HISTORIA: JESÚS ARRIAGA /LALUPA.MX
FOTOS: GUILLERMO GONZÁLEZ /LALUPA.MX
Emmanuel Enrique Mosquera Acosta, de 28 años de edad, sonríe cuando dice que se ve en el futuro como un empresario,un empresario próspero. El joven colombiano, avecindado en Querétaro desde hace dos años, está seguro que esta ciudad y el estado son el lugar ideal para llevar a cabo sus sueños.
Ataviado con una filipina gris, Emmanuel atiende un pequeño restaurante donde hace tacos y tortas de cochinita pibil y de lechón, entre otros platillos yucatecos, que aprendió a hacer en el mismo local donde trabaja. Se sienta en un banco y narra que en México tiene cinco años viviendo. Antes radicó en Toluca.
Nací en Cartagena de Indías, viví en Barranquila y en Caracas, pero vine a México en busca de oportunidades, nuevos horizontes; no la pensé dos veces en venir a este país tan reconocido mundialmente por los mariachis, por los tacos, los corridos, su gente. Es muy reconocido y quería conocer México”, indica.
Indica que cuando llegó a México vivió en Toluca durante dos años y medio, pero no vio una ciudad en la que se pudiera progresar, y decidió “moverse” para Querétaro.
“Tengo una hermana acá (en Querétaro) por parte de mi papá que ya tiene 10 años viviendo aquí, y me hablaba que en Querétaro había mucha industria, mucho trabajo, muchas oportunidades, muy bonito. Entonces me vine para acá también para estar más cerca de la familia, y también por las temperaturas. Aquí es un poco cálido, no es tan frío.”
En la capital del Estado de México Emmanuel vendía muebles y colchones, además de hacer figuras de resina de santos, así como máscaras de fibra de vidrio, que iba a vender a la Ciudad de México.
DELICIAS CULINARIAS
Ya en Querétaro trabajó para una empresa dedicada a la venta de gas natural, y en “El 9”, restaurante yucateco, en donde aprendió a cocinar las delicias culinarias de aquel estado del sureste mexicano.
«Me enseñaron a hacer la cochinita, lechón, las salsas con habanero, frijol, entre otras cosas.»
El joven colombiano señala que en su país estudiaba mecánica industrial, profesión que le gustaría ejercer también en México, y aunque su estancia en el país es legal, la falta de documentos hacen que sus opciones de estudio se vean limitadas.
Por otro lado, dice que la gente en Querétaro lo ha tratado muy bien, que no se puede quejar.
“En Querétaro he encontrado buenas personas que me han ayudado, me han echado la mano. Muy buenas personas. Sí, ha habido cosas malas, una que otra, pero más cosas buenas que malas”, subraya.
Precisa que su vida desde que llegó a México y a Querétaro ha cambiado de manera radical, pues aprendió una cultura nueva, se acostumbró a una vida diferente, como a los dichos, a los albures mexicanos, a la comida, a la forma de dialogar con la gente.
“Todo es distinto. Como dicen: Como México no hay dos. Eso lo puedo garantizar”.
Comenta que a lo que más trabajo le costó acostumbrarse fue a la comida, pues a todo le ponen picante, algo totalmente cultural de México. “Hoy lo como sin ningún problema”. Por ello, una de las cosas que le gusta comer más es el mole y la barbacoa.
Agrega que de Colombia extraña todo, el aire, la lluvia, ir a la playa, la gente, jugar futbol con los amigos, sus amigos, “de allá es uno”.
México y Colombia, cada uno en su tiempo, sufrieron y sufren la violencia generada por el tráfico de narcóticos. Emmanuel dice que la sociedad colombiana fue duramente impactada por la violencia, y que influye mucho en las nuevas generaciones, metiendo ideas a los adolescentes, aunque también se genera una idea errónea de la realidad de un país.
Comenta que cuando vivía en Venezuela y la gente sabía que era colombiano le hablaban usando la misma jerga que se usaba en las series sobre narcotraficantes, lo que perpetua la mala imagen del país.
Añade que un país donde predomina la violencia no puede progresar, lo importante para el ser humano es la educación, pero la inversión para educación se usa para combatir al crimen, lo que pasó mucho en Colombia. “No nos enorgullece hablar de eso”.
Enfatiza que hay muchas otras cosas que hace de su país una gran nación. Un ejemplo: Gabriel García Márquez (la madre de Emmanuel es de Aracataca, el mismo pueblo del Gabo). Además del café, la cumbia, Carlos Vives, Shakira, las playas de Cartagena, entre otras bellezas de su país.
“El colombiano es muy abierto, es de muchas risas, de hacer esto, aquello. Es muy alegre, principalmente con los extranjeros, con los mexicanos”.
Aunque su sueño es ir a Europa, concretamente a Madrid, el futuro para Emmanuel está en México. Él se ve viviendo en México. Se ve como un empresario, como un hombre de negocios, pues le gusta dedicarse a eso.
El joven regresa a sus actividades, siempre con una sonrisa. Invita a regresar por los tacos y las tortas de cochinita, para probar lo bueno que las prepara y que le han ganado cierta fama al local.