuna en puerta, faltan unos buenos meses para que esta llegue y me toque la dosis correspondiente.

A vivir, que no hay de otra. Pero con cuidado.

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Last modified: 1 octubre, 2021
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