Autoría de 3:17 pm Historias de la Metrópoli

De Alcanfores a Cambiando Vidas, personas en situación de calle estrenan hogar de transición

CRÓNICA: JESÚS ARRIAGA/LALUPA.MX

FOTOS: CÉSAR GÓMEZ REYNA/LALUPA.MX

Querétaro, 26 de febrero de 2021.- Esta fue una semana especial para los habitantes del centro de servicios para personas en situación de calle ubicado en el parque Alcanfores, pues este miércoles se mudaron al Hogar de Transición Cambiando Vidas, del Municipio de Querétaro, donde tendrán, además de acompañamiento emocional, un lugar más digno para recibir apoyo y reintegrarse a la sociedad.

En la puerta del parque Alcanfores, Juan José Castro espera en su silla de ruedas para abordar uno de los camiones escolares que se usan para llevarlos a las nuevas instalaciones.

Señala que sufre epilepsia, enfermedad para la cual en Alcanfores siempre recibió atención médica y fármacos para su tratamiento. “Siempre se portaron excelente conmigo. Estuve ocho meses. Llegué a los dos días que lo abrieron. Nunca pensé, con esto de la pandemia, que me trataran así, pero estas personas se portaron bien conmigo”.

Originario de la Ciudad de México, indica que su ilusión es comprarse un terreno , construir una casa y quedarse a vivir aquí, por eso vende dulces en la calle, pues actualmente, a sus 62 años, es complicado que le den un empleo formal.

Uno de los empleados del municipio lo llama para que aborde el segundo camión de transporte escolar. Juan acomoda su caja de madera, con una caja de cartón encima, donde lleva su mercancía. Avanza lentamente hacia la unidad. Luego es ayudado a abordar el camión.

Pasados unos minutos, los camiones están listos para partir al nuevo recinto. Adriana Bouchot, directora del Instituto para Prevenir y Erradicar Conductas de Riesgo del municipio de Querétaro, antes de dejar el lugar, junta las manos en el pecho, hace una reverencia y dice: “Gracias, Alcanfores”. Luego, también se marcha del lugar. Es el cierre de una etapa, para el inicio de otra.

El recorrido desde el parque Alcanfores Norte hasta la Casa de Transición, en el cruce de las avenidas Universidad y Tecnológico no lleva más de 10 minutos. Los nuevos habitantes del que era antes el albergue para niños del DIF, son recibidos en la puerta por la funcionaria. Uno a uno bajan de los camiones. Llevan sus cosas en mochilas desgastadas y bolsas de plástico. Les dicen que pasen al patio, que en unos momentos les enseñarán a todos las instalaciones, cuando todos hayan descendido de los camiones.

Pasan por un pasillo y llegan al patio, donde dos canastas de basquetbol son el único mobiliario. Se colocan pegados a la pared, buscando la sombra de los muros y los árboles de los terrenos vecinos.

Abraham Humberto Bravo se recarga en una pared. A su lado hay una guitarra que, dice, aprendió a tocar en Querétaro. Originario de la Ciudad de México, señala que llegó a Querétaro para vivir con sus familiares, aunque sus planes cambiaron.

Indica que estuvo dos meses en Alcanfores. Al igual que Juan, destaca que ha sido tratado bien. Al igual que su compañero, su anhelo es tener una casita donde poder vivir, tener un empleo, practicar la guitarra y vivir de otros aprendizajes artísticos.

Abraham toma la guitarra y toca “Gema”, de Guicho Cisneros. Sus compañeros lo escuchan tocar. Quienes conversaban se detienen o bajan el volumen de sus voces, mientras Abraham interpreta la melodía.

Es momento de recorrer la Casa de Transición. Adriana Bouchot los guía al interior. Huele aún a pintura fresca. Los nuevos habitantes ven con interés los espacios pintados de blanco. Los muros del comedor están decorados con algunos cuadros que llaman la atención de Abraham, el músico del grupo, quien musita algo para él mismo mientras los observa.

En la cocina observan el mobiliario y el área de despensa, que ya cuenta con algunos víveres para consumo de los residentes.

Adriana los conduce a la parte alta, donde están los dormitorios, uno para mujeres y otro para hombres, con regaderas y agua caliente. Una comodidad que apreciarán durante su estadía en el recinto.

A un lado de las escaleras hay un par de sillones y un revistero con algunos libros y revistas, para quienes gusten de la lectura.

Adriana Bouchot explica que no es un albergue, sino un hogar de transición. “Un albergue es un espacio donde las personas entran y salen y están por un día. Mientras que éste es un hogar en transición. Es un programa que tiene una metodología analizada y estudiada que dura seis meses.  El objetivo es trabajar seis meses con las personas, en el aspecto emocional, físico, vinculación al trabajo, capacitación, para que en estos seis meses de trabajo puedan ellos, de manera independiente, reintegrarse a la vida y a la sociedad”, explica.

Precisa que durante los dos primeros meses a las personas en situación de calle se les brinda estabilización emocional, porque por situaciones complicadas en sus vidas terminaron en la calle, rompieron con sus vínculos familiares, ya sea por consumo de drogas, depresión, ansiedad. No se puede trabajar con ellos en otros ámbitos sin antes lograr un equilibrio emocional. “No hay salud física ni en ningún aspecto si no hay una salud emocional. Por eso la prioridad inicial es el trabajo emocional”.

Luego, comienza la etapa de vinculación laboral, además de trabajar en la construcción de nuevos hábitos y disciplinas, siempre con acompañamiento psicológico.

Durante el tiempo que ha estado abierto el centro de servicios, dice, se han tenido casos de éxito, de personas que han logrado reintegrarse a la vida productiva, que salieron de Alcanfores con un empleo y empezaron una nueva vida.

Si luego de seis meses hay recaídas de los habitantes, se tiene contemplado nuevamente el acompañamiento, aunque la comunidad hace vínculos tan estrechos que entre ellos mismos se alientan y se animan a salir adelante.

“Es importante que la gente lo sepa, lo vea y lo valore. No son delincuentes, flojos, que no quieren hacer nada. Son personas que necesitan de nuestra mirada, de nuestro acompañamiento y es la visión humanista de este gobierno, que me queda claro que hoy queda más que evidente”, precisa.

El Hogar de Transición puede hospedar a 26 mujeres y 26 hombres. De igual forma puede hospedar a niños, incluso familias, como fue el caso en Alcanfores, en donde la pandemia y la crisis económica que causó afectó a familias enteras que de un día a otro se vieron viviendo en la calle. “Este espacio está para poder acompañarlos a una reintegración”, destaca.

Detrás de Adriana, se encuentra Erica Argentina Cruz Leyva. Originaria de Reynosa, Tamaulipas, carga en sus brazos a su hija, Erica, la más joven de la Casa de Transición, y quien nació en la Ciudad de México, de donde llegaron ambas mujeres.

Erica, mamá, no se separa de una bolsa que lleva y de una computadora que muestra algunos golpes en la carcasa. Comenta que llegó hace cuatro meses a Alcanfores, gracias al apoyo de elementos de la policía municipal, quienes le dijeron donde podía encontrar un lugar seguro para ella y su hija.

El nuevo lugar le gusta a Erica. “Me gusta el techo blanco. Significa paz, tranquilidad. Es algo de dentro de uno, para sentirse plenamente tranquilo”.

Dice que le gusta cocinar, preparar la comida. Le gustaría trabajar en un restaurante, en la cocina, preparando alimentos. Sonríe, mientras dice que lo suyo es la cocina. “Cuando tengo todo para preparar la comida, hago maravillas”, enfatiza. Un empleo en un restaurante sería algo bueno para ella y su bebé, puntualiza.

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Last modified: 2 octubre, 2021
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